A la Isla de la Juventud le queda un solo medio de transporte en servicio y se llama ‘Perseverancia’
Los catamaranes 'Río Júcaro' y 'Río Las Casas' han llegado al límite de sus “períodos de agua”
La Habana/“¿Aislada la Isla de la Juventud?”. La pregunta del ministro de Transporte este miércoles, más que a duda, sonaba a chiste. La situación, sin embargo, es seria y el propio Eduardo Rodríguez Dávila lo diagnosticaba: el avión que cubre la ruta La Habana-Nueva Gerona está fuera de servicio por problemas técnicos; los catamaranes Río Júcaro y Río Las Casas –usados en el circuito Batabanó-Nueva Gerona-Cayo Largo del Sur– están en reparación, y el ferry Perseverancia, el único que opera, es sobreexplotado.
El panorama es el de un colapso inminente, y Rodríguez Dávila lo reconoció en su muy activo perfil de Facebook. En su mensaje, señaló que los catamaranes superan ya los 20 años de explotación y han llegado al límite de sus “períodos de agua” –el tiempo de vida normal que el barco puede navegar– con una grave falta de mantenimiento. La culpa, justificó, la tiene “la no disponibilidad oportuna de divisas convertibles para la adquisición de los materiales, insumos y piezas básicas”.
Actualmente –dijo– se labora a toda máquina en la reparación del catamarán Río Las Casas, que salió de servicio el día 10 de agosto y, “de lograrse su restablecimiento, podría retornar al tráfico con limitaciones”. La situación es aún más compleja, pues solo una vez que terminen de arreglar esta embarcación comenzarán las labores con el Río Júcaro.
El panorama es el de un colapso inminente, y Rodríguez Dávila lo reconoció en su muy activo perfil de Facebook
Inutilizadas esas embarcaciones, y sin vuelos al territorio, el ferry Perseverancia –que inició operaciones un año después de que fue anunciado con bombo y platillos– es ahora el único medio para la transportación de pasajeros desde el pasado 11 de agosto. El ministro alertó de que el barco se está sobreexplotando y pidió “extremar los cuidados en su funcionamiento”. El boleto, que ronda los 200 pesos, es caro para quienes deben viajar con frecuencia y es otra de las limitantes del transporte.
Además, el ferry, construido en 2018 en “algún lugar de Asia” –que las autoridades no especificaron– y que fue comprado por la Isla por un importe “millonario” a un desconocido fabricante, trabajará dos años y medio antes de ser llevado a mantenimiento, una fecha que aún se ve lejana, si se toma en cuenta que su primer viaje de prueba fue en julio de 2023, pero que, con la carga de trabajo que suma a cuestas, podría acelerar ese proceso y dejar sin medio de transporte a los habitantes del municipio especial.
Otro de los problemas que enfrenta el transporte en la zona es que el ferry no puede atracar en Cayo Largo del Sur, pues tiene un mayor calado que el permitido. Además, el Perseverancia ya presenta algunos problemas con los equipos de climatización, de acuerdo con la internauta Sheila Pray, quien respondió al post del ministro asegurando que “en estos momentos tan calurosos es desesperante la travesía Batabanó-Gerona”.
Otro de los problemas que enfrenta el transporte en la zona es que el ferry no puede atracar en Cayo Largo del Sur, pues tiene un mayor calado que el permitido
Si bien muchos comentarios agradecen a Rodríguez Dávila su análisis –su interacción en Facebook le ha dado una popularidad de la que carecen sus compañeros en el Consejo de Ministros–, otros fueron críticos con la incomunicación de la Isla de la Juventud. “Hoy vivimos con susto de clima, de roturas, de un ‘creo’ o un ‘ojalá’ y eso sin contar los desmanes de la calidad en los servicios de atención al viajero que dista mucho de los esfuerzos para resolver la situación”, comentaba el usuario Oscar Arteaga.
“También somos seres humanos y desgraciadamente la geografía no nos ayudó y el Gobierno nunca hizo nada por hacer una vía; cómo se hizo en la Cayería Norte”, denunciaba la usuaria Damaris Ramos.
Para muchos otros, la solución para salir de la crisis es obvia: dejar que varias “compañías particulares o extranjeras” se ocupen de dar vida a una ruta que, tradicionalmente, ha tenido grandes dificultades para funcionar.