El jueves que llegó Sánchez
El oficialismo concede escasa visibilidad a una visita que, en términos económicos, le es muy beneficiosa al Gobierno
La Habana/El jueves en que el avión del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aterrizó en Cuba comenzó como cualquier otro día. Los periódicos nacionales reprodujeron extensos homenajes al fallecido líder Fidel Castro, las farmacias amanecieron con largas colas y en los mercados agrícolas la carne de cerdo alcanzó los 55 pesos cubanos por cada libra, dos días del salario de un trabajador estatal.
Una breve nota en el diario oficial Granma anunció que Sánchez llegaba a la Isla en visita oficial y en los centros de comunidades españolas que salpican la geografía nacional, los descendientes de vascos, gallegos y asturianos convirtieron el viaje en el tema principal de la conversación. Si en algunos lugares se hablaba intensamente del tema, en amplios sectores sociales que no ven la televisión ni leen la prensa oficial, el viaje apenas ha trascendido.
El tema de Sánchez solo se mencionaba este jueves vinculado a una deseada modificación de la llamada Ley de Nietos
En la calle Monte, una arteria habanera abarrotada de vendedores informales y viejos comercios devenidos en almacenes o tiendas en pesos convertibles, el tema de Sánchez solo se mencionaba este jueves vinculado a una deseada modificación de la llamada Ley de Nietos que permita solicitar la nacionalidad española a los que quedaron fuera con la norma anterior.
Lourdes, una trabajadora por cuenta propia que gestiona un pequeño mostrador con estropajos para fregar, coladores plásticos y otros enseres de cocina ve la llegada de Sánchez como "una oportunidad para que vuelvan a abrir a los descendientes de españoles para hacer los trámites de la nacionalidad". La vendedora asegura que no quiere emigrar "sino usar el pasaporte para viajar a comprar productos a Panamá y México".
Los cubañoles son el bloque mayor de viajeros que hacen las veces de mulas, los cubanos que se dedican a importar a la Isla mercancías que escasean en las redes de comercio estatales. "Un pasaporte español le cambia la vida a cualquiera", precisa Lourdes.
Si bien la noticia de la llegada del mandatario estuvo entre los titulares destacados del noticiero de la noche, en el primer resumen informativo del viernes, la presencia de Sánchez debió esperar a que se emitieran noticias sobre la reforma constitucional, el regreso de los médicos cubanos de Brasil y el parte meteorológico. En la estudiada "gramática" comunicativa oficial, todo parece diseñado para restar importancia a la visita.
Para los agudos ojos de los televidentes no pasó desapercibido tampoco que a los pies de la escalerilla del avión no esperaba a Sánchez su contraparte, el presidente del Consejo de Estado, Miguel Díaz-Canel
Para los agudos ojos de los televidentes no pasó desapercibido tampoco que a los pies de la escalerilla del avión no esperaba a Sánchez su contraparte, el presidente del Consejo de Estado, Miguel Díaz-Canel. En lugar del gobernante, el español fue recibido a su llegada a La Habana por el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Rogelio Sierra, quien lo acompañó a colocar una ofrenda floral a la imagen de José Martí en la Plaza de la Revolución.
Sánchez ha precisado que su presencia es la avanzadilla para una posible visita de los reyes de España a la Isla en el marco de los 500 años de La Habana que se conmemoran en noviembre de 2019. Un anuncio que no ha escapado del agudo humor popular.
"Qué se apuren porque a ritmo que va el deterioro de esta ciudad va y solo encuentran ruinas", exageraba un participante de la peña deportiva La Esquina Caliente en el Parque Central, un lugar por el que pasará Sánchez camino hacia el Palacio de los Capitanes Generales donde este viernes hará entrega de la silla del general Antonio Maceo.
Un gesto de connotaciones históricas que ha sido incluido en una agenda en la que el Ejecutivo español ha preferido no reunirse con la oposición cubana argumentando que ningún dirigente político europeo lo ha hecho y que no se trataba de hacer gestos, sino ser eficaces. Sánchez y Díaz-Canel firmaron un memorandum por el que los dos países se comprometen a contactos políticos anuales en los que hablar, entre otras cosas, de los derechos humanos.
Sánchez y Díaz-Canel firmaron un memorandum por el que los dos países se comprometen a contactos políticos anuales en los que hablar, entre otras cosas, de los derechos humanos
En lugar de los disidentes, Sánchez ha preferido reunirse con descendientes de españoles en los jardines de la residencia del embajador en La Habana. Entre los invitados destacan el laico y editor de Cuba Posible Roberto Veiga, un moderado que es visto por las zonas más radicales de la oposición como light y por los voceros del oficialismo como un "enemigo". En el contexto del encuentro de este viernes será la figura más política que ha sido citada.
Otros, que no han sido invitados, aprovechan las nuevas tecnologías para enviar a Sánchez sus opiniones sobre la situación que se vive en la Isla. Como el caso del exprisionero político Librado Linares, quien ha dirigido una extensa misiva al mandatario español en la que aprovecha para denunciar que parte del texto de reforma de la Constitución incluye artículos que fomentan la "discriminación por motivos políticos y filosóficos", además de entregar "una patente de corso a los 'revolucionarios' para que cometan desmanes contra el otro: actos de repudios, asalto a las viviendas, golpizas, ofensas y demás".
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