Los olvidados de la Revolución

La Habana/Con la ropa raída y sucia, desaliñada y maloliente, una mujer escarbaba entre la basura este miércoles en un contenedor de la calle Neptuno, esquina Infanta, en Centro Habana. No es la única indigente del lugar, donde de día y de noche, merodean figuras lentas, arrastrando los pies, en busca de limosna o migajas.

Algunos de ellos duermen en un portal frente a la clínica veterinaria de Carlos III, otros afuera de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen. "Nadie hace nada por ellos, deberían recogerlos y llevarlos a un hogar o institución de salud donde los puedan atender", dice el encargado de la limpieza del portal del templo, que cuenta que los mendigos hacen sus necesidades ahí mismo. "Todos los días en la mañana, lo que tengo que limpiar de orina y excrementos es mucho", lamenta.

El hombre, a la vez, se compadece, especialmente estos días, que los meteorólogos anuncian un marcado descenso en los termómetros a partir del día 29 de enero: "¿Con qué van a taparse?".

Cada vez es más común observar a pordioseros durmiendo en una acera o en el banco de un parque, que venden objetos recolectados en la basura en las concurridas calles de Centro Habana, o que limpian parabrisas en los semáforos y piden limosnas.

Durante más de 60 años, el régimen cubano se ha jactado de que "la Revolución no deja a nadie desamparado". Estos ciudadanos, apartados de la sociedad por alcoholismo, por enfermedad mental o por extrema pobreza, son víctimas de la indiferencia de las autoridades.

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