Lejos quedan los tiempos cuando un platillo volador llegó a la Ciudad Deportiva en La Habana

El deteriorado complejo se ha convertido en una metáfora del estado del deporte en la Isla

El agua estancada ha tomado una coloración verde en el interior de las piscinas.
El agua estancada ha tomado una coloración verde en el interior de las piscinas. / 14ymedio
José Lassa

09 de febrero 2025 - 13:22

La Habana/Con forma de platillo volador o de pan con hamburguesa, la Ciudad Deportiva de La Habana no solo es una de las más importantes joyas arquitectónicas de la ciudad sino, sobre todo, el sitio donde han ocurrido trepidantes acontecimientos como las finales de numerosos campeonatos y el único concierto de los Rolling Stones en Cuba. 

Ubicado en una zona de confluencia de varios barrios capitalinos, el gran complejo, inaugurado en 1958, se ha convertido en una metáfora del estado del deporte en la Isla. Las áreas de entrenamiento, la pista de carrera, las canchas bajo techo y, especialmente, las piscinas piden a gritos un proceso de profunda renovación que les devuelva su esplendor y su papel en la formación de jóvenes atletas.

El agua estancada ha tomado una coloración verde en el interior de las piscinas, una de dimensión olímpica y la otra para practicar clavados. Las paredes interiores agrietadas y despintadas rivalizan en daños con las gradas donde antes bullía el público, gritaba o aplaudía mientras sus atletas preferidos braceaban. Ahora un salidero ha anegado parte de la zona de los asientos de la que sale, además, un olor nauseabundo.

Hay cinco canchas para practicar baloncesto, pero de los diez aros con los que deben contar apenas quedan tres.
Hay cinco canchas para practicar baloncesto, pero de los diez aros con los que deben contar apenas quedan tres. / 14ymedio

Pegado al área de piscinas se extienden cinco canchas para practicar baloncesto, pero de los diez aros con los que deben contar apenas quedan tres. Uno de los terrenos de juego también está afectado por las aguas residuales que le han dado un aspecto a medio camino entre un pantano y un vertedero donde se acumulan todo tipo de residuos. 

Una de las canastas que se mantenía en su lugar se desplomó hace unos días y un entrenador con sus estudiantes se ocuparon de colocarla nuevamente, a sabiendas de que los empleados de la Ciudad Deportiva no iban a ocuparse de la reparación. Los funcionarios del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), ubicado en el complejo, parecen indiferentes ante la ruina que se extiende a su alrededor.

A la entrada del Inder, con frecuencia los entrenadores y sus alumnos se paran para “capturar” al presidente de esa entidad oficial, Osvaldo Vento. Solo después de insistir mucho y denunciar el deterioro de las áreas, el funcionario accede a enviar algunos trabajadores para evaluar un aro caído, una zona de carreras llena de hierbas o las aguas albañales que se acumulan en parte de los terrenos. La mayoría de las veces apenas se hace un “remiendo momentáneo”, denuncia un profesor de baloncesto. 

Los vecinos evitan la zona de noche porque sus múltiples huecos en la cerca y la falta de vigilancia la convierten en un área peligrosa. Durante el día, llegan algunos residentes del Cerro o Nuevo Vedado a correr, hacer calistenia o simplemente atravesar el complejo para cortar camino hacia su destino. El cruce hay que hacerlo con cuidado, porque los huecos y la hierba alta pueden deparar sorpresas.

Los vecinos evitan la zona de noche porque sus múltiples huecos en la cerca y la falta de vigilancia la convierten en un área peligrosa.
Los vecinos evitan la zona de noche porque sus múltiples huecos en la cerca y la falta de vigilancia la convierten en un área peligrosa. / 14ymedio

Su estado actual no sorprende a nadie. Desde su creación, la Ciudad Deportiva solo ha recibido dos reparaciones capitales. La primera, con vistas a los Juegos Panamericanos de 1991 en la capital cubana, y la segunda, como parte de las actividades por el 500 aniversario de la Villa de San Cristóbal de la Habana. Cinco años después de aquel cumpleaños, han aflorado las grietas de una renovación que tuvo más de pintura superficial que de intervención profunda. 

En el recuerdo, eso sí, quedan algunas historias de su pasado. Como aquella jornada del 28 de diciembre de 1954, un Día de los Inocentes, cuando la picaresca cubana se explayó en los terrenos donde se construía entonces la Ciudad Deportiva. Probablemente influenciados por el impacto arrasador de la Guerra de los Mundos de H. G. Welles, se corrió el rumor –reforzado por las noticias que difundía la prensa nacional– del aterrizaje en las inmediaciones de un platillo volador. 

Miles de curiosos llegaron hasta el lugar, se habló incluso de movilizar al Ejército y, finalmente, del interior del artefacto salieron, disfrazados de marcianos, varios famosos actores y cantantes cubanos, entre ellos la popular Rosita Fornés. El “contacto cercano” con los habaneros estuvo acompañado por una pieza musical que aseguraba: “Los marcianos llegaron ya / Y llegaron bailando chachachá”, compuesta por Rosendo Ruiz.

Han pasado 70 años desde ese día memorable y no se han cumplido las promesas de hacer de esa zona un área moderna, con infraestructura de punta. Tampoco están el público entusiasta y las miles de voces que una vez colmaron los predios de la Ciudad Deportiva. 

Uno de los terrenos de juego también está afectado por las aguas residuales.
Uno de los terrenos de juego también está afectado por las aguas residuales. / 14ymedio

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