La Ley de Cine a la espera de respuesta institucional
La Habana/Las urgencias del cine cubano cobraron voz este sábado en una reunión del grupo G-20, que reúne numerosos artistas y productores. Durante el encuentro, en el Centro Cultural Fresa y Chocolate de La Habana, los participantes aprobaron por unanimidad el documento Hacia una nueva Ley de Cine y expresaron su preocupación ante la lentitud de las instituciones para legislar en el sector de la creación y de la distribución cinematográficas.
Asistieron tanto Roberto Smith, director del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), como Juan Carlos Cremata, cineasta y director de teatro quien recientemente ha sido víctima de la censura institucional.
Los temas más candentes fueron la morosidad institucional para dar respuesta a la exigencia de una nueva ley en el sector, el espinoso terreno del financiamiento y la censura contra películas o creadores. Un complejo panorama en el que aparece atrapada la producción cinematográfica cubana en la actualidad.
Los temas más candentes fueron la morosidad institucional para dar respuesta a la exigencia de una nueva ley, el financiamiento y la censura
La productora Lía Rodríguez expuso el documento sobre la propuesta de una nueva ley pero no pudo contestar a todas las inquietudes y señalamientos de los presentes ante la falta de transparencia institucional. Roberto Smith abordó el papel que corresponde al ICAIC pero confesó sentirse incómodo por tener que “repetir las mismas palabras de aliento” que en ocasiones anteriores. La productora independiente Claudia Calviño propuso poner una fecha tope para recibir la respuesta que se espera de quienes “tienen el poder para decidir” sobre la implementación de la nueva ley.
Durante el encuentro se percibió el agotamiento de numerosos creadores y productores ante la falta de progreso de la iniciativa. El cineasta Kiki Álvarez habló sobre los prejuicios que todavía existen en torno al G-20 y recalcó que “esta es una lucha complicada”. Además manifestó su molestia de que el grupo sea visto por un lado como “disidentes” y por otro como miembros de la Seguridad del Estado o el G2 cubano.
Álvarez apuntó la evolución positiva en el trato que han recibido, como grupo, de algunas instituciones como el ICAIC, mientras que entidades como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) se mantienen indiferentes al asunto.
El crítico de cine Gustavo Arcos señaló que el documento no menciona el tema de las escuelas de cine en el país. Además, apuntó que se necesita un compromiso de la industria para la exhibición de todo el cine nacional, con el objetivo de evitar que se deje de proyectar un filme porque su contenido “le pueda parecer ofensivo a alguien”.
Arcos también mencionó la importancia de incluir en el texto a la empresa privada como posible inversionista en el cine. La ley no contempla esta posibilidad actualmente pero la situación será diferente “de aquí a tres o cuatros años” y habrá que tomar en cuenta esta evolución, dijo el crítico de cine.
Roberto Smith habló también de la necesidad de “nuevos mecanismos de financiamiento para el cine” y de crear un Fondo de Fomento según el modelo de países como Brasil o Argentina.
"Los hechos desgraciadamente demuestran que los artistas han ofrecido un Trato y el Gobierno les ha devuelto un Truco”
En un texto que hizo circular con posterioridad bajo el título Ley de Cine: Truco o Trato, Gustavo Arcos aseguró que “los cineastas acaban de ofrecerle nuevamente a la dirección del país, un voto de confianza, una propuesta transparente, una mano tendida al diálogo y la concertación”. Sin embargo, considera que “la osadía de tomar la iniciativa y reunirse sin que nadie les dé la orden, ha de ser castigada. Los hechos desgraciadamente demuestran que los artistas han ofrecido un Trato y el Gobierno les ha devuelto un Truco”.
Luego de evocar la censura hace 25 años contra la película de Daniel Díaz Torres, Alicia en el pueblo Maravillas, Fernando Pérez lamentó los prejuicios hacia el sector: todavía "en determinadas instancias no gusta el cine que hacemos".
Daysi Granados abordó el tema desde la óptica de los actores, quienes también buscan beneficiarse con una ley de cine que reconozca y proteja jurídicamente su trabajo. La reconocida actriz defendió apasionadamente su decisión de quedarse en Cuba, pero manifestó su molestia porque muchas veces se da prioridad a los “que vienen de afuera” y no “a los que estamos aquí”.
En la reunión participaron también Luciano Castillo, Iván Giroud, Eslinda Núñez, Carlos Lechuga, Eduardo del Llano, Lourdes de los Santos, Irela Bravo, Néstor Jiménez y Luisa María Jiménez.
En la próxima asamblea se discutirá la carta de Enrique Colina, Sobre la censura y sus demonios, que aborda la censura a la obra de Cremata El Rey se muere y la posterior cancelación de su contrato como director de teatro.