La librería Alma Mater en La Habana naufraga en aguas albañales
El local se encuentra cerrado desde hace semanas por la rotura de una tubería
La Habana/Una mujer con un bebé en brazos baja del portal y camina por la acera de puntillas en la esquina de Infanta y San Lázaro en La Habana. Sin dejar de mirar al suelo, la joven trata de no ensuciarse con las aguas albañales que desde hace semanas brotan del interior de la librería Alma Mater, cerrada al público por la pestilente inundación.
Del local, con una oferta editorial centrada en la bibliografía universitaria, los manuales de historia, filosofía y sociología, sale un líquido oscuro que se desborda por la puerta y alcanza el hermoso piso de granito, con figuras onduladas, que está frente a su entrada. Los transeúntes apuran el paso y se aprietan la mascarilla al pasar.
La escena no es nueva. La librería ha sufrido a lo largo de los años varios cierres por el deterioro en que se encuentra el sistema de drenaje del edificio de apartamentos donde está enclavada. La última reparación terminó en octubre del año pasado, pero pocos meses después de su reapertura, el local ha tenido que volver a cerrar.
"No se puede estar parado aquí por los malos olores", se queja una clienta del correo, ubicado a varios metros de la librería, y cuya cola tradicionalmente se hacía en el portal pero ha debido cambiarse de lugar debido al hedor
"No se puede estar parado aquí por los malos olores", se queja una clienta del correo, ubicado a varios metros de la librería, y cuya cola tradicionalmente se hacía en el portal pero ha debido cambiarse de lugar debido al hedor. "Toda esta infección se la lleva uno para la casa", lamenta otro usuario de la cercana oficina que ha venido a comprar unos sellos de timbre.
Un cartel de "cerrado" se lee en la puerta de Alma Mater, aunque justo encima sigue escrito su antiguo horario de apertura: de lunes a viernes y a media jornada los sábados. En las vidrieras, sucias y cubiertas con pedazos de papel de estraza, se ve un desteñido afiche con el rostro de José Martí, que curiosamente tiene la mirada dirigida justo hacia la zona más inundada del portal.
Desde afuera se puede escuchar el sonido de las aguas negras cayendo dentro del local. El filtrado ha destruido la mayor parte del falso techo y algunos trozos están en el suelo. Sin embargo, en la página de Facebook de la librería no se menciona su actual estado, y solo se muestran imágenes pasadas de su acervo editorial, donde abundan los libros sobre Fidel Castro y Ernesto Guevara.
Una empleada del lugar detalla a 14ymedio que el almacén ubicado en el sótano está inundado. "Se han hecho gestiones por parte de los trabajadores para que saquen esa agua de allí, pero han sido infructuosas hasta ahora", lamenta la trabajadora. "No entiendo por qué no vienen con un motor para extraerla, la situación se puede convertir en un problema serio de salud".
Los residentes del edificio se hallan desesperados. El mal olor se extiende por toda el área y sienten que viven una "maldición cíclica", con roturas similares cada cierto tiempo. A inicios del año pasado, un vecino trató de resolver una tupición en su apartamento metiendo una barra de metal por las tuberías y terminó haciendo una rotura que también obligó a evacuar la librería. La actual avería la achacan al mal estado de la infraestructura y la falta de mantenimiento del inmueble, pero nunca se sabe en un bloque con decenas de vecinos.
Donde hoy se encuentra la maltratada librería se hallaba la famosa tienda Lámparas Quesada, un símbolo de La Habana de mediados de siglo pasado, donde se ofertaban electrodomésticos y otras decoraciones para el hogar
Donde hoy se encuentra la maltratada librería se hallaba la famosa tienda Lámparas Quesada, un símbolo de La Habana de mediados de siglo pasado, donde se ofertaban electrodomésticos y otras decoraciones para el hogar. La firma llegó a tener filiales en varios países de América Latina y fue nacionalizada tras el triunfo revolucionario.
Pero más allá de su vida comercial, la ubicación de esta esquina la convirtió en uno de los puntos emblemáticos de la capital cubana, rodeada de negocios y opciones gastronómicas, en la frontera entre el glamuroso barrio de El Vedado y la popular y bulliciosa Centro Habana. Hasta el más famoso vagabundo de la historia cubana, el Caballero de París, frecuentaba el portal que hoy se ha vuelto intransitable por la peste.
Después de un largo tiempo de abandono, en 2013 se inauguró en el local el centro cultural Alma Mater, que contaba con un salón de navegación por la intranet en el mezzanine y una pequeña sala para eventos y conferencias. En sus inicios se podían encontrar volúmenes interesantes en el piso de la librería, pero con el paso del tiempo los excesos ideológicos y los panfletos políticos cubrieron sus estantes.
La decadencia siguió su curso y el comercio pasó a vender artesanías de pésima factura y ropa con consignas oficialistas. Y luego llegaron, una y otra vez, las inundaciones. A veces obligaban a cerrar por unos días, después fueron semanas que se convirtieron en meses sin servicio al público. El naufragio de la librería Alma Mater ha sido largo y angustioso, y la culpa no debe ir solo a la cuenta de las aguas albañales.
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