Lis Cuesta reconoce que la mitad de los eventos culturales que celebra Cuba no son rentables

La Isla pasó de realizar hasta 2.000 actividades a apenas 230 en la actualidad

También estuvieron en el programa el viceministro de Cultura, Fernando León Jacomino, y Michel Torres, director de Con Filo.
También estuvieron en el programa el viceministro de Cultura, Fernando León Jacomino, y Michel Torres, director de Con Filo. / Captura/Cuadrando la Caja
14ymedio

18 de febrero 2025 - 15:49

La Habana/El negociado de la esposa de Miguel Díaz-Canel, Lis Cuesta, se viene abajo. Encargada del “mundo de los eventos” de alta gama relacionados con el turismo, y otros cargos que ha acumulado en los últimos años –nunca antes de ser "primera dama"–, apareció el fin de semana en el programa televisivo Cuadrando la Caja para exponer los problemas de su sector. Según declaró, la Isla en algún momento fue “el quinto destino en eventos del mundo”, con hasta 2.000 actividades pero ahora solo cuenta con 230 de las que solo unas pocas son sostenibles.

Invitada por la anfitriona del programa, Marxlenin Pérez, para discutir sobre “la economía de la cultura en Cuba”, Cuesta tuvo de panelistas acompañantes al viceministro de Cultura, Fernando León Jacomino, y a Michel Torres, director del programa de propaganda Con Filo, a quien presentaron por su cargo como directivo del grupo editorial Nuevo Milenio. 

Tras una breve intervención del viceministro, Cuesta finalmente habló de lo que considera su “mundo de trabajo”, aunque no ofreció apenas datos concretos de los eventos que gestiona, pero lamentó que la cultura se encuentra en un momento difícil.

“La relación con el turismo y el mundo de los eventos tiene mucha tela por donde cortar y mucha potencialidad aún por explotar”, dijo la también profesora del Instituto Superior de Arte (ISA) que, sin embargo, reconoció que en la Isla estos espacios han ido en picada en los últimos años. 

Antes de la pandemia, aseguró, en Cuba se realizaban una gran cantidad de actividades. “Hemos tenido que reducir nuestro catálogo de eventos buscando calidad, pertinencia, objetividad, mirando aquellos fenómenos que realmente nos afectan. Hoy nos hemos quedado en 230 eventos. ¿Cuántos de ellos son sostenibles económicamente? Menos de la mitad”, dijo.

El programa se condensa en una cuestión: “¿Los eventos culturales son una fuente de derroche?”

Con la pregunta, Cuesta dio el pie forzado para iniciar el verdadero debate, que el programa condensa en una cuestión: “¿Los eventos culturales son una fuente de derroche?”. Los panelistas contestaron que no, pero la realidad de la que conversaron indica lo contrario.

No solo los eventos que han logrado sobrevivir a la debacle económica están en su mayoría dirigidos a un público extranjero –el Festival Jazz Plaza, del Habano, de Ballet, entre otros–, sino que los pensados para los cubanos se mantienen por temor a la reacción popular. “Dígale al pueblo de Santiago que usted le va a quitar el Festival del Caribe por la situación energética, a ver qué pasa. No lo puede quitar”, alega Cuesta, que atribuye la decisión de mantener esas actividades a la vocación cultural de la Revolución. “La cultura no va a ser mercancía”, y a continuación matiza: “pero tiene que ser sostenible”.

Para lograrlo, León Jacomino dice tener un plan. “Es necesario, por ejemplo, que no pague lo mismo por entrar al Museo Hemingway un cubano que vive en la comunidad de al lado que un extranjero, porque nos hace falta que ese extranjero nos deje la divisa”, propone, un esquema que ya se implementó durante más de 20 años desde la dolarización de la economía hasta la desaparición del peso convertible en 2021, cuando los nacionales pagaban en pesos y los extranjeros en divisas. 

El funcionario recordó que muchos de los espacios culturales de la Isla están subsidiados por el Estado y, aunque lo considera una oportunidad para que los cubanos accedan a ellos sin pagar precios elevados, piensa que en el proceso se pierden oportunidades de obtener moneda dura. “Al espectáculo de ballet tiene que entrar el público cubano que lo tiene que pagar a un precio módico, y tiene que entrar el turista, que está acostumbrado a verlo en Europa pagando 200, 300 y 400 dólares por una función que muchas veces no puede entrar a ver. Y ahí se tiene que hacer una diferenciación”, explica.

Según Cuesta, respaldar la Feria es casi una obligación porque “Cuba es de los pocos países donde todavía hoy se hacen enormes colas para comprar libros”

No hacerlo, añade, “sería suicida sobre todo cuando necesitamos que esos ingresos se reviertan en la propia cultura”.

La Feria Internacional del Libro de La Habana, que inició este fin de semana coincidiendo con las medidas de ahorro que decretó el Estado –y que contemplaban la suspensión de cualquier actividad no esencial para la economía–, fue otro tema de debate en Cuadrando la Caja.

Según Cuesta, respaldar la Feria es casi una obligación porque “Cuba es de los pocos países donde todavía hoy se hacen enormes colas para comprar libros”. “Yo tengo un sobrino adolescente y toda la familia aporta su economía para que pueda ir a La Cabaña”, asegura, pero admite: “Tenemos que aspirar a bajar nuestro colchón editorial, a publicar todo lo que queremos, hay que saber a cuánto está el precio del papel en el mercado internacional”. 

Para los panelistas, la Feria es una muestra de que Cuba apuesta por la cultura y lamentan que haya una “matriz de opinión que está convencida de lo contrario”. No obstante, ninguno señaló la “contingencia energética” que rodea al evento y que hace que muchos cubanos prefirieran unos minutos más de corriente que una mermada venta de libros.

Este pensamiento que, según el programa, mantiene la opinión pública fue criticado por Torres. “No te puedo explicar lo que cuesta hacer un evento en las condiciones que se hacen los eventos y la heroicidad de los que lo hacen los compañeros que organizan los eventos son dos, tres meses sin dormir y sin descansar. Me imagino que cuando usted dice cuánto cuesta no solo se refiere desde el punto de vista monetario, sino a todo el esfuerzo, todo el sacrificio”, dijo a Pérez. 

“Hay veces, en determinadas coyunturas, en las que el Estado no puede asumir determinada inversión y hay un repliegue táctico del Estado, pero ese repliegue táctico no se puede convertir en una estrategia”, dijo el vocero, aunque su argumento parece ir en contra de los planes económicos del Gobierno de la Isla.

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