La literatura pierde protagonismo en la Feria del Libro
La Habana/Los libros y el invierno pegan muy bien. Con las refrescantes temperaturas que por estos días experimenta La Habana, disfrutar de un volumen mientras se toma un café caliente parece lo más recomendable. Hasta la XXV Feria Internacional del Libro se ha beneficiado con esos aires fríos que soplan sobre la ciudad, aunque las novedades editoriales todavía no han provocado mayores sorpresas.
La más importante cita editorial de la Isla se inauguró este jueves con el anuncio de alrededor de cuatro millones de ejemplares y 912 novedades a comercializar en el complejo Morro-Cabaña hasta el próximo 21 de febrero. La primera jornada de apertura al público ha estado caracterizada por las largas colas y las pocas ofertas editoriales para niños y adolescentes.
Más allá de las cifras oficiales, el público percibe una disminución en las ofertas y una caída en la calidad de las ediciones nacionales
La Feria de este año cuenta con la participación de más de 700 escritores, entre cubanos y extranjeros, además de artistas que ofrecerán variados espectáculos, editores, distribuidores y directivos de entidades vinculadas al mundo del libro de 37 países. Pero más allá de las cifras oficiales, el público percibe una disminución en las ofertas y una caída en la calidad de las ediciones nacionales.
Desde paseos en pony, pasando por opciones gastronómicas y ofertas para el Día de los Enamorados, la Feria tiene las características de un espacio recreativo que se abre al público cada febrero. Con una vista formidable hacia La Habana y la belleza arquitectónica de una fortaleza colonial, por momentos se olvida el objetivo por el que se ha viajado hacia este lado de la bahía.
Los libros han dejado de ser los protagonistas de una cita que cada año tiene menos atractivo en el circuito editorial de la región. Muchas de las editoriales que en un principio montaban sus pabellones expositivos se han ido ausentado ante el poco interés comercial que despierta el evento. El Instituto Cubano del Libro ha intentado tapar esta realidad con producciones nacionales y locales, sin apenas lograrlo.
Los libros han dejado de ser los protagonistas de una cita que cada año tiene menos atractivo en el circuito editorial de la región
Sin embargo la sed de lecturas sigue siendo tan intensa que cada año las galeras de este cuartel militar, que también fue una temida cárcel, se llenan de personas ávidas de encontrar libros interesantes. Uno de ellos es Mateo, joven universitario quien ha venido en busca de “textos de historia antigua” que lo ayuden a terminar su curso por encuentro en esa especialidad.
El estudiante aclara que tiene ya muchos volúmenes en formato digital. “Ahora mismo circulan mucho en PDF y en e-books”, así que sólo viene por aquello que no ha logrado tener en la pantalla de su Kindle. Es de una generación que comprendió muy rápido que el libro en papel podía ser un obstáculo a la hora de incorporar nuevas lecturas. “Era leerlo en digital o no leerlo, así que me acostumbré a esta manera de disfrutar de un autor”, explica.
Cerca de allí, una niña muestra con orgullo un atlas de colores que ha logrado alcanzar. A su lado, la madre de otros dos pequeños comenta que “esta es la única oportunidad de encontrar libros para niños que valgan la pena”. No obstante, la mujer ve “una disminución en la opciones, que antes eran más variadas y más baratas”.
En esta edición, el Instituto Cubano del Libro y el comité organizador de la Feria han querido darle más relevancia a las sedes del Vedado. El Pabellón Cuba es el más importante de esos espacios en paralelo al recinto principal. “Prefiero venir aquí porque me queda más cerca y el transporte es menos complicado”, refería esta mañana una madre que aguardaba por entrar con sus dos hijos pequeños.
Uruguay es el país invitado de honor en esta edición de la Feria, por lo que la presencia de autores como Eduardo Galeano y Mario Benedetti se hace sentir por todas partes. “La verdad es que todo suena un poco pasado de moda”, comenta Gabriela, una joven que ha llegado a la Cabaña para comprar un volumen de poemas que regalar por San Valentín. Finalmente, la joven se ha conformado con algo de artesanía en lugar de un libro.
“No puedo pagar un mes de salario por una enciclopedia de tema médico”, se quejaba una doctora
Los rostros de Fidel Castro, Ernesto Guevara y Hugo Chávez asoman en muchos estantes, pero las novelas y los libros de ficción parecen ganarle la partida en ventas. “Vine por algo de fantasía que es lo que me gusta”, comenta una adolescente que se dice “fanática de Juego de Tronos y de Harry Potter”, para su perfil las opciones eran pocas y muy caras.
“No puedo pagar un mes de salario por una enciclopedia de tema médico”, se quejaba una doctora interesada en una vistosa edición con láminas y un CD. La mujer dice haber “aprovechado” para “sacar a pasear a los muchachos” y disfrutar de una tarde fresca en un lugar donde “pueden correr y comer algo”. La Feria del Libro podría ser anunciada como “un festival de la hamburguesa o un carnaval del pollo frito” y la gente seguiría viniendo a raudales, asegura la mujer.