Llega a La Habana una nueva patana turca, con una capacidad de 80 MW

Con la 'Cankuthan Bey', Cuba tiene alquiladas seis centrales flotantes

¡Cankuthan Bey', a la izquierda, es el más reciente de todos los barcos de la compañía turca y el de Cuba podría ser, incluso, su primer servicio.
¡Cankuthan Bey', a la izquierda, es el más reciente de todos los barcos de la compañía turca y el de Cuba podría ser, incluso, su primer servicio. / 14ymedio
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09 de diciembre 2024 - 13:59

Madrid/Cankuthan Bey es el nombre de la central flotante turca que se unió este domingo a las cinco que intentan, a duras penas, abastecer de energía a Cuba. Con una capacidad de producción de apenas 80 MW, su contribución aliviará la situación en La Habana, pero no modificará sustancialmente el déficit diario a nivel nacional, que se sitúa últimamente entre 1.000 y 1.500 MW.

La patana, que llegó a la bahía de La Habana procedente de Panamá, es la más reciente adquisición de la empresa suministradora del servicio, la turca Karpowership, y se incorporó a la flota el pasado octubre. Tiene 85 metros de largo y 40 de ancho y continúa la tradición de la empresa de recibir el nombre de alguno de los ingenieros o trabajadores de la compañía, en este caso el coordinador de su diseño, Cankuthan Kurak.

Tiene 85 metros de largo y 40 de ancho y continúa la tradición de la empresa de recibir el nombre de alguno de los ingenieros o trabajadores de la compañía, en este caso el coordinador de su diseño

La Unión Eléctrica de Cuba no ha hablado oficialmente aún de la nueva patana, alquilada, como las demás, a un precio nunca revelado. La centrales flotantes de Karpowership llevan en Cuba desde 2019, habiendo alcanzado un total de ocho, de las que ahora quedaban cinco, tres de ellas en La Habana –Belgin Sultan, Suheyla Sultan y Erol Bay–, una en Mariel –Ela Sultan– y otra en Santiago de Cuba –Erin Sultan–.  

A finales de octubre, el periodista oficialista Luis Carlos Céspedes afirmó que Cuba había contratado una nueva central flotante a Turquía, una de las “más modernas” con la capacidad de aportar entre 50 y 80 MW) a la red eléctrica, lo que representaba “un apoyo significativo en medio de los problemas actuales de suministro eléctrico”. 

Aunque algunos compañeros de profesión se hicieron eco en los días posteriores, la UNE lo desmintió en su canal el 25 de octubre. “No es cierto el arribo de una nueva Patana Flotante. Le pedimos a todos los usuarios que consulten nuestras páginas oficiales”, pidió la estatal.

“No es cierto el arribo de una nueva Patana Flotante. Le pedimos a todos los usuarios que consulten nuestras páginas oficiales”

El costo de las patanas sigue siendo un misterio por resolver, aunque se han tratado de hacer estimaciones basadas en los costos que supone para otros países, si bien es cierto que cada negociación es independiente. A principios de septiembre, Ecuador tuvo que hacer público un contrato para aclarar los gastos que le generaba al Estado la planta eléctrica flotante Emre Bey, también de Karpowership, que debía funcionar –según los planes– amarrada a la subestación eléctrica de Las Esclusas, al sur de Guayaquil.

El gerente general de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), Fabián Calero, afirmó que por 18 meses y 100 megavatios de energía, se iba a pagar 114,39 millones de dólares (0,11 centavos por kWh), a los que había que sumar unos 45 millones de dólares que cuesta al país el combustible que abastece la planta. Las cuentas daban un total de 14 centavos, mucho menos que los 23 que suponía importar la electricidad desde Colombia.  

República Dominicana también tuvo dos centrales flotantes de 180 MW en total contratadas para 42 meses y por las que pagó 40 millones de dólares, un precio mucho más ventajoso. Mientras, Guyana arrebató en mayo una de las seis patanas —la Baris Bey, que estaba en Mariel— pagando un millón de dólares por su traslado a una empresa intermediaria, la catarí Urbacon Concessions Holding. A ello hay que añadir el costo del kWh de los próximos dos años, a 0,7 dólares, según anunció. En este caso, la patana aportaba apenas 40 MW al sistema.

El incendio, que según 'Granma' “se originó mientras se realizaba una soldadura y se controló de manera inmediata sin causar daños en la estructura”

A principios de octubre, la patana Belgin Sultan sufrió un incendio en el que perdieron la vida dos operadores turcos, pese a los esfuerzos por sacarlos adelante en el hospital Hermanos Ameijeiras, donde fueron ingresados los seis trabajadores extranjeros afectados en el accidente. Los dos cubanos, por su parte, fueron llevados al Hospital Calixto García, reservado a pacientes nacionales y con peores instalaciones. El incendio, que según Granma “se originó mientras se realizaba una soldadura y se controló de manera inmediata sin causar daños en la estructura”.

Este domingo, la UNE había previsto una producción de 1850 MW y una demanda máxima de 3050 MW, lo que supone un déficit de 1200 MW o 1270 en la hora pico. En la generación térmica, hay tres unidades averiadas, la 5 de Mariel, la 2 de Felton y la 6 de Renté. A ellas se suman la 2 de Santa Cruz del Norte, 3 y 4 de Cienfuegos, 6 de Nuevitas y 5 de Renté, todas fuera por mantenimientos, provocando una “limitación” de 294 MW. 

Además, en la generación distribuida hay 309 MW de carencia, incluyendo, precisamente, dos motores de la patana de Santiago de Cuba (26 MW) por falta de combustible. Los esfuerzos de los países aliados por mantener un suministro razonable de petróleo y la escasez de producción nacional, limitan la aportación de las patanas. Esto, sumado a los problemas de las termoeléctricas dejan un Sistema Electroenergético Nacional mermado, que lleva tres caídas completas en un mes y medio y no promete una mejoría a corto y medio plazos.

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