"Nuestro cine será libre o no será", dice el actor cubano Luis Alberto García en el Festival de Gibara
El artista dedicó su premio Lucía de Honor a la Asamblea de Cineastas Cubanos
La Habana/El actor cubano Luis Alberto García dedicó este martes el premio Lucía de Honor, otorgado durante la inauguración del Festival Internacional de Cine de Gibara (Holguín), a la Asamblea de Cineastas de Cuba. En un polémico discurso de aceptación, que no fue publicado en los canales oficiales del evento, el artista aludió a la capacidad de los jóvenes creadores para buscar "utopías" y remató su intervención con una consigna: "Nuestro cine será libre o no será".
García, uno de los intérpretes más relevantes del cine cubano en las últimas décadas, aludió a la tensión entre las autoridades culturales y la Asamblea, en la cual ha estado implicado desde que Televisión Cubana censuró y transmitió sin autorización el documental La Habana de Fito, de Juan Pin Vilar. "No importa que de momento no lo entiendan, no importa que de momento existan suspicacias, que nos invisibilicen, yo quiero compartir mi premio con todas esas muchachas y esos muchachos", dijo.
"Cuando uno cree en algo, hay que luchar", continuó, y dijo que los jóvenes integrantes de la Asamblea le habían "devuelto la fe", además de enseñarle a "luchar por las ideas en las que uno cree". Los asistentes a la gala respondieron con aplausos.
"Los jóvenes tienen una capacidad inmensa para soñar y para creer en las utopías y llevarlas a término"
"Los jóvenes tienen una capacidad inmensa para soñar y para creer en las utopías y llevarlas a término", argumentó el actor, que aludió a la juventud del cineasta Humberto Solás –fundador del entonces Festival de Cine Pobre de Gibara– cuando filmó Lucía, la emblemática película que da nombre al premio.
El realizador tenía sólo 27 años al rodar el filme, recordó, apenas "cinco meses después de los sucesos de mayo del 68 en París", una serie de protestas –protagonizadas sobre todo por estudiantes universitarios, intelectuales y artistas– con una notable repercusión cultural en el resto del mundo.
En su discurso, García aludió también al escritor Guillermo Cabrera Infante –antagonista de Fidel Castro, nacido en Gibara y exiliado en 1965–, y mencionó al pintor Luis Catalá y al documentalista Armando Capó, también nacidos en la holguinera Villa Blanca de los Cangrejos.
"Es el lugar que él (Solás) escogió y que por suerte mantienen vivo ustedes, porque los sueños se mantienen vivos", añadió, en su elogio a la sede del festival. El evento, fundado en 2003 por el realizador, defendía el concepto de "cine pobre" después de la debacle económica cubana de la década de 1990.
Solás, que había hecho "las películas más caras del cine cubano", alentó entonces la creación de películas con presupuestos modestos, ha explicado Sergio Benevento Solás, sobrino del director y actual presidente del festival.
El turismo de Gibara se ha beneficiado con la llegada de cientos de realizadores extranjeros
El encuentro se posicionó rápidamente como una suerte de festival alternativo al del Nuevo Cine Latinoamericano, en La Habana, y con los años ha ido cobrando fuerza hasta cambiar la etiqueta "de cine pobre" por la de "internacional". El turismo de Gibara se ha beneficiado con la llegada, cada año, de cientos de realizadores extranjeros invitados al evento.
En agosto pasado, 14ymedio entrevistó a uno de los jóvenes realizadores asistentes, que calificó el festival como "un oasis en medio de todo el desierto que se está viviendo". En aquel momento, la emigración de importantes cineastas de la Isla y la falta de recursos lastraron la cita, considerada frecuentemente como "vacaciones oficiales" y pagadas por el Estado.
Junto a García, recibió el premio Lucía de Honor la vestuarista Violeta Cooper, que trabajó en varios filmes de Solás, como Miel para Ochún y El siglo de las luces. También fue galardonado el actor Jorge Perugorría –creador de los premios Lucía y presidente de honor del festival–, que, como el año pasado, no asistió a la ceremonia por encontrarse trabajando en España.
Por su parte, la Asamblea de Cineastas de Cuba –con importantes figuras, como el director Fernando Pérez, al frente– ha dado pasos cada vez más firmes en su organización. La polémica en torno a La Habana de Fito llevó a las autoridades del Partido Comunista y el Ministerio de Cultura a reunirse en varias ocasiones –no exentas de fricción– con los realizadores. La tensión llevó a que el presidente del Instituto de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), Ramón Samada, fuera destituido y que varios de los más importantes cargos vinculados al cine en Cuba fueran renovados.
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