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Madre solo hay una, pero tiene que tener dinero: lecciones de una feria en La Habana

La mayoría de los clientes que llegaban a la feria "Arte para mamá" se iban con las manos vacías

Para el común de las madres cubanas, la feria es un paseo de mirar y no comprar / 14ymedio
Natalia López Moya

09 de mayo 2024 - 21:26

La Habana/Las decenas de motos y vehículos que este jueves estaban parqueados alrededor de la Feria Nacional de Artesanía "Arte para mamá" en la Estación Cultural de Línea y 18 de El Vedado habanero, podrían dar una idea equivocada. La mayoría de los clientes que llegaban se iban con las manos vacías, y no porque faltaran productos, sino más bien porque sobraban precios.

"Recuéstate ahí para que te calmes, porque vas a necesitar un terapeuta", bromeaba con su madre una joven a escasos centímetros de una butaca de factura nacional, estilo cheslón, forrada en piel gris y con un cojín. Por la friolera de 520 dólares, más de un año y medio de trabajo para un médico cubano con alguna especialidad, el cómodo asiento atrae tantas miradas como comentarios de burla. 

"Este debe ser una copia del sillón de Freud porque si no no costaría tanto", ironizaba otro cliente que se acercó a la zona de muebles de la Feria. Alrededor, varios modelos de sofá, juegos de mesa y camas de formato matrimonial provocaban similares reacciones. Como en las salas de un museo, los que entraban al recinto preferían mirar y no tocar, si acaso preguntar por curiosidad cuando el precio de un producto no estaba colocado visiblemente.

Cualquier producto en exposición iba acompañado de una cifra de tres, cuatro, cinco, seis o más cifras

El cartel afuera, con la silueta de una rosa de un color naranja y rubricado por el Fondo Cubano de Bienes Culturales hizo pensar a algunos que se trataba de una feria con precios más cercanos al bolsillo. Dada la importancia de la festividad, que cada año coincide en la Isla con el segundo domingo de mayo, se había especulado con que hubiera rebajas para la ocasión.

La presencia de las mipymes, que hace un tiempo parecía una novedad y cierta posibilidad de sacudirse la poca variedad y escasa calidad de las producciones estatales, ha ido dejando claro que estas formas de gestión no se rige por los subsidios oficiales y tiene tarifas similares a las de una feria de este tipo en un país del primer mundo, donde los salarios no se circunscriben al equivalente de unos pocos dólares mensuales.

De ahí que "Arte para mamá" haya reunido bajo un mismo techo las mismas mercancías y similares precios que aquellos que se pueden encontrar en los locales que gestionan las pequeñas empresas privadas por toda la ciudad. Cualquier producto en exposición iba acompañado de una cifra de tres, cuatro, cinco, seis o más cifras. En el recorrido que hizo este diario no era visible nada a la venta por debajo de los 99 pesos cubanos.

Cheslón forrada en piel gris y con un cojín, a la venta por la friolera de 520 dólares / 14ymedio

"Por suerte ya le compré el regaló a mi mamá y solo vine a ver si podía añadir algo de última hora, pero me voy con las manos vacías", aseguró a 14ymedio un joven que paseó por los puestos con perfumes, katanas japonesas y plantas ornamentales que alternaban con otros con calzados, joyería de poca calidad y elementos decorativos, de efímera duración, para colgar en las paredes o las puertas.

Con la etiqueta "Allure de Chanel", en uno de los stand se vendían cánulas de cristal con perfumes que aseguraban ser de la marca francesa, aunque tanto vendedor como cliente sabían que no se podía pedir mucho por los 400 pesos que costaba cada pequeño frasco. Peor suerte se llevaron los que adquirieron el envase rotulado como Carlonina (sic) Herrera, donde el error tipográfico adelantaba la poca consistencia de la fragancia que había en el interior.

En las tradiciones asociadas al segundo domingo de mayo, las familias cubanas usualmente compran un cake con merengue, colores llamativos y la frase "Felicidades mamá". Hasta hace unos años, a través del mercado racionado, el Estado cubano vendía a precios subsidiados la popular torta. A cada núcleo familiar le correspondía una, aunque no hubiera una sola madre en la vivienda.

"Por suerte ya le compré el regaló a mi mamá y solo vine a ver si podía añadir algo de última hora, pero me voy con las manos vacías" / 14ymedio

"Se daba el caso de mujeres que no tenían hijos y cuando venían a comprar el cake los propios vecinos que las veían les reprochaban", recuerda Leticia, empleada de una panadería en la barriada de El Cerro, por más de 30 años y ahora jubilada. "Las cajas se amontonaban porque había gente que no venía a comprarlo y hasta se nos echaban a perder".

Un buen día, el Estado dejó de distribuir y subsidiar la torta de las madres y Leticia, junto a tantos otros empleados de las panaderías del mercado racionado, perdieron "un negocio redondo" con su reventa, según lo describe. Ahora, con la escasez de harina y el huevo a un precio de 100 pesos por unidad en el mercado informal, de aquel dulce empalagoso y de colores chillones solo queda el recuerdo.

"Lo único que pude comprar fue un cactus", reconocía a la salida del recinto de la calle Línea este jueves una habanera que se dejó guiar por los anuncios que hizo la prensa oficial sobre la Feria a la que catalogan de "oportunidad" para hacer un homenaje a las madres cubanas. El stand de las plantas ornamentales, también inalcanzables para los que viven exclusivamente de su salario, era no obstante, el que exhibía precios más discretos.

Tras el exhaustivo y frustrante periplo entre los puntos de ventas, algunos clientes optaron por comer algo. Una cajita de cartón con un arroz salteado cuesta 300 pesos, si se le quiere agregar un tamal habrá que pagar 150 más y para bajar todo por la garganta, se necesitan otros 300 para costear una malta importada. A pesar de los altos montos, la calidad no está garantizada.

"Tuve que botar el arroz porque no estaba en buen estado, es que hace mucho calor y se les ha picado también un poco el tamal", detallaba a este diario un cliente. Para aliviar las penas, vendría bien recostarse en los sillones a la venta que evocan el psicoanálisis, si no fuera porque son para unos bolsillos pudientes que no van a "Arte para Mamá". Para el común de las madres cubanas, la feria es un paseo de mirar y no comprar.

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