Marino Murillo desordena las tareas de Tabacuba y deja la producción de cigarros en el 47%
La falta de energía tiene mucho que ver también con la caída de la producción
Madrid/Cuando en noviembre de 2021 Marino Murillo fue nombrado presidente de Tabacuba, muchos cubanos reaccionaron con ironía. "Ojalá no le de por reordenar Tabacuba, o nos quedamos sin tabacos", escribió un lector. La broma se ha hecho realidad y los peores presagios se han cumplido con creces. La empresa estatal tabacalera, que entonces avisó de que la falta de cigarros se mantendría hasta el primer trimestre de 2022, ha anunciado este lunes que no llega a la mitad el plan previsto para el primer semestre del año.
"El plan de producción de las fábricas estatales de enero a junio de 2022 se cumple al 47%", explica el diario oficial Granma en una nota dedicada a la escasez del producto y sus causas. El atraso "se debe, principalmente, a la falta de materiales directos utilizados en la industria cigarrera, como el papel de cigarro, marquillas (caja) y papel para envoltura (rueda o paquete de cigarro), que provocó la paralización de las fábricas en enero, marzo y mayo", contaron fuentes del grupo empresarial.
Tabacuba posee cuatro fábricas estatales en el país: Segundo Quincosa, en La Habana; Ramiro Lavandero, en Villa Clara; Juan D' Mata Reyes, en Sancti Spíritus; y Lázaro Peña, en Holguín. Las tres primeras funcionan con normalidad desde el último parón de mayo, aunque el texto ya avisa de que hay materiales garantizados solo hasta septiembre. Después, ya se verá.
"El papel utilizado en su fabricación llegará al país en la primera quincena de agosto y debe ser procesado en las imprentas antes de arribar a la fábrica"
La cuarta, en Holguín, ha parado en agosto y así estará, como poco, todo el mes, por la falta de marquillas. "El papel utilizado en su fabricación llegará al país en la primera quincena de agosto y debe ser procesado en las imprentas antes de arribar a la fábrica", añaden los directivos.
Además de los problemas por la falta de liquidez, el contexto internacional no ha ayudado por la falta de buques disponibles y los atrasos del tráfico marítimo. Otras causas fueron el encarecimiento de las materias primas y la distancia que hay con los países suministradores. Pero además, la falta de energía tiene mucho que ver también con la caída de la producción, ya que las fábricas deben parar entre las 11 y la 1 para ahorrar electricidad.
Ante tal panorama, Tabacuba ha establecido algunas medidas con las que pretende recuperar los niveles de fabricación, aunque el nivel tan bajo que han alcanzado complica el objetivo. Los turnos de trabajo, por ejemplo, se han incrementado a dos diarios, se han declarado laborables algunos sábados y se han reducido tiempos de vacaciones.
Tabacuba aspira también a encontrar proveedores en la Isla que eviten los costos y dificultades de la importación, pero hasta el momento no es más que un deseo expresado en voz alta y cuesta creer que, si existe esa opción, no se haya echado mano de ella antes.
Mientras, Brascuba Cigarrillos, una empresa mixta en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, está contribuyendo a aliviar la situación. El plan de producción de la compañía, que fabrica H. Upmann, Popular con filtro, Rothmans, Dunhill y Cohiba, cumple el objetivo al 86% y tiene tres turnos de trabajo siete días a la semana, afirma Granma.
"Brascuba no solo le vende de forma directa a las cadenas de tiendas, sino también a la Empresa Comercializadora de Tabaco en Rama La Vega, y esta, a su vez, a la Empresa Comercializadora Mayorista de Productos Alimenticios (EMPA), que se encarga de su distribución y comercialización a unidades de la red de comercio minorista", dicen los directivos, que especificaron que Tabacuba debe subsidiar el costo en dólares de la producción para que se puedan vender en pesos cubanos. Una insólita inversión pública en un producto nocivo para la salud.
Los problemas con la producción nacional de cigarros se remontan al menos a 2020, cuando dejó de haber dinero para comprar el papel de envoltura y otros materiales
Los problemas con la producción nacional de cigarros se remontan al menos a 2020, cuando dejó de haber dinero para comprar el papel de envoltura y otros materiales indispensables para la fabricación. En 2021, las roturas en la maquinaria, la pandemia y la falta de combustible para el transporte acabaron de aumentar los problemas.
Ante la escasez del producto, los cigarrillos pasaron a estar racionados a nivel territorial y los consumidores debían adquirirlos previa presentación de la libreta. El objetivo era, argumentaron las autoridades, "evitar el acaparamiento y reventa de este producto", pero el fin no solo no se ha conseguido, sino que ha desatado por enésima vez la picaresca. Con el comienzo de la venta en las bodegas, muchos no han dudado en utilizar la libreta de otras personas o comprarla.
Las ventas en el mercado negro continúan. Los cigarrillos que se venden racionados cuestan 10 pesos la caja, pero en el mercado negro el precio supera los 100 pesos e, incluso, algunos como los Rothman están a más de 200, un precio similar al de las tiendas en moneda libremente convertible donde, además, hay que hacer cola.
Mientras, y a pesar de que el tabaco continúa reportando importantes dividendos en la exportación al país, la caída este año fue del 13%. El Gobierno ha anunciado en los últimos días su intención de poner en marcha un proyecto turístico de lujo vinculado al tabaco. Se trata de un hotel de alto nivel que abrirá en septiembre para promocionar La Ruta del Tabaco en el área de Pinar del Río que tendrá, además del hospedaje, un centro de información, una sala de fumadores y una tienda especializada.
Pero al mismo tiempo, el diario provincial Guerrillero reveló que la cosecha se prevé, como ya es costumbre en casi todo, mala. "Existen limitaciones por la energía, por humedad en la materia prima, déficit de mantas para el empaque y exceso de tabaco en rama en los depósitos y escogidas de las empresas, lo que afecta el flujo del beneficio", dijo el pasado jueves Pedro Rafael González Lorenzo, coordinador de los programas de producción.
De las 5.945 toneladas planificadas hasta el 22 de julio, se pudieron recoger solo 5.000, por la falta de diésel y electricidad. Además, hay demoras en la construcción de los aposentos para curar el tabaco, que están al 29% de lo programado y también retrasos en las reparaciones de los que ya existen, que solo llevan el 50%.
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