"Matar a la reina" es la orden dada a los apicultores ante la falta de combustible en Cuba
La crisis paralizó el movimiento desde la costa, donde están la mayoría de las colmenas en Sancti Spíritus
Sancti Spíritus/Ante la falta de combustible, los directivos de Apicuba en Sancti Spíritus han tomado una medida no solo suicida para la industria, sino en extremo agresiva para el ecosistema de las abejas: matar a la reina. El enjambre, en duelo por la muerte de quien funge como madre y centro del panal, estará inactivo hasta que las obreras preparen y críen –a base de alimentarla con “jalea real”– a una nueva candidata, que también será sacrificada y así sucesivamente hasta que se solucione el problema del transporte.
Apicuba gana tiempo, pero el precio que paga la colmena es grande: se rompen su armonía y sus ciclos vitales, su producción habitual, su futuro –sin reina no hay huevos–, y el impacto en el campo espirituano, en cuya flora inciden las abejas, es considerable. Animales cuya capacidad de comunicación y vida social están demostradas, que tengan que invertir más de 15 días antes de contar con su reina –condenada también a muerte, puesto que la crisis sigue– es una situación agobiante para la colonia.
La crisis de transporte paralizó el movimiento desde la costa, donde están la mayoría de las colmenas espirituanas
Santiago, de 34 años y apicultor de la zona, ha sido testigo del proceso. “A las reinas las matan porque no hay cómo buscar la miel”, explica a 14ymedio. La crisis de transporte paralizó el movimiento desde la costa, donde están la mayoría de las colmenas espirituanas, hasta la planta de Apicuba en la provincia. “La poca miel que entra se la llevan para occidente y tienen la planta de aquí parada”, lamenta.
En el país hay tres plantas –una en cada región–, pero la de Sancti Spíritus es la más importante atendiendo a su capacidad de procesamiento, afirma Santiago, que recalca: “Hay miel, el problema no son las abejas, sino que Apicuba dice que no hay cómo ir a buscarla”. Aniquilar a la reina y “detener la producción” es una medida que han orientado los jefes “hasta que se resuelva la situación”, una fecha que ningún directivo se atreve a augurar.
En las plantas de Apicuba se homogeniza la miel y se la somete a un tratamiento que la encarece en el mercado internacional, donde el producto cubano está muy cotizado, sobre todo desde que una enfermedad devasta las colonias de abejas en todo el planeta, menos en la Isla. Además, se envasa en distintas cantidades y empaques. “Ahora, además del frasco de osito –unos 340 gramos– y los pomos, se está instalando una fábrica de cosméticos basados en miel y ya se empezaron a hacer pruebas para helado de miel”.
Las medidas de Apicuba no logran rescatar la producción. Según Santiago, antes de la pandemia se llegaban a entregar en el territorio espirituano a las entidades estatales de 20 a 25 contenedores anuales; “ahora, desde enero no se llega a entregar un solo contenedor. Todo se ha ido deprimiendo de tal manera que pueden pasar meses y el negocio no avanza”, afirma.
Antes de la pandemia se llegaban a entregar a las entidades estatales de 20 a 25 contenedores anuales; ahora, desde enero, no se llega a entregar un solo contenedor
Los problemas con el pago a los productores ya habían golpeado duramente a la industria. Aunque, por ley, el Estado debe entregarle al apicultor una parte de las ganancias en divisas adquiridas en la venta de miel –sobre todo a países europeos como España y Francia–, Apicuba comenzó a pagar en MLC (moneda libremente convertible). “Nos quejamos”, asegura Santiago, “porque, con MLC, ¿qué podemos comprar? Hacen falta herramientas, equipos… La temperatura y la humedad pueden afectar la calidad de la miel. Además, como es un alimento, todo tiene que ser esterilizado. Nada de eso se vende en MLC”.
Para mitigar el disgusto de los guajiros, Apicuba comenzó a vender insumos del extranjero –”equipos para medir la humedad, humidificadores, filtros, termómetros, homogenizadores”– al precio en que estaban en el mercado internacional. “Nos lo han hecho comprar todo”, señala Santiago. Sin embargo, ni los problemas ni los disgustos han acabado, y la imposibilidad de ir a recoger la miel a la costa es una nueva complicación.
“Es más fácil vender por la izquierda”, resume el apicultor, “y entregarle al Estado la miel de peor calidad”. La miel que se le está entregando al Estado no es la óptima, que debe tener entre 15% y 18% de humedad, de clase A –la más pura– sino la que supera el 20% de humedad, que no es tan buena ni tan valorada en el extranjero.
Otro “truco” de Apicuba se suma a la ecuación: Cuba ha abierto plantas apícolas en Guyana, Venezuela y Colombia de las que los medios oficiales dice muy poco. En un reciente cable de Prensa Latina, Guyana celebraba que La Habana hubiera sido clave en el “crecimiento excepcional” de la industria de la miel en ese país.
“En esos lugares se envasa la miel cubana y se vende más cara. El guajiro no puede controlar con seguridad las ganancias que se obtuvieron y pagan un porcentaje mínimo. Antes, cuando se vendía un contenedor de 60 bidones se sabía que en el mercado internacional llegaba a los 900.000 u 800.000 dólares”, protesta Santiago.
Cuba exporta el 90% de la miel que produce y “sigue libando”, según 'Granma', las ganancias que ofrece el sector
Cuba exporta el 90% de la miel que produce y “sigue libando”, según Granma, las ganancias que ofrece el sector. El país acopió 9.200 toneladas de miel en 2022, menos que el año anterior –en el que los ingresos aportados por la exportación ascendieron a 20 millones de dólares–, con abejas que se alimentaron, sobre todo de “la campanilla morada y blanca, el bejuco de indio o leñatero, el romerillo de costa, el mangle prieto, el piñón florido, la zarza, la baría, el dagame y hasta la mismísima palma real”. En el país existen, según datos oficiales, 218.887 colonias de abejas en 6.922 apiarios de producción y 83 centros genéticos para la crianza de abejas reinas.
Granma aportaba, además, una extensa lista de clientes de Apicuba: China, Turquía, Irán, Argentina, Ucrania, India, Rusia, México, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Japón, Francia, Reino Unido, Italia, Arabia Saudita y Bélgica. En ese mismo artículo admitían que, pese a la gestión estatal a la hora de exportar, más del 90% de la producción depende de apicultores privados, “muchos de ellos con 100 o más colmenas”.
Aunque la orden de matar a la reina para abortar temporalmente la producción está dada, el periódico del Partido Comunista asegura que el Gobierno apuesta por la “sostenibilidad de la apicultura y por la protección y supervivencia de esos laboriosos insectos”.