1/6El domingo se realizó una Feria especial de productos agropecuarios en varios puntos de La Habana enfocada en los festejos del 31 de diciembre. El último día del año sigue siendo la principal festividad en la Isla. La celebración también provoca ansiedad, tensión y estrecheces económicas y el obsesivo tema de la comida alcanza por estos días niveles enfermizos 3/6La última ilusión a la que se aferraba Martha era que llegara el pollo del mercado racionado y así "tener la proteína asegurada sin gastar mucho", pero hasta el día de hoy la carnicería de su barrio sigue vacía de productos y repleta de moscas 4/6"No vale la pena, lo mismo que en todas partes y al mismo precio", se queja Victoria. La mujer tiene aún muy fresco los recuerdos de los difíciles años del Periodo Especial, así que ahora quiere desquitarse y disfrutarlo todo "como Dios manda". El hijo emigrado es el camino para lograrlo 5/6En otros puntos de la capital hay más ferias. Unas de ellas es en la calle Zanja, entre Belascoaín y Hospital, en la que hay policías custodiando para que la gente no termine yéndose a las manos por las piezas que quedan. Entre empujones y gritos, algunos se intercambian deseos por el nuevo año. "¡Se acabaron las costillas!", se oye a alguien gritar y una estampida de gente con carritos improvisados se lanza en busca de otra tarima mejor abastecida 6/6No todos han llegado a la Feria como último salvavidas para que no naufrague su fiesta de fin de año. Luis Manuel y Victoria han pasado para ultimar algunos etalles de la cena que ya tienen casi completa. La madre lleva ahorrando tres meses para comprar unas masas de cerdo en el mercado ilegal. La yuca la tiene congelada hace semanas y ahora se ha dado a la tarea de buscar los condimentos