Los militares cubanos presentan a Díaz-Canel sus "resultados" en la vigilancia con IA
Xetid, fundada en 2013 por un grupo de informáticos, es el brazo tecnológico de las Fuerzas Armadas
La Habana/Yuniesky Vasconcelos, jefe del grupo militar Xetid –diseñador de la aplicación de pago electrónico EnZona y encargado desde 2022, junto a Etecsa, de la ciberseguridad en Cuba–, aseguró este lunes que las Fuerzas Armadas han facilitado medios para que una inteligencia artificial (IA) desarrollada en Cuba trabaje en “servicios y funciones de gobierno” en el Ministerio de Justicia.
“Desde noviembre de 2023 (la IA) ha posibilitado la emisión de 2.532.000 certificaciones de manera automática”, dijo el directivo ante Miguel Díaz-Canel y un grupo de militares y científicos reunidos en La Habana. “Cuando la emisión del certificado se hace por la vía tradicional manual, puede durar más de tres meses”.
Xetid, fundada en 2013 por un grupo de informáticos militares, es el brazo tecnológico de las Fuerzas Armadas. De perfil discreto, se concentra en la búsqueda de "soluciones" para garantizar la eficacia del régimen en la vigilancia digital y el desarrollo de softwares de defensa, en colaboración con la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI).
“Desde noviembre de 2023 (la IA) ha posibilitado la emisión de 2.532.000 certificaciones de manera automática”
En 2022, Xetid ya tenía el ojo puesto en la digitalización, gestión y análisis de los archivos cubanos. Ahora dice ejecutar “proyectos para mejorar la vida socioeconómica de la nación” con IA.
Hay otros “importantes resultados aplicados a la defensa y el orden interior”. Según el director de la empresa Datys, dedicada a la biometría criminalística, se ha dotado al Ministerio del Interior de una tecnología para el “reconocimiento de patrones de rostros, huellas dactilares o de otro tipo, o con la voz”.
“Todos esos procesos suceden hoy dentro del Ministerio del Interior utilizando la IA”, dijo Leonel Iriarte, que dirige la empresa también militar. Datys desarrolla la tecnología digital de vigilancia conocida como Syma Safe Vision, con la cual la Policía graba y analiza los videos de hoteles, bancos y casas de cambio, aeropuertos, “instalaciones de afluencia masiva de personas” y carreteras.
Otra área en la que se aplica la IA es la médica, explicaron los científicos. Se trabaja en un sistema de “ayuda a la decisión” a la hora de diagnosticar y tratar a pacientes graves. En Santa Clara hay especialistas en cuidados intensivos que alimentan a la IA con los registros médicos de dos hospitales.
No faltó la nota pintoresca en el encuentro. El dueño de la pyme Avagenio –dedicada al diseño de páginas web– aseguró contar con una plataforma para que las empresas cubanas contraten a “trabajadores digitales”. “Es un nuevo concepto”, celebró, “en mi equipo de trabajo están Pedro, Juan y tres individuos más que son inteligencias artificiales. Somos cinco trabajando para resolver un problema”.
La intervención de Díaz-Canel al escuchar los “resultados” de la IA en Cuba demuestra lo poco que comprende las limitaciones digitales de su país. El mandatario pidió a Xetid y a otras empresas que Cuba se convierta en “la avanzada” de esta tecnología “por lo menos” en América Latina.
“Un país como el nuestro se puede desarrollar aplicando esto, con la ética, la integralidad y la coherencia que lleva”
“Tenemos que ir a la vanguardia”, dijo. “Tenemos para eso. Esto va a representar muchísimo para el país. Un país como el nuestro se puede desarrollar aplicando esto, con la ética, la integralidad y la coherencia que lleva. Hay que crear una cultura en la que, para lograr resultados, hay que ver las respuestas que nos puede dar la inteligencia artificial”.
Sin renunciar a la retórica voluntarista del propio mandatario, los científicos y dirigentes universitarios presentes plantearon la dificultad principal que impide que Cuba tenga un nivel de desarrollo competente en el tema: “la disponibilidad de datos en bases digitalizadas y el acceso a ellos”.
Con la mayoría de sus archivos sin digitalizar y sin grandes bases de datos propias en las que una hipotética IA “hecha en Cuba” pueda moverse, interactuar y aprender, el desarrollo de una tecnología de esas características se verá limitada, por fuerza, al ámbito universitario o teórico, sin un uso práctico relevante.