Moscú no cabe en una maleta
La Habana/Visitar Moscú fue por décadas el sueño dorado de muchos cubanos, pero solo los más confiables podían disfrutar de una estancia en la Unión Soviética. De esos viajes a la "madrastra patria" regresaban con las maletas cargadas de productos deficitarios en el mercado nacional. Hoy, algunos emprenden la misma ruta, pero esta vez para ir de compras a una Rusia de economía de mercado y tiendas repletas.
La mayoría son mulas que hacen el largo viaje hacia la patria de Pushkin para traer zapatos, ropa y piezas de automóviles Lada o Moskvitch que venderán en el mercado informal. Quienes tienen más recursos pagan su propio boleto de avión, a sabiendas que podrán recuperar el dinero; pero otros ofrecen la capacidad de sus maletas en busca de un inversionista que les costee el periplo.
Con las restricciones impuestas a finales del pasado año para la entrada de cubanos a Ecuador se cerró una de las más importantes rutas para la importación hacia el mercado ilegal. Rusia, sin embargo, ha mantenido su política de no exigir visado a los residentes en la Isla, de manera que a las mulas solo les ha costado reorientar su destino hacia Moscú, una ruta que también es ampliamente usada para la emigración.
La agencia de viajes Ancón, ubicada en una espaciosa propiedad de la calle Línea, en el Vedado habanero, aprovecha el repunte del interés por Rusia y ofrece paquetes de "viajes de compra" a Moscú. Los clientes no faltan y la turoperadora se enfoca en organizar visitas a mercados, llenar las maletas y facilitar el arribo de la mercancía a la Isla.
La Rusia de Vladimir Putin cuenta con una red comercial impensable en la Cuba de Raúl Castro. Mientras los anaqueles de las tiendas habaneras muestran el mismo producto repetido una y otra vez o están vacíos, los mercados moscovitas son una tentación permanente para el bolsillo.
Mientras los anaqueles de las tiendas habaneras muestran el mismo producto repetido una y otra vez o están vacíos, los mercados moscovitas son una tentación permanente para el bolsillo
"La agencia de viajes forma parte de la compañía rusa Kompozit 21 y lleva tres años operando en Cuba", cuenta Ada Soto, empleada de Ancón. El director general es Nikolay Popov, pero en el amplio apartamento del piso 16, dos cubanas gestionan las reservaciones y las ventas.
Soto explica a 14ymedio que desde principios de este año han aumentado considerablemente los pedidos. Los cubanos que contratan sus servicios son recibidos por un compatriota radicado en Moscú que los espera en el aeropuerto y que responderá cualquier pregunta en español, mientras los lleva al hotel contratado desde la Isla.
Los paquetes de siete días, que no superan los 500 dólares por alojamiento, transfer y un guía, son los más solicitados y el plato fuerte es la visita guiada al mercado Sadovod, un centro comercial de ofertas al por mayor con más de 4.500 tiendas.
La mayoría de los clientes prefiere concentrarse en los comercios y descarta el programa cultural, con visitas a museos, que también ofrece Ancón. Los viajeros cubanos parecen más interesados en la mercancía en oferta y las rebajas que en echarle un vistazo a la Plaza Roja.
Vivian, de 32 años, hizo el viaje a principio de este año. Cuenta que se la pasó "comiendo hamburguesa y pizzas", aunque reconoce que "el idioma ruso choca un poquito, pero si se habla algo de inglés y con una calculadora en la mano, no hay problema". Junto a su esposo costearon dos pasajes y contrataron los servicios de Ancón. "El viaje nos dio negocio", asegura.
Los viajeros cubanos parecen más interesados en la mercancía en oferta y las rebajas que en echarle un vistazo a la Plaza Roja
La pareja pasó una jornada en la ciudad moscovita en el mercado de electrónica Saviolovskiyo para abastecerse de equipos de fotografía y video, teléfonos móviles, tabletas y otros dispositivos electrónicos, mercancía que se puede vender hasta tres veces su valor en el mercado negro cubano.
Vivian alimentó su nostalgia por los tiempos de cercanía entre el Kremlin y la Plaza de la Revolución con algunos souvenirs rusos, como matrioskas y artesanías de madera decorada. También cumplió el pedido de su padre en el mercado de automóviles Puerto Sur, al comprarle algunas piezas de repuesto para su Volga.
El esposo de la joven se quedó encantado con el centro comercial Sokolniki con accesorios para motos Jawa, Vosjod, Minsk, Karpati y Riga, modelos que circulan ampliamente en las calles cubanas. Con un par de compras hechas a solicitud de unos amigos aseguró "recuperar casi la mitad del dinero invertido en los boletos", comenta.
La agencia se ocupó del traslado de las mercancías hasta el hotel, les ofreció una línea celular y les ayudó a gestionar el pago de una maleta extra, además de los 33 kilogramos que podían traer gratis, entre una valija grande y otra de mano.
En el sitio de clasificados Revolico, ambos alquilaron abrigos y botas, porque todavía hacía "bastante frío" cuando aterrizaron en Moscú. La pareja espera repetir el viaje a finales de septiembre y ya ha comprado los boletos en Aeroflot por unos 630 pesos convertibles cada uno.
"He realizado un sueño de toda mi vida, porque de chiquita mi padre fue a Moscú en un viaje de estímulo por ser trabajador vanguardia, pero lo mío fue ir de compras", se entusiasma Vivian mientras enseña algunas de sus compras. A diferencia de su padre, ella no tuvo que laborar horas extras ni mostrar fidelidad ideológica para realizar su sueño.