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Muere por complicaciones del Oropouche un militar cubano acusado de desterrar a opositores

Dos funcionarios cubanos de Exteriores declararon el fallecimiento de Lázaro Delgado Chaple en redes sociales

Al centro, Lázaro Delgado Chaple, segundo jefe de la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior / Facebook/Orestes Hernández Hernández
14ymedio

24 de septiembre 2024 - 14:05

La Habana/Hasta la semana pasada, la cifra de muertos por Oropouche en Cuba, según las autoridades cubanas de Salud Pública era cero. Sin embargo, la muerte del coronel Lázaro Delgado Chaple, difundida por esas mismas fechas por varios funcionarios cubanos –y no por la prensa oficial– pone en duda las cifras declaradas y evidencia el silencio de las autoridades sanitarias, que han sido opacos sobre el total de casos que hay en la Isla hasta el momento.

Delgado Chaple, segundo jefe de la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior, murió por “complicaciones derivadas del Oropouche”, publicó en Facebook el pasado jueves Orestes Hernández Hernández, un funcionario de la Cancillería que dijo conocer al militar. Según el post –que fue eliminado del perfil del funcionario–, ambos trabajaron juntos en el “aseguramiento” del aeropuerto internacional José Martí de La Habana durante la visita de Barack Obama y luego Delgado Chaple pasó a ocupar el cargo de jefe de Remodelación del Museo de la Denuncia, en el municipio de Playa.

También lamentó la muerte del militar el cónsul cubano en Ciudad de México, quien dijo haber perdido a un “compañero” y “hermano de lucha”. Este martes, la publicación, registrada por CubaNet, tampoco aparece en el perfil del funcionario.

También lamentó la muerte del militar el cónsul cubano en Ciudad de México, quien dijo haber perdido a un “compañero”

En febrero de 2022, Delgado Chaple fue incluido en una lista de represores por la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, que señaló al militar como uno de los responsables de la expatriación y el destierro forzado de activistas, periodistas y artistas contrarios al régimen.

Hasta el momento, las autoridades de Higiene y Epidemiología de la Isla han asegurado que el virus de Oropouche es una enfermedad de síntomas ligeros que difícilmente termina en la muerte. De hecho, en el último reporte que Salud Pública hizo público en redes sociales, se concentra la atención en el dengue, una arbovirosis con síntomas similares pero de mayor riesgo, que puede convivir en un mismo paciente con el Oropouche. 

A diferencia del dengue, que no ha llegado a Artemisa y Granma, según el comunicado, el contagio por Oropouche sí abarca toda la Isla, aunque no se especifica el número de contagios o muertes. Hasta finales de agosto, solo se han confirmado 506 casos diagnosticados desde mayo, cuando se conocieron los primeros casos en Santiago de Cuba. Debido a la escasez en los hospitales de medios para identificar la enfermedad, las cifras podrían ser mucho mayores.

Muchos cubanos incluso han declarado que, tras asistir a los hospitales, como Salud Pública recomienda si aparece los síntomas, los propios sanitarios alegaban no tener medios para identificar si se trataba de Oropouche, dengue u otro padecimiento, y los mandaban a regresar a sus hogares con un tratamiento “estándar”. 

La presencia del virus en las calles de La Habana fue revelada por '14ymedio', a inicios de junio, a pesar del silencio de las autoridades

La presencia del virus en las calles de La Habana fue revelada por 14ymedio, a inicios de junio, a pesar del silencio de las autoridades frente a los casos que se acumulaban y el malestar de los vecinos ante la situación. Para finales de ese mismo mes, este diario reportó la presencia del Oropouche en 13 de las 15 provincias de la Isla, lo que en ese momento contrastaba con los datos de Salud Pública que solo contabilizaba nueve de manera oficial.

Salud Pública ha sido criticada en numerosas ocasiones por presuntamente esconder o entregar de forma parcial datos de contagios. El caso más emblemático fue durante la pandemia de covid-19 cuando, incluso con los hospitales desbordados, Higiene y Epidemiología ofrecía cifras diarias de enfermos relativamente moderadas. Incluso el tratamiento que se le dio a los fallecidos por el virus fue dudoso. No solo se declaraba la muerte por “complicaciones asociadas al coronavirus” –un eufemismo para no añadir más muertos a las cifras de decesos por la enfermedad– sino que muchos cadáveres eran enterrados en fosas comunes.

Según descubrió este diario, en el batey San Francisco, a varios kilómetros de Manzanillo, se llegaron a enterrar en fosas comunes hasta 200 personas víctimas del covid por día.

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