Muere Desiderio Navarro, el “llanero solitario” de la semiótica cubana
Nació en Camagüey en 1948 y era un reconocido políglota y poeta, además de autor de una obra ensayística rigurosa y coherente
La Habana/El ensayista, crítico literario, semiótico y traductor, Desiderio Navarro, falleció este jueves en La Habana, a los 69 años de edad a consecuencia de un cáncer que lo mantuvo en el último año alejado de la escena pública.
Navarro, nacido en Camagüey en 1948, era un reconocido políglota y poeta, además de autor de una obra ensayística rigurosa y coherente. En Cuba se destacó en los estudios de la semiótica, una disciplina que ayudó a difundir dentro de la Isla y que sirvió como herramienta para muchos de sus trabajos investigativos.
De formación católica, en sus primeros años en Camagüey fue considerado un joven “incómodo”, según confirmaron a 14ymedio condiscípulos suyos del preuniversitario. En ese instituto participó en una disputa devenida en riña en 1961. En ese evento memorable se ubicó en el bando de los jóvenes cristianos provenientes de escuelas privadas y que lideraban la organización estudiantil, contra los autodenominados “revolucionarios”.
Más tarde se radicaría en La Habana y se convirtió también en un estudioso del marxismo. Sus amigos más cercanos lo consideraban más “marxólogo que marxista” y llevó a cabo una gran contribución al estudio de esa ideología en Cuba al traducir desde el ruso a importantes teóricos de la Perestroika soviética.
Sus amigos más cercanos lo consideraban más “marxólogo que marxista” y llevó a cabo una gran contribución al estudio de esa ideología en Cuba al traducir desde el ruso a importantes teóricos de la Perestroika soviética.
El investigador protagonizó una agria polémica contra el ensayista y poeta Guillermo Rodríguez Rivera, al que acusó de cometer plagio y, este último, terminó por denunciarlo frente a los tribunales por el presunto delito de difamación. Aquel enfrentamiento ha sido considerado como uno de las más sonadas disputas entre intelectuales cubanos de las últimas décadas.
Navarro fundó y dirigió por 45 años la revista Criterios y el centro teórico cultural homónimo que difundió entre los lectores de la Isla numerosos textos teóricos, especialmente provenientes de Europa del Este, debido a sus amplios conocimientos de lenguas de esa región.
Al intelectual se le reconoce también por sus acuciosos análisis de la poesía de José Martí, Nicolás Guillén y Luis Rogelio Nogueras. La profesora y crítica Margarita Mateo asegura que abordó cada análisis con “el rigor, la dedicación, la honradez intelectual y los valores éticos” que demanda el quehacer de un investigador.
En 1986, publicó en la revista Casa de las Américas un texto que resume parte de su trabajo semiótico: “lo que he escrito tiene a veces el aspecto gastado de algo escrito ya por otros, pero también, mucho de lo que han escrito otros lleva mi firma”.
“Lo que he escrito tiene a veces el aspecto gastado de algo escrito ya por otros, pero también, mucho de lo que han escrito otros lleva mi firma”
A inicios de 2007 estalló la conocida Polémica intelectual o Guerrita de los emails a raíz de la aparición en los medios oficiales de varios censores del Quinquenio Gris. Navarro participó activamente en la organización de las sesiones de discusión que se sucedieron a los intercambios de correos electrónicos e hizo una de las compilaciones más completas de aquellos textos.
Entre sus libros de ensayo destacan Cultura y marxismo: problemas y polémicas, Ejercicios del criterio, Las causas de las cosas y A pe(n)sar de todo: para leer en contexto, así como varias antologías teóricas y literarias.
Ganó en varias ocasiones el Premio de la Crítica Literaria y el Ministerio de Cultura junto al Instituto Cubano del Libro lo reconocieron con el Premio Nacional de Edición. A su muerte formaba parte del Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y recientemente la Universidad de las Artes le otorgó el título de Doctor Honoris Causa.
Sus restos serán velados este viernes, entre las 10:00 a.m. y las 3:00 p.m en la funeraria de Calzada y K, en El Vedado.
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