Muere el forense cubano que se hizo famoso gracias a la farsa de los huesos del Che
Fidel Castro encargó también a Jorge González Pérez la repatriación de los cubanos muertos en Angola
La Habana/El médico forense cubano Jorge González Pérez, a quien Fidel Castro ordenó “encontrar” los restos de Ernesto Guevara en 1995, falleció este martes en La Habana a los 72 años. Su deceso fue informado por el ministro de Salud Pública y, horas después, Miguel Díaz-Canel lo definió como un hombre de confianza del régimen, al cual fue “leal hasta el último aliento”.
Para garantizar que el “hallazgo” –puesto en tela de juicio por no pocos especialistas y del que el Gobierno cubano se ha negado a hacer pruebas de ADN– se produjera a tiempo para el aniversario 30 de la muerte de Guevara, en 1997, González viajó a Bolivia e investigó sobre el terreno durante varios años.
Su equipo cumplió la misión encargada por Castro –diseñada como una inyección de moral durante el Período Especial– y González no solo ganó fama internacional, sino que se convirtió en un puntal político del régimen y llegó a ser rector de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Diputado en el Parlamento desde 1998, además de presidente de la Comisión de Salud y Deportes de la Asamblea y del Grupo de Amistad Parlamentario con Bolivia.
Nacido en Jovellanos, Matanzas, en 1952, fue hijo de un chofer de carga y un ama de casa. En varias entrevistas, González subrayó que venía de una familia humilde y que su educación preuniversitaria había sido “semi militar”. Se matriculó en la carrera de Medicina en 1969 y asumió cargos como dirigente estudiantil. “Así me gané mi condición de militante de la Unión de Jóvenes Comunistas”, dijo en una ocasión González, aludiendo a que el carné había sido el premio a su entusiasmo político con la Revolución. “Era un cuadro en desarrollo”.
Decidió especializarse en Medicina Legal porque era una disciplina “en crisis”
Decidió especializarse en Medicina Legal porque era una disciplina “en crisis”, con un claustro avejentado, y vio la oportunidad de optar por una plaza como profesor. Además, contaba, ya entonces tenía una “onda medio policíaca” y le interesaba el tema forense. Fue enviado a Alemania a proseguir sus estudios en 1977.
Pasar 13 años al frente del Instituto de Medicina Legal garantizó que, en 1989, fuera el médico a quien Castro encargó las gestiones para repatriar los restos de los soldados cubanos muertos en el extranjero. “Teníamos cementerios en Angola, en Etiopía, en Nicaragua… cubanos enterrados en distintos países, como Mozambique. Yo fui parte de ese equipo que salió a buscar a los cubanos que estaban en varias partes del mundo”, contó.
Fue lo que se conoció como Operación Tributo, una ceremonia para inhumar en la Isla a más de 2.200 cubanos muertos en África y América Latina.
González estaba dispuesto a todo por cumplir su misión. En Mozambique, ante las trabas para la exhumación, le propuso al embajador cubano: “Yo me meto por la madrugada en el cementerio y me robo los muertos, porque al final… no aparecen en el registro civil, no hay constancia de ellos”. Al final, acabó llevándose los restos ilegalmente. “La tarea es la tarea”, justificó, ante las reticencias del embajador cubano en Mozambique.
“Yo me meto por la madrugada en el cementerio y me robo los muertos, porque al final… no aparecen en el registro civil, no hay constancia de ellos”
Bolivia, explica, era la piedra en el zapato de Castro, pues las autoridades no habían permitido entrar al equipo de González. En 1995, cuando las circunstancias diplomáticas entre ambos países cambiaron, viajó a La Paz.
La “operación secreta” fue encargada por Ramiro Valdés, que lo mandó a llamar al Ministerio del Interior. González pensó entonces –según contó en una entrevista– que estaba “investigado” por la Seguridad del Estado y que “había hecho algo malo”. Valdés le dio detalles sobre el encargo de Castro, que implicaba marcharse a Bolivia “de inmediato”. La búsqueda de los guerrilleros muertos fue “infinita”, pero González no quería volver a Cuba “sin cumplir”.
González se caracterizó por su hermetismo a la hora de compartir documentos e imágenes sobre el proceso. “Me demoré años para poner imágenes de la búsqueda de los restos de la guerrilla del Che en Bolivia. Y siempre que las he puesto no he dejado que nadie las toque. Yo no estoy para transmitirle el esqueleto de nadie a los demás. Puedo hacerlo en un contexto científico pero desde la ética”, dijo.
Del “hallazgo”, aseguró en una ocasión, conservaba 36 rollos de fotografía
Del “hallazgo”, aseguró en una ocasión, conservaba 36 rollos de fotografía.
En 2022, después de la explosión de la Base de Supertanqueros en Matanzas, González fue el encargado de la identificación de los restos de los 17 cubanos que murieron durante el accidente. Al año siguiente, le otorgaron un doctorado honoris causa en Ciencias Médicas.
La prensa oficial, que no da detalles sobre la causa de su muerte, tampoco ofrece información sobre su sepelio.