Mueren un hombre y su hija de dos años durante una fuga de gas en Las Tunas
El accidente se produjo por el escape de monóxido de carbono de una planta eléctrica activa durante un apagón
La Habana/Al gobierno de Las Tunas le tomó 48 horas reaccionar ante una fuga de gas ocurrida el pasado 24 de agosto en el municipio de Amancio Rodríguez, en la que dos personas –una de ellas, una niña de dos años– murieron y una está “gravemente afectada”. Una nota oficial explica que, “al parecer”, una planta eléctrica de 1.200 vatios marca Saco dejó escapar monóxido de carbono mientras el equipo abastecía a la casa de electricidad durante un apagón.
La investigación sigue en curso, aseguran las autoridades, que revelan pocos datos del siniestro, citando un informe de Salud Pública y Medicina Legal. En la casa del barrio de Camblor, en el consejo popular La Carretera, donde estaba instalada la planta, vivía una familia de tres.
El padre, de 30 años e identificado como Enrique Hernández Zulueta, murió en el baño. Según sus redes sociales, trabajaba como profesor de boxeo. También falleció Vanesa Hernández Ortiz, la bebé de dos años cuya madre, Denia Ortiz, fue la única sobreviviente. Ambas fueron encontradas sobre la cama, aunque la mujer, de 31 años, tenía “falta de aire y dolor en el pecho”.
La planta estaba dentro del domicilio y permanecía activa cuando llegó el personal de emergencia
La planta estuvo encendida “durante la noche y dentro del domicilio”, y todavía estaba activada cuando llegó el personal de emergencia. Aunque las autoridades no lo dicen, es evidente que el barrio se encontraba en apagón.
Al pie de la nota oficial, no pocos tuneros, junto a los mensajes de condolencias, daban fe de que este tipo de accidentes –en un contexto de inestabilidad energética total– va en alza. “Es lamentable lo que se vive en Cuba por la falta de corriente”, subrayó uno de los usuarios, mientras que otros advertían contra el desconocimiento de los cubanos a la hora de manipular plantas eléctricas de alto voltaje.
Otro usuario culpaba a las autoridades por la poca información en Televisión Cubana sobre los efectos tóxicos del monóxido de carbono y, todavía más, sobre la propensión de las baterías de litio de las también populares motorinas a explotar. “Las baterías de litio explotan por la exposición a altas temperaturas y cuando son sometidas a un exceso de carga, y sus circuitos controladores están defectuosos”, aseguraba.
Además, comentaba el hecho de que un aparato tan peligroso como una planta eléctrica estuviera dentro de una casa cerrada a cal y canto. “La población quiere dormir con electricidad y no quiere perder lo poco que adquieren por eso, por eso mete dentro de sus casas estos bienes adquiridos, ya que aumentaron los robos y otras actividades delictivas. ¿Por culpa de quién será?”, señalaba.
No es la primera vez que se hace patente la vulnerabilidad de los cubanos ante los gases tóxicos por falta de protección
La vulnerabilidad de los cubanos ante los gases tóxicos por falta de protección se hizo patente el pasado junio, cuando un trabajador de la estatal Unión Cuba Petróleo (Cupet) murió por exposición a emanaciones tóxicas en Cárdenas, Matanzas. La noticia fue publicada por los perfiles oficiales de Facebook de la empresa, que no ofreció detalles del accidente. El pasado febrero también fallecieron en el puerto de Santiago de Cuba tres estibadores que inhalaron gases letales tras abrir un contenedor que había sido fumigado.
A menudo, los gases tóxicos afectan a comunidades enteras. Fue el caso de Puerto Escondido, en Santa Cruz del Norte (Mayabeque), que a finales del año pasado denunciaron que la estatal Energas estaba instalando una nueva tubería de gas que atravesaba el único terreno de béisbol del pueblo.
Presionados por los testimonios de los vecinos, que 14ymedio entrevistó, la compañía tuvo que trasladar el conducto. Sin embargo, el de Puerto Escondido fue apenas un capítulo de optimismo en el largo historial de indefensión de los cubanos frente a desastres evitables, como el de Las Tunas.