La muerte de otro liniero evidencia la precariedad de las condiciones de trabajo en Cuba
Leonel Carroso Machín cayó de un poste en el que reparaba una avería el pasado 24 de marzo
La Habana/Leonel Carroso Machín, un liniero de la Empresa Eléctrica de La Habana que cayó de un poste en el municipio de Boyeros el pasado 24 de marzo, falleció este martes. Tras el accidente, el trabajador había sido trasladado a un hospital para ser operado, pero no sobrevivió a la intervención.
La noticia fue publicada en redes sociales por la Unión Eléctrica (UNE) de la capital, que informó de que el liniero había fallecido a causa de un “accidente de trabajo, mientras laboraba en la recuperación del servicio eléctrico” en uno de los municipios que sufrió mayores daños en la infraestructura eléctrica por el temporal del pasado fin de semana.
Los datos sobre la hospitalización de Carroso, así como sobre la operación “que duró casi cuatro horas” fueron también compartidos en Facebook por un trabajador de la Empresa Eléctrica de Pinar del Río.
La UNE no aludió a las causas de la caída ni a las medidas de seguridad que, supuestamente, el trabajador debía tener en cuenta. Tampoco dijo si el accidente se produjo debido a algún desperfecto de su equipo o del propio tendido eléctrico, como ocurrió el pasado 2 de marzo, cuando otro liniero, Daniel Vega de la Cruz, falleció en Matanzas varios días después de caerse, también, de un poste.
Vega había sido enviado a reparar una avería en el poblado de San Juan. Cerca de las cuatro de la madrugada ató su cinturón de seguridad a un angular de la estructura, que se quebró por el deterioro, y cayó al suelo.
Inmediatamente fue trasladado al hospital Faustino Pérez, en la cabecera provincial, donde lo operaron. “Se me fracturaron el fémur izquierdo y la cadera, hasta el casco que llevaba en la cabeza se partió en dos”, dijo en una entrevista al periódico local, Girón, antes de fallecer a causa de una trombosis.
Este febrero, en el puerto de Santiago de Cuba, fallecieron tres estibadores tras entrar a uno de los almacenes que había sido fumigado. Al respirar los gases tóxicos de la bodega, los obreros murieron asfixiados.
Entre los casos de personas fallecidas por accidentes laborales, uno de los más escandalosos fue el del ingeniero de 31 años de la Central de Equipos (Cubiza), Miguel Díaz Sistachs, en septiembre de 2021 en La Habana. Durante la preparación de un acto en la Plaza Cívica de Marianao, una grúa de la empresa dejó caer un asta que terminó hiriendo a Díaz.
Tanto el régimen como Cubiza intentaron entonces ocultar la muerte del ingeniero, se negaron a ofrecer declaraciones y bloquearon en sus redes sociales a todo el que compartió la noticia. Asimismo, todos los familiares de Díaz, excepto un amigo que conversó con este diario para reclamar que se investigara el caso y se ofreciera una indemnización a su familia, se negaron a comentar sobre su muerte.
Tanto el régimen como Cubiza intentaron entonces ocultar la muerte del ingeniero
En abril y mayo de 2023, dos empleados de la empresa canadiense Sherritt, que explota minas de níquel y cobalto en Moa (Holguín) fallecieron en accidentes laborales. El primero en un “accidente vehicular” y el segundo tras caer de una escalera en la mina, dijo entonces la empresa. Sherritt, que comparte el asentamiento con General Nickel Company S.A, aseguró que trabajaba en “mantener una sólida cultura de seguridad”.
Otro trabajador resultó herido y uno falleció en el central Covadonga, en Cienfuegos, tras quedar atrapados debajo de una masa de azúcar caliente el pasado abril.
Asimismo, las explosiones del hotel Saratoga en La Habana –donde murieron más de una veintena de trabajadores del establecimiento– y de la Base de Supertanqueros en Matanzas –en la que fallecieron varios bomberos y empleados estatales– a finales de 2022, son dos de los momentos en los que la precariedad laboral en Cuba quedó expuesta.
Según la Oficina Nacional de Estadística e Información, en 2022, datos más recientes con los que se cuenta, fallecieron 52 personas en accidentes laborales. Ese mismo año, el número de estas incidencias fue de 1.858, que afectaron a 1.949 empleados. El 63,2% de los lesionados eran hombres.