Multado por "desorden público" un hombre que denuncia la venta de droga en La Habana Vieja

"El 'químico' es más barato que un refresco", se indigna Alberto Turis Betancourt

Alberto Turis Betancourt, durante su protesta, este miércoles en La Habana
Alberto Turis Betancourt, durante su protesta, este miércoles en La Habana / Captura/Facebook
14ymedio

05 de septiembre 2024 - 20:05

La Habana/El activista Alberto Turis Betancourt Pérez fue detenido este miércoles por haber salido a la calle a protestar contra la venta de droga en su barrio, Jesús María, en La Habana Vieja. Cargando dos grandes carteles escritos a mano, el hombre se dejó grabar mientras caminaba y denunciaba que en la calle Gloria, entre Carmen y Rastro, se comercializan narcóticos –el “llamado químico, crack y heroína”– con total impunidad.

“Un químico vale más barato que un refresco, se drogan todos los días, viven para eso”, grita Betancourt en el video difundido en su página de Facebook. Mientras tanto, “la Policía no actúa, las madres están cansadas de que se les roben las cosas, el pueblo está muriendo y a nadie le interesa”. Además, alerta: “Yo quiero que sepan que mi vida puede peligrar porque ya no solamente estoy hablando del régimen, sino en contra de toda la delincuencia que vende droga sin ningún tipo de castigo”.

Preguntado por 14ymedio, Betancourt cuenta que luego de su manifestación fue multado “por la Sección 21 por desorden público”. En sus redes, aseveró: “Pararon una patrulla y me llevaron para Dragones, me multaron y amenazaron. Nada de esto me amedrentó, al contrario, me dio más fuerzas para continuar”. El hombre asegura que ha hablado con las autoridades, e incluso ha presentado quejas formales, pero que nada cambia: “Los traficantes siguen operando como si nada”.

El activista no sabe la procedencia, pero sí conoce a "los más de diez que la venden sin temor a ser arrestados"

“La droga la traen en motorinas y vecinos de la cuadra la venden”, explica a este diario. El activista no sabe la procedencia, pero sí conoce a “los más de diez que la venden sin temor a ser arrestados”, aludiendo a la complicidad con las autoridades.

Hace apenas unas semanas, en una entrega de la Mesa Redonda sobre el tema, el invitado especial, Juan Carlos Poey, jefe del órgano antidroga del Ministerio del Interior, insistía en que la fuente de los narcóticos que entran en Cuba está “a 90 millas”. Varias veces repitió que son cubanos emigrados los que traen de Estados Unidos el químico, un “cannabinoide sintético” con 45 variantes que entra “en polvo, en líquido, mezclado con acetona, impregnado en papel o en picadura vegetal”.

Sí reconoció, sin embargo, la gravedad del problema –llamándolo “complejidad”– haciendo hincapié en que son los jóvenes y adolescentes quienes más consumen y cada vez a edades más tempranas, un dato del que ya había advertido en anteriores reportes. “Ya hay consumo, tenencia y expendio entre los jóvenes. Incluso, jóvenes entre 16 y 19 años se involucran como vendedores”, alertó.

En cuanto al barrio de Jesús María, es uno de los más miserables de la capital, a pesar de pertenecer a La Habana Vieja, cuyo centro, en gran parte rehabilitado con donaciones extranjeras, recibe gran afluencia de turistas. En él la delincuencia, en efecto, parece campar a sus anchas. Es, a decir de uno de sus habitantes, anciano de 80 años, “un lugar olvidado por Dios”.

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