Multan a vecinos de la cayería de Villa Clara por pescar en el pedraplén

Las autoridades de la provincia realizan operativos por tierra y mar en la carretera para capturar a los "infractores"

En lo que va de año las autoridades han impuesto 34 multas en la carratera por violar la Ley de Pesca
En lo que va de año las autoridades han impuesto 34 multas en la carratera por violar la Ley de Pesca / Vanguardia
14ymedio

06 de junio 2024 - 15:15

La Habana/La prensa oficial publicó este martes un artículo sobre uno de los temas que históricamente ha evitado mencionar: el pedraplén que conecta al municipio de Caibarién, en Villa Clara, con los cayos Ensenachos, Las Brujas y Santa María. El reportaje, sin embargo, no trata de la carretera y su impacto en el ecosistema –un asunto al que dedican pocas líneas–, sino para advertir a los pescadores de que su presencia en esa zona es ilegal.

El periódico local Vanguardia acompañó a la Oficina Nacional de Inspección Estatal (Onie) de la provincia en un operativo por tierra y mar en el que varios pescadores terminaron interceptados. A los cayos, un hábitat turístico controlado y exclusivo, solo es posible acceder a través de la carretera, que abarca casi 50 kilómetros de mar. Asimismo, no cualquiera puede llegar hasta los enclaves, y solo pasan los trabajadores y personal de hoteles, los ómnibus estatales de empresas turísticas o de proveedores, autos de renta y otros vehículos autorizados, como los que transportan a los artesanos que venden en los llamados “pueblos” (zonas de tiendas, gimnasios y otros comercios que rodean los hoteles).

Pese a las restricciones, advierten las autoridades, desde temprano “en los puentes pulu­lan los pescadores ilegales, tanto de lunes a viernes como los fines de semana. Pescado­res que, en su mayoría, acceden de incógnito o con permiso para otras actividades en el destino turístico”.

La comitiva de inspectores, acompañados de un oficial de la Policía, no tarda en encontrar al primer grupo de tres “infractores”. “Pitas en mano, intentan darse a la fuga cuando ven la camioneta; pero Alejo [el chofer], intrépido al volante, los supera en velo­cidad y pericia. La multa queda impuesta, no sin antes cotejar los números de carné con el Ministerio del Interior y descubrir que uno era falso”, narra Vanguardia con aires de película de acción.

Dentro de las penalizaciones se incluyen el decomiso de la captura y de las embarcaciones
Dentro de las penalizaciones se incluyen el decomiso de la captura y de las embarcaciones / Vanguardia

Las autoridades se detienen otras dos veces, y en ambas los pescadores se lanzan al mar para escapar, pero sin más remedio que terminar regresando a la orilla, uno de ellos herido por el salto, para ser multados.

Según cuenta al medio Ernesto Monteagudo Carvajal, quien acompaña por mar los operativos con una lancha, son frecuentes las ocasiones en las que debe rescatar a “violadores de la Ley de Pesca que, en su estampida, sufren traumas físicos o los arrastra la corriente”.

La citada ley, como insisten en aclarar los inspectores, establece una penalización de hasta 5.000 pesos por la pesca no autorizada y sin licencia; monto que se incrementa si además se cometen otras infracciones como “utilizar artes no aprobadas, la pesca submarina en días no instituidos y la captura de especies tóxicas o vedadas”, por mencionar las más comunes. En lo que va de año, la Onie ha impuesto 34 multas con un valor de 97.000 pesos por violar la Ley de Pesca. Dado el caso, también puede ser retirada la licencia y decomisada la captura y la embarcación.

No obstante, la mayoría de quienes pescan desde el pedraplén lo hacen porque no tienen barcos, y la carretera ofrece un segmento de mar más alejado de la costa y un punto de tierra firme desde donde lanzar el anzuelo. Las autoridades, sin embargo, son tajantes en el asunto: “Por la orilla del litoral se puede pes­car sin el empleo de medios flotantes, pero el pedraplén no es litoral ni orilla, sino un lugar construido para permitir el acceso al polo turístico; no se puede pescar en ninguno de sus casi 50 kilómetros”, advierten.

A decir de José Ramón Alejo Machado, otro de los funcionarios, “unos infractores resultan muy receptivos, pero la mayoría se envalentonan y han llegado a amenazarnos con armas blancas. El enfrentamiento nunca es benévolo”. De la versión de los pescadores multados, no figura en el artículo de Vanguardia una sola palabra.

El pedraplén de Caibarién, una de las pocas “visiones” de Fidel Castro que –al contrario de la Zafra de los Diez Millones o la Ciudad Nuclear de Cienfuegos– sí se terminó, ha sido centro de numerosos debates desde que se inició su construcción en los años 90. El daño que una muralla de 50 kilómetros puede hacer al ecosistema costero del municipio, sin embargo, nunca ha sido un tema favorito del oficialismo, que prefiere resaltar los logros en materia de ingeniería de la vía.

Los operativos son acompañados generalmente por mar, con una lancha de la Onie
Los operativos son acompañados generalmente por mar, con una lancha de la Onie / Vanguardia

El propio artículo de Vanguardia dedica apenas unas líneas a reconocer que la carretera supone “una fuente de estrés ambiental”, pero asegura rápidamente que las autoridades han previsto alternativas y proyectos para evitar dañar el área. “Para disminuir el efecto ambiental que puede significar la inserción de un muro continuo en el mar, se incluyen puentes en su trazado; los del pedraplén Caibarién-Cayo Santa María contribuyen a mantener la biodiversidad en hábitats críticos para recursos pesqueros en la región”, aclara.

Según enumera el propio medio, ese fragmento de la Cayería Norte cuenta con “hábitats críticos (áreas de reproducción, sitios de desove, zonas de crianza, corredores biológicos) que constan de recursos marinos de alto valor comercial y diferentes ambientes inestimables, como praderas de pastos marinos, arrecifes coralinos, manglares y otros pelágico-costeros”.

El valor económico de los cayos e islotes que conecta el pedraplén, sin embargo, es una prioridad para el régimen, que en pleno Período Especial comenzó a desarrollar la obra y le destinó unos 34 millones de dólares e innumerables recursos. La situación se repite ahora, cuando la Isla atraviesa una crisis de combustible que mantiene a la población sumida en largos apagones, mientras el pedraplén consume vastas cantidades de recursos y petróleo en las reparaciones diarias a los tramos afectados por el mar.

El pasado febrero, Eduardo Rodríguez Dávila, ministro del Transporte, anunció que el pedraplén estaría nuevamente en mantenimiento. “Para el año en curso se planifica la reparación del puente 9; la colocación de 6.500 metros cúbicos de escolleras, para una mayor seguridad frente a eventos climatológicos; el montaje de un kilómetro de defensas y la colocación de 4.000 toneladas de hormigón asfáltico caliente”, dijo el titular.

Las reparaciones están enfocadas específicamente en prevenir daños por huracanes y tormentas tropicales, que este año se anuncian en abundancia. En la actual situación económica, las autoridades no pueden permitirse cerrar el enclave turístico como ocurrió en 2017 con Irma –que arrasó con la costa norte de la Isla y dañó hoteles y equipamiento en la cayería– y dejar de explotar las cerca de 13.000 habitaciones hoteleras y los 14 kilómetros de “playas de alta calidad” que celebró el ministro.

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