Multas de 100 CUP por sentarse en la Terminal de Ómnibus de La Habana
"Este lugar no tiene condiciones para la cantidad de gente que pasa horas de espera", lamenta una pasajera
La Habana/La misma escena se repite día tras día. Cientos de pasajeros se aglomeran en la Terminal de Ómnibus de La Habana y a falta de suficientes asientos, algunos se acomodan en el suelo, muros o salientes de la pared. Sin saberlo, cometen así una infracción que puede terminar en multa, como ocurrió este martes con varios estudiantes universitarios.
Ese día en horas de la tarde, una inspectora impuso multas de 100 CUP cada una a varios jóvenes que se habían sentado en un pequeño muro en el interior de la estación de ómnibus mientras aguardaban para subir a un vehículo que los llevara a su destino.
La inspectora sancionó a los jóvenes porque presuntamente habían violado el Decreto Ley 272, especialmente su artículo 17, en el que se considera una infracción afectar "por cualquier forma o medio, pared, muros, fachadas, aceras, puertas, ventanas o cualquier parte exterior de las edificaciones, cines, teatros, hoteles, elevadores u otros locales abiertos al público".
El texto regula las conductas en materia de Ordenamiento Territorial y Urbanismo y castiga a quienes dañen el ornato, la higiene comunal y los monumentos
El texto regula las conductas en materia de Ordenamiento Territorial y Urbanismo y castiga a quienes dañen el ornato, la higiene comunal y los monumentos. Con frecuencia se aplica también en espacios públicos como terminales de ómnibus y oficinas de trámites, lo que genera mucho malestar entre los ciudadanos que se defienden apelando a la falta de condiciones para una espera cómoda.
"¿A quién le va a gustar estar sentado en un muro cuando puede estar en un asiento con mejores condiciones?", cuestiona Dayana Peña, que fue testigo del incidente en la principal estación de ómnibus interprovinciales de La Habana y frecuenta a menudo esas instalaciones. "Este lugar no tiene condiciones para la cantidad de gente que pasa horas de espera".
La joven, que reside en Matanzas y se traslada cada semana a la capital cubana, comenta que, "en lugar de mejorar la situación para que los pasajeros que pagan por el servicio no pasen por todas estas incomodidades, quieren arreglar el asunto poniendo multas". Cuenta que, incluso, ha visto "gente que ha terminado en una estación de policía por discutirle la multa al inspector".
En su cuenta de Facebook otra testigo, Diraine Aguiar, denunció el caso, lo que suscitó de inmediato varios comentarios de solidaridad con los jóvenes y de quejas ante el estado de la terminal, que fue objeto de una reparación capital recientemente.
"Me pusieron una multa injusta por estar sentado y recostado en un murito de la terminal. A mí y dos estudiantes más", contó bajo condición de anonimato a 14ymedio uno de los afectados por la penalización. El joven aseguró que muchos pasajeros mostraron su solidaridad con los estudiantes y reclamaron a la inspectora por su severidad y por no tener en cuenta los problemas de infraestructura de la terminal.
Aunque la inspectora que impuso la multa no se identificó, se sabe que se trata de Teresa Fernández. En diciembre pasado, Fernández fue el blanco de una denuncia que hizo en las redes sociales un trabajador por cuenta propia que también fue multado por vender sus productos fuera del municipio donde tiene su licencia de cuentapropista.
En el incidente de este martes, "la multa no tenía fundamento legal, por varias razones, pero especialmente porque no había ningún cartel que prohibiera sentarse en ese lugar", asegura un afectado
En el incidente de este martes, "la multa no tenía fundamento legal, por varias razones, pero especialmente porque no había ningún cartel que prohibiera sentarse en ese lugar, además de que la gente estaba obligada a sentarse en el suelo incluyendo ancianos y personas con discapacidad porque en la sala de lista de espera había cerca de 200 personas y solo unos 25 asientos", explica a este diario uno de los multados.
"Las inspectoras llegaron y fueron directamente hacia donde estábamos sentados, nadie de la administración de la terminal intervino para explicar la situación ni tampoco ningún empleado había venido previamente para llamarnos la atención, el primer reclamo fue ponernos la multa de 100 CUP, que es muchísimo dinero para un estudiante que no tiene ingresos propios", lamenta.
Unas horas después, las inspectoras seguían merodeando por el lugar. "Esta terminal es un desastre, exigen mucho y cumplen poco", se quejaba al caer la noche una pasajera que aguardaba por viajar a Sancti Spíritus. "Reclaman mucho a los clientes pero el baño es un desastre, no hay un solo bebedero, todo lo que venden de comer o de tomar está carísimo y para colmo casi no hay donde sentarse".
La mujer, que viajaba junto a sus dos hijas, improvisó en una esquina un asiento formado por varios maletines y una caja de cartón. "Está frío el piso pero es lo que hay porque los asientos están todos llenos y nadie quiere arriesgarse a una multa por recostarse a la pared".
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