Se multiplican en La Habana los lugares chics para extranjeros y cubanos en busca de estatus

"Cada vez que vamos ahí, con mi esposo y mi niña, la cuenta nos sale en 18.000 pesos"

Una particularidad de estos restaurantes son la coctelería y la cocina de autor.
Una particularidad de estos restaurantes son la coctelería y la cocina de autor. / 14ymedio
José Lassa

26 de enero 2025 - 13:25

La Habana/Garbán, Sfornabontà, Malecón 663, ChaChaChá, Ecléctico, Fangio, Yarini, Antojo, VistaMar son algunos de los nuevos sitios lujosos y caros de La Habana donde un plato de comida cuesta el equivalente al salario mensual de un trabajador cubano. La proliferación de estos recintos, uno cada vez más caro que el anterior, se da mientras el país atraviesa la peor crisis socioeconómica de su historia. 

El Sfornabontà by Amalfi abrió sus puertas hace apenas un mes. Los dueños, italianos, hacen énfasis en que son la primera tienda de productos procedentes de este país en Cuba. Varias mesas de madera pintadas de blanco ocupadas casi en su totalidad por extranjeros mayores que fuman cigarrillos finos o tabacos. Ubicado en Miramar en la calle 1ra, entre 44 y 42, frente al hotel Copacabana, el lugar ofrece pizza, pastas y helado, además de dulces y bebidas muy poco vistos antes en Cuba. 

“La primera vez que fui solo pedí comida para llevar, porque estaba lleno. Pedí un cornetto, relleno con jamón ibérico y queso, súper rico, y no estaba tan caro, 500 pesos. La segunda vez que fui, a las dos semanas, lo habían subido a 750 pesos”, dice Amalia Rodríguez, quien comenta que se entera de esos lugares casi siempre por Instagram, donde tanto ella como sus amistades comparten sus visitas a locales chics. “Me gustó el lugar, pero eso sí las dos veces que fui tenían problemas con la transferencia. Demasiada casualidad. Yo creo que no lo aceptan”. Aunque la ley no lo permite, muchos de esos negocios prefieren dólares en efectivo.

Estacionados delante del local se ven carros modernos y alguna que otra moto eléctrica, ya que los precios no son para cualquiera, con pizzas o platos fuertes de 1.800 hasta 6.000 pesos.

El Sfornabontà by Amalfi abrió sus puertas hace apenas un mes.
El Sfornabontà by Amalfi abrió sus puertas hace apenas un mes. / 14ymedio

Sólo una cuadra más adelante, por la misma calle 1ra, se encuentra el que los youtubers Javi y Zami han llamado “el restaurante más caro de Cuba”, el Garbán. Lo más barato son los refrescos a un precio de 990 pesos, y una botella de agua o una porción de arroz puede llegar a costar 2.000 pesos, una ración de cinco croquetas se acerca a los 4.000 pesos y los platos principales están entre los 4.000 y los 9.200 pesos.

El Garbán se encuentra justo encima del Gelato, heladería dulcería creada hace más de 10 años. Ambos pertenecen a los mismos dueños, la cubana Yanetsi Azahares y su esposo italiano. 

Una particularidad de estos restaurantes son la coctelería y la cocina de autor, junto con la originalidad en la temática de sus decorados. Algunos pueden ser modernistas, otros minimalistas, clásicos y bohemios o, como en el caso del Malecón 663, propiedad de la francesa Sandra Expósito, más contemporáneos. 

“La decoración es original. Todas las sillas diferentes en una misma mesa, cosas de la carta escritas en la pared. Los dependientes vestidos raros, con pantaloneta de colores y descalzos”, refiere Analay Cuello quien, junto a su esposo, es propietaria de una mipyme de venta de motos. “A pesar de ser un lugar raro, la pasé bien”.  

Frente a estos locales se estacionan autos modernos y caros.
Frente a estos locales se estacionan autos modernos y caros. / 14ymedio

“La comida también es extraña. Las masas de cerdo tenían salsa de chocolate. Yo le decía que me pusiera la salsa aparte por si acaso. Efectivamente no nos gustó. Todos los platos tenían algo distintivo de ellos. Los nombres de las habitaciones eran Gozando en La Habana, El cuarto de Tula, cada una con un decorado distinto”.

Analay y su esposo alquilaron una habitación, pues además de bar-restaurante, el Malecón 663 también es un hotel-boutique. La noche sale en 110 dólares, con una botella de sidra y un desayuno incluidos.

“Yo no lo vi caro. He ido a lugares mucho más caros que ese, como el Chucha´s Tapas Bar, por ejemplo. Las cuentas, con mi esposo y mi niña cada vez que vamos ahí para que juegue, pues tiene un parque de diversiones, son de 18.000 pesos, y lo que comemos es un plato y un entrante para cada uno, con una bebida, sin postre ni nada, y menos mal que no tomamos alcohol. Una limonada en el Chucha´s te vale 1.200 pesos”. 

“Cuando llegué, lo único que vi fueron extranjeros”, continúa Analay. “El mánager nos comentó que, efectivamente, solo iban extranjeros o cubanos jóvenes bohemios a escuchar jazz y tomarse algunos tragos. Gente como nosotros iba poco”. 

La mayoría de estos sitios tienen buena presencia en redes sociales como Instagram, debido a estrategias que incluyen colaboraciones con influencers de moda y artistas.

Ir a estos espacios es una muestra de estatus.
Ir a estos espacios es una muestra de estatus. / 14ymedio

Las Noches de Fangio ya es una reconocida peña que se hace todas las semanas en el restaurante Fangio Habana, por donde han pasado artistas como Alaín Pérez, Ernán y Ruy López Nussa, Raúl Paz, Frank Delgado, los Hermanos Abreu, entre otros. La mayoría de estos artistas podrían llenar un teatro, pero tocar en estos sitios les trae más beneficios económicos, pues 1.000 pesos es lo mínimo que se pide de cover. Otros sitios que tienen esta dualidad de restaurante concierto son el Yarini, propiedad del actor cubano Jorge Perugorría, o el Ecléctico, por mencionar algunos. 

Ir a estos espacios es una muestra de estatus. Postear en redes sociales que estás yendo a lugares donde asiste la farándula de La Habana y extranjeros que no son los que van a los todos incluidos, si no que se alojan en hoteles de lujo y almuerzan y comen en sitios donde se gastan 100 dólares por comida.

Algo evidente salta a la vista. La casi totalidad de propietarios de estos sitios son foráneos o cubanos ligados directamente a un extranjero.

“Es algo que he visto en casi todos los lugares donde vamos”, sigue Analay. “Los dueños son extranjeros. Tienen a su gente de confianza, los mánagers, que es como les llaman, y atienden sus negocios cuando ellos no están, que es la mayor parte del tiempo”. “Todos son iguales. Ya el cubano no puede ir a ningún lado, porque todos son caros. Abren nuevos y son más caros”, concluye.  

Hay más ejemplos. Color Café, propiedad de Loypa Izaguirre, cubana casada con un francés; Plan H, propietaria cubana casada con un alemán; Hotel Boutique Tribe Caribe, propiedad de dos extranjeros, uno de ellos el productor de origen venezolano Andrés Levin y el otro, un misterioso inversor anglosajón, aunque se señala con insistencia la sombra de la hija de Raúl Castro, Mariela.

La mayoría de estos sitios fueron reseñados recientemente por el periódico 'La Presse' de Montreal.
La mayoría de estos sitios fueron reseñados recientemente por el periódico 'La Presse' de Montreal. / 14ymedio

La mayoría de estos sitios fueron reseñados recientemente por el periódico La Presse de Montreal en una serie de tres artículos, sorprendentemente ditirámbicos, bajo el título La Havane chic. El autor, el fotógrafo canadiense Martin Chamberland, describe una nueva faceta de La Habana, “más de gama alta, aún más nutritiva para las papilas gustativas y más deslumbrante para los ojos”. 

Una de las “expertas“ que entrevistó es la también fotógrafa canadiense Heidi Hollinger, quien asegura que “esta ciudad tiene los activos para convertirse en uno de los lugares más destacados del planeta y una capital gastronómica de primer orden”. 

Más allá del estupor que provoca la descripción de esa realidad paralela, surgen numerosas preguntas: ¿Solo vieron esa Habana donde se juntan extranjeros y ese sector muy reducido de cubanos con recursos? ¿Cuando se desplazaban de un local chic a otro, no vieron la otra, invadida por la basura, con edificios en ruinas y una pobreza generalizada?

“Cuba está cada vez más lejos del alcance del pueblo cubano”, resume un usuario en los comentarios a uno de los videos de los youtubers Javi y Zami. Los cubanos son los últimos en enterarse de que La Habana se ha convertido en “una capital gastronómica”.

Además de bar-restaurante, el Malecón 663 también es un hotel-boutique.
Además de bar-restaurante, el Malecón 663 también es un hotel-boutique. / 14ymedio

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