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Nostalgia por Radio Martí en Cuba, banda sonora de las ansias de libertad informativa durante décadas

  • "Es donde primero yo escuché la verdad verdadera", recuerda Tomás
  • Numerosas voces dentro y fuera de la Isla se pronuncian contra la decisión de Trump de paralizar la emisora

Radio Martí fue al menos durante un decenio la única fuente alternativa de noticias en un país con el estricto monopolio del Partido Comunista sobre la información. / Al Jazeera
Olea Gallardo

17 de marzo 2025 - 22:27

La Habana/Durante la crisis de balseros desatada en Cuba entre agosto y septiembre de 1994, tras el llamado Maleconazo, miles de habitantes de la Isla sintonizaban Radio Martí por una razón principal: cada día, se leían allí los nombres de los rescatados en el mar. Era, para muchos, la única manera de saber si su familiar estaba vivo.

Años antes, la emisora cubrió ampliamente la Causa número 1 de 1989, por la que fueron fusilados Arnaldo Ochoa y otros altos militares, acusados de tráfico de drogas y alta traición. “Si no hubiera sido por Radio Martí, se habría sabido muy poco o nada sobre la verdadera implicación del régimen castrista con el narcotráfico, el tráfico de marfil en África y demás excesos”, cuenta María desde El Vedado habanero, estupefacta, como tantos compatriotas, de que el actual presidente estadounidense, Donald Trump, haya ordenado suspender, mediante una orden ejecutiva que incluye otros proyectos federales, las operaciones del medio de comunicación, que este lunes ya no emite en directo.

Radio Martí –luego llamada Radio y Televisión Martí, cuando tuvo su propio canal– fue al menos durante un decenio, desde que inauguró sus transmisiones, el 20 de mayo de 1985, hasta que aparecieron nuevos medios independientes a finales de los años 90, la única fuente alternativa de noticias en un país con el estricto monopolio del Partido Comunista sobre la información. Dependiente de la Radio Broadcasting to Cuba, creada en 1981 por el entonces presidente Ronald Reagan a instancias del líder anticastrista Jorge Mas Canosa, transmitía mediante onda corta, y su señal podía escucharse en varios países del Caribe.

"Eran muy pocos los que se atrevían desde la Isla a dar declaraciones directamente a Radio Martí y quienes lo hacían eran reprimidos"

“En aquel entonces eran muy pocos los que se atrevían desde la Isla a dar declaraciones directamente a Radio Martí y quienes lo hacían eran automáticamente estigmatizados y reprimidos”, rememora María, quien guarda recuerdo de las maniobras que había que hacer en las casas para sintonizarlo. “Había que tener cierto tipo de radio y ubicarlo en ciertos lugares. Mi padre descubrió que si se acostaba en el piso del baño y lo ponía sobre los azulejos, captaba mejor la emisora, así que el baño se convirtió en un lugar muy concurrido”.

Consciente del poder que suponía proporcionar una información distinta a la oficial, el régimen enseguida contaminó la señal con una molesta interferencia. “Se escuchaba muy mal, con un ruido, brbrbrbr”, imita Tomás, vecino de Centro Habana, que asegura ser oyente del medio desde que era adolescente. “La vecina de al lado lo ponía y me enseñó a buscarlo en el radio y yo lo ponía también”. En aquella época, refiere el hombre, no existía más universo que el que presentaba la televisión nacional. “Estábamos ajenos por completo. Aquí se pensaba que el mundo era un desastre y que Cuba era el paraíso”.

En sus programas, en aquellos tiempos, se podía saber acerca de las consecuencias de los huracanes que cruzaban la Isla –algo que la propaganda oficial siempre trataba de minimizar–, o de funcionarios que hubieran desertado en un viaje en el extranjero, o incluso de sanciones internacionales contra el régimen de La Habana. Tomás remata: “Donde primero yo escuché la verdad verdadera fue en Radio Martí”. 

También servía, por ejemplo, para saber qué número salía en la bolita, la lotería ilegal que se juega en las calles cubanas

Su sintonía, que daba inicio a las transmisiones y se repetía en varios momentos del día, se convirtió, de alguna manera, en la banda sonora de las ansias de libertad informativa de los cubanos. “Cuando en una cuartería, se sentía esa cadencia salir de alguna vivienda, todo el mundo sabía que esa familia escuchaba la emisora prohibida”, prosigue María.

“Cuando la escuché por primera vez sería en pleno Período Especial, siendo pequeño”, cuenta Josiel, emigrante en Florida. “Intuí pronto que era algo prohibido porque en el barrio muchos hablaban bajo cuando mencionaban esta emisora”. Josiel asegura que no tenía mucha conciencia de lo que pasaba, pero asocia Radio Martí a unos vecinos que “prepararon unas balsas con cámaras de camión” y llegaron a la Base Naval de Guantánamo. 

Ya de adulto, prosigue el joven, visitaba la casa de un tío en Santiago de Cuba, muy crítico con el régimen y “fiel oyente del espacio Las Noticias Como Son”. De una manera similar, María opina que la transformación política de su padre, que acabó renegando del Partido Comunista del que había sido miembro, “se debió en parte a Radio Martí, que él admiraba muchísimo”.

Las consecuencias de involucrarse de alguna manera con la emisora no eran pocas. En la represión de la Primavera Negra, la mera tenencia de un radio de onda corta para captar la señal o haber hablado alguna vez a través de sus micrófonos, vía llamada telefónica, fueron considerados pruebas incriminatorias contra los activistas y periodistas independientes juzgados en aquellos días de 2003.

"Se puede reactivar con menos personal, pero nada nos garantiza el empleo"

El medio no siempre tenía un cometido tan serio. También servía, por ejemplo, para saber qué número salía en la bolita, la lotería ilegal que se juega en las calles cubanas. “Había gente en mi cuadra que solo la sintonizaba para eso”, explica Gabriel, hoy residente en Miami. Su primer recuerdo de Radio Martí no fue como oyente de la emisora sino como estudiante, al inicio de lo que se llamó “Batalla de Ideas”: “Lo primero que escuché fueron ataques que hacían los profesores contra ese medio, al que tildaban de enemigo. En las aulas nos bombardeaban constantemente despotricando contra todo lo concerniente al exilio de Miami”.

Este padre de 35 años, simpatizante de Trump, no cree que el cierre de Radio Martí vaya a ser definitivo. Al respecto, menciona la propia orden del presidente, emitida como “temporal”, y la promesa de los congresistas republicanos cubanoamericanos Carlos Giménez, María Elvira Salazar y Mario Díaz-Balart de “trabajar” para garantizar la continuidad de las emisiones.

“Radio Martí ha sido clave para contrarrestar la propaganda del régimen de Castro/Díaz-Canel. Mientras los programas y las agencias del Gobierno federal se reestructuran, seguiré trabajando con el presidente Trump para asegurarnos que el pueblo cubano tenga acceso a las noticias sin censura que necesita y merece”, escribió Salazar en sus redes sociales.

Trabajadores de Radio Televisión Martí que hace unos días mantenían el optimismo, este lunes se mostraban más desesperanzados. “Se puede reactivar con menos personal, pero nada nos garantiza el empleo”, declaró uno de ellos a 14ymedio bajo condición de anonimato.

"La libertad y la democratización de Cuba no solo es del interés y beneficio de los cubanos sino de Estados Unidos también"

Por lo pronto, numerosas voces dentro y fuera de la Isla se han pronunciado en contra de la decisión presidencial. Así la Asamblea de la Resistencia Cubana, que instó este lunes a Trump a ayudar en lugar de acabar con Radio y Televisión Martí. “La preservación y fortalecimiento de ese medio de comunicación es indispensable para el pueblo cubano”, subrayó en un comunicado la coalición con base en Miami, compuesta por 53 grupos. También reiteró: “La libertad y la democratización de Cuba no solo es del interés y beneficio de los cubanos sino de Estados Unidos también”. Y recordó que el régimen de La Habana “tiene instaladas en su territorio bases militares y de espionaje de los regímenes adversarios de Estados Unidos y consistentemente ha socavado la seguridad nacional norteamericana”.

Por su parte, el Consejo para la Transición Democrática en Cuba, con sede en Madrid, expresó su “profunda preocupación por la orden de desmantelar la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (Usagm), que incluye la suspensión temporal del financiamiento a Radio y Televisión Martí”, la cual “ya ha traído consecuencias negativas, como es la recepción de cartas de despido a trabajadores que se encuentran en una situación de incertidumbre”.

En un comunicado hecho público este lunes, la organización hace énfasis en que estos medios “han jugado un papel esencial al ofrecer información veraz a la población cubana, rompiendo el monopolio informativo del régimen y haciendo de contrapeso necesario a la propaganda estatal”. Además, señala que también han sido “elementos clave para promover el periodismo independiente, la resistencia pacífica contra la represión y la censura del régimen cubano”.

Y alertan: “La desaparición de Radio y Televisión Martí representaría un retroceso significativo, beneficiando exclusivamente al régimen cubano en su discurso propagandístico tanto dentro como fuera de la Isla. Además, fortalecería la propaganda y la desinformación de otros regímenes autoritarios que ya tienen presencia en Cuba y en el resto del mundo como el medio ruso, Russia Today (RT), CGTN de China, HispanTV de Irán y Telesur de Venezuela, lo que afectaría también los intereses democráticos de Estados Unidos y de Occidente en general”.

En la misma línea se pronunció José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba. En una publicación repetida en sus redes sociales, resaltó que Radio y Televisión Martí es “símbolo necesario e inseparable de la causa a favor de la libertad y la democracia en Cuba” y afirma entender “cualquier reestructuración necesaria” para que “estas plataformas mejoren constantemente y resulten más efectivas y de mayor alcance”, pero asevera que “no deben dejar de existir”.

"Su total ausencia beneficiaría demasiado el discurso y la propaganda del régimen comunista cubano y de los medios antidemocráticos cada vez más presentes en nuestro continente"

“Su total ausencia beneficiaría demasiado el discurso y la propaganda del régimen comunista cubano y de los medios antidemocráticos cada vez más presentes en nuestro continente”, insistió el histórico opositor, que pide “encarecidamente al presidente de Estados Unidos que Radio y Televisión Martí continúen dando voz a nuestro pueblo oprimido y silenciado por una brutal tiranía enemiga de EE UU y de todo Occidente”. 

Miriam Leiva también arremetió contra la medida. En un post publicado en Facebook, la periodista independiente recordó su colaboración, a lo largo de más de 20 años, con Las Noticias Como Son, el espacio presentado por José Luis Ramos y Amado Gil, así como la de su esposo, Oscar Espinosa Chepe, que le costó la represalia del régimen. “En el juicio a él como parte de los 75 de la Primavera Negra de 2003, la fiscal esgrimió su participación en el programa. Chepe le contestó que si no querían que él lo hiciera, ‘denme espacio en la radio nacional’. La respuesta a él fue dura y ofensiva”.

En la misma publicación, Leiva recordó, en mayúsculas, que Radio y Televisión Martí nunca les pagó (algo, por cierto, que otros colaboradores exponen como una crítica y que ha sido fuente frecuente de malestar entre los reporteros residentes en Cuba que ni siquiera se beneficiaron de recargas telefónicas por parte de la emisora). No en vano, recuerda la periodista cómo se ha congratulado el régimen recientemente por la cancelación de los programas de ayuda a medios independientes y activistas por los derechos humanos. Concluye Leiva: “El Gobierno cubano ganó con el desmantelamiento”.

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