La obsesión por conseguir cigarrillos en Cuba

La llegada de las cajas para su venta por la libreta desata la picaresca entre los fumadores cubanos

Aguirre recuerda que el producto está en venta libre y, por tanto, "no se debe cigarro de julio, septiembre o agosto a los consumidores". (14ymedio)
Aguirre recuerda que el producto está en venta libre y, por tanto, "no se debe cigarro de julio, septiembre o agosto a los consumidores". (14ymedio)
14ymedio

14 de octubre 2021 - 15:51

La Habana/El timbre empezó a sonar insistentemente este martes en la casa de Maricela. Se trataba de su cuñada Dunia, a la que hacía años que no veía. La extraña visita, sin embargo, no le sorprendió tanto. Su marido falleció hace pocas semanas por covid-19 y supuso que venía a presentar sus condolencias. Nada más lejos de la realidad, lo que la recién llegada quería era la libreta de su hermano muerto para poder llevarse las tres cajetillas de cigarro que le corresponden este mes de octubre.

Aunque el caso es extremo, es un ejemplo más de cómo la desesperación se extiende entre los fumadores de la Isla, y muy específicamente en La Habana, donde los cigarrillos están racionados desde junio, sin que haya buenas noticias para ellos. En la calle ya se están vendiendo los de la marca Criollos racionados que estaban previstos para septiembre, pero que se comercializan ahora porque el producto no llegó a las tiendas minoristas hasta los últimos días del pasado mes.

En la calle ya se están vendiendo los de la marca Criollos racionados que estaban previstos para septiembre, pero que se comercializan ahora porque el producto no llegó a las tiendas minoristas hasta los últimos días del pasado mes

Marco Aguirre Carvajal, subdirector provincial de Alimentos de la Empresa de Comercio de La Habana, asegura que este mes estarán disponibles en la provincia 4,2 millones de cajetillas de la marca nacional, conocidos como "rompe pechos" a nivel popular por su mala calidad pero que, ante la escasez se han convertido en un objeto de deseo.

Pero el Estado no está en deuda con los fumadores por lo que no se distribuyó en los meses precedentes. Aguirre recuerda que el producto está en venta libre ("liberado", según el término burocrático de la economía de la escasez) y, por tanto, "no se debe cigarro de julio, septiembre o agosto a los consumidores, pues al no estar contenido dentro de la canasta familiar normada, no tiene que distribuirse obligatoriamente todos los meses".

Además, vuelven a insistir en que no se espera recuperar la normalidad hasta el primer trimestre de 2022, con lo que, de cumplirse los plazos, podría acercarse a un año el período de escasez del producto.

Es la segunda vez en el mes que la prensa oficial sale a dar explicaciones a una falta de tabaco que está dejando varios sucesos violentos como resultado. En las últimas semanas, este diario ha tenido conocimiento de varios ataques, entre conocidos o desconocidos que coincidían en colas, por una misma causa: las disputas por los pocos cigarrillos disponibles.

El pasado 1 de octubre, Tabacuba explicó que la fábrica de Holguín, que concentra el 60% de la producción nacional, tuvo "roturas imprevistas" por las que apenas entregó el 33% de lo planificado para septiembre. Además, la fábrica de Villa Clara estuvo parada 24 días este año, en dos ocasiones, por roturas. Y lo mismo ocurrió con la de Trinidad. Además, la pandemia obligó a reorganizar a los trabajadores por brotes de covid-19 en las fábricas. Todas ellas, junto a la de La Habana tenían previsto ir recuperándose poco a poco.

En junio, y ante la falta de disponibilidad de cigarrillos nacionales, los gobiernos provinciales decidieron distribuir el producto de manera racionada, limitando su venta a mayores de 18 años y según las existencias

Los dirigentes del monopolio estatal de tabaco avisaron de que la producción estaba al 81% a finales de septiembre y que la mayor parte de los problemas, como la falta de papel de envoltura, marquillas y piezas para las fábricas, fueron fruto de la falta de liquidez. Además, por una vez, eximieron parcialmente de responsabilidad a EE UU al decir que "no fueron todos [los inconvenientes] debido a las medidas restrictivas impuestas por el bloqueo norteamericano".

En junio, y ante la falta de disponibilidad de cigarrillos nacionales, los gobiernos provinciales decidieron distribuir el producto de manera racionada, limitando su venta a mayores de 18 años y según las existencias. El objetivo era, argumentaron, "evitar el acaparamiento y reventa de este producto", pero el fin no solo no se ha conseguido, sino que ha desatado por enésima vez la picaresca.

Con el comienzo de la venta en las tiendas minoristas muchos no han dudado en utilizar la libreta de otras personas o comprarla. Los cigarrillos que se están vendiendo racionados cuestan 10 pesos la caja, pero en el mercado negro el precio llega hasta los 100 o 120. Otros, como los H.Upmann se venden en torno a los 25 pesos la caja, pero alcanzan los 140 en reventa. Además, otras marcas de mayor calidad solo pueden encontrarse en las tiendas en moneda libremente convertible con precios que superan los 200 pesos al cambio del dólar en el mercado negro.

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