La obsesión por la papa se apodera de Luyanó en medio del apagón

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En La Habana es un acontecimiento mayor, mientras en el campo "la tienen a mano"

Entre la cola y el objeto de su deseo se interpone el camión que las transporta.
Entre la cola y las papas se interpone el camión que las transporta. / 14ymedio
Juan Diego Rodríguez

06 de marzo 2025 - 21:09

La Habana/La papa acaba de llegar a los mercados del racionamiento de La Habana y los cubanos no necesitan ningún pregonero para avisarles. Jaba al hombro o carrito en mano, los integrantes de la cola cerraron filas este jueves frente a la bodega de Arango y Lugo, en la barriada de Luyanó.

“Van a dar tres libras por cabeza”, augura una mujer. El comentario atiza la emoción de los presentes, que ya ven el codiciado tubérculo preparado en todas las formas posibles: frito, pero no hay aceite; con salsa, pero no hay tomate; con carne, pero las vacas se esfumaron; con picadillo, pero el cerdo cubano es igual de huidizo. 

El eterno dilema de que no coincidan los ingredientes es un golpe de realismo que los que hacen cola en Luyanó no están dispuestos –al menos por ahora– a asumir. “Lo importante es alcanzar”, repite un habanero que peina canas. La cola, explica, lo distrae del apagón que ha caído desde la mañana sobre Luyanó y de la falta de internet, el enésimo “daño colateral” de la crisis energética. 

“Qué obsesión ha habido aquí siempre con la papa”, señala, impasible pero sin abandonar su lugar en la cola, una ama de casa. “En el campo esto no pasa: claro, ellos no le hacen tanto swing porque la tienen a mano, pero nosotros…”. No se equivoca. Esta semana, varios periódicos provinciales anunciaban el reparto de papa en sus mercados.

En algunas provincias, la llegada de la papa –en pleno inicio de cuaresma– adquirió ribetes mesiánicos: Acopio repartió 5.000 toneladas del tubérculo en Ciego de Ávila coincidiendo con la visita de Gerardo Hernández, el ex espía del régimen en EE UU que acabó convertido en presidente de los Comités de Defensa de la Revolución, una sincronía que celebró Invasor

Entre la cola y el objeto de su deseo se interpone el camión que las transporta. La descarga es lenta y todavía el aviso no ha llegado a todos los hogares, valora uno de los clientes, para quien la cola –que se mueve de un lado a otro de la calle huyendo del sol y esquivando carros– es aún poco robusta.  

La descarga es lenta y todavía el aviso no ha llegado a todos los hogares.
La descarga es lenta y todavía el aviso no ha llegado a todos los hogares. / 14ymedio

Hace varios meses hay “papa en la calle”, una fórmula que describe la disponibilidad del producto en el mercado informal. A 350 pesos la libra, un carretillero o un vendedor ambulante puede dotar a las familias de La Habana del codiciado tubérculo. “No es mucho, si acaso tres papas medianas, o nueve papitas, pero por lo que se ve en el camión, no son muy grandes”, afirma, ya desesperanzada, otra mujer. 

“¡Papa! ¡La noticia del día!”, exclama, desde el portal de su casa, uno de los vecinos de la bodega. Como si del Vaticano se tratara, hasta que se despache el último saco no se hablará en su barrio de otra cosa que de papas.

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