La prensa oficialista invoca a Juan Luis Guerra para que "llueva café" en Cuba

La Habana/Un día es la papa, otro el arroz y hoy el café. "No somos capaces de suplir la demanda de café del país, de 24.000 toneladas, estamos en 10.000 toneladas, por tanto, hay que hacer un esfuerzo buscando rendimientos", dice Elexis Legrá, director de Café, Cacao y Coco en el estatal Grupo Empresarial Agroforestal.

La declaración se encuentra al final de un largo artículo del diario oficialista Tribuna de La Habana en el que se habla del impulso al programa cafetalero en la Isla y, concretamente, en la provincia.

Las autoridades de La Habana se reunieron este jueves con directivos de empresas vinculadas a la agricultura para abordar "las buenas prácticas y potencialidades" en la provincia para contribuir a reducir la importación, aunque no parece que el sector marche bien teniendo en cuenta la cifra de uno de los productos más apreciados por los cubanos.

"Hay que tocar las puertas a todos los productores de la capital que quieren sembrar café"

"La Habana puede aportar mucho en el café. En este proceso, previsto entre febrero y marzo, queremos que también se haga el levantamiento en La Habana a productores, finqueros de la forestal y trabajadores. Hay que tocar las puertas a todos los productores de la capital que quieren sembrar café", dijo Legrá.

El texto da cuenta detallada de cómo se está organizando este programa destinado al fomento del cultivo en el llano y el estudio que pretende hacerse "dirigido a establecer las inversiones necesarias, a la vez que se impulsará la construcción de una despulpadora". Tampoco falta el mantra de las 63 medidas, que se está quedando más en una frase hecha que en resultados concretos. Por si fuera poco, Tribuna de La Habana se permite una broma arrancando el texto con una cita al dominicano Juan Luis Guerra y su Ojalá que llueva café en el campo.

Justo Luis Fuentes, presidente del Grupo Empresarial Agroforestal, después de hacer referencia al papel que deben jugar la ciencia y los productores, afirma que no están sabiendo llegar a ellos a la hora de incentivar el programa de café en el llano. "Es una tarea que nos compromete a todos para llegar a ellos con la información y eso se podrá hacer con el trabajo de todas partes que intervienen para lograr que siga creciendo el movimiento".

El primer secretario del Partido en la provincia, Luis Antonio Torres Iríbar, dijo que el café debe crecer en La Habana, "producto de la solidaridad entre todos, un café de tiempos difíciles" y llamó a los productores a contribuir de manera solidaria cultivando no sólo para el autoconsumo, sino para producir café en el llano. El funcionario estimó que, con solo completar el 30% o 40% de plantas que faltan en los cafetales del país, se estarían produciendo unas 13.000 toneladas.

El primer secretario del Partido en la provincia, Luis Antonio Torres Iríbar, dijo que el café debe crecer en La Habana, "producto de la solidaridad entre todos, un café de tiempos difíciles"

El café cubano que se adquiere en las bodegas lleva años mezclándose al 50% con chícharos para poder llegar a la población debido a la incapacidad de mantener una producción suficiente o importar lo que resta. El que se adquiere fuera llega mayoritariamente de Vietnam, Brasil y México.

En los últimos tiempos, las dificultades para encontrar café han llegado incluso hasta las tiendas en moneda libremente convertible, y en el mercado informal podía llegar a alcanzar hasta 1.000 pesos el paquete de un kilo o 250 pesos el de 250 gramos este diciembre.

Las declaraciones de Iríbar han traído a la memoria de muchos residentes en la capital cubana el proyecto del Cordón de La Habana, impulsado a partir de 1967 por Fidel Castro. La idea consistía en crear un cinturón agrícola alrededor de la ciudad para lograr abastecerse de carne, productos lácteos, frutas y cítricos.

El Cordón, de unas 30.000 hectáreas cultivables, incluía la siembra de arbustos de café de la variedad caturra. Para lograr tal empeño, miles de trabajadores estatales fueron destinados a la siembra de estas plantas, lo que paralizó empresas, industrias y oficinas. Al final, el proyecto fracasó y la siguiente década el suministro de café sufrió constantes altibajos en la ciudad.

A los planificadores se les había escapado un detalle y todo indica que están a punto de repetir el mismo error: el café no tiene buen rendimiento en zonas llanas y necesita una altura que oscila entre los 1.000 y 1.600 metros.

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