La prensa oficialista cubana denuncia la precariedad de 24 familias que viven en vagones de tren
El 4% de la población vive en barrios y focos pobres e informales, aunque en Ciego de Ávila, Holguín y Camagüey se superan el 6 y el 8%
Madrid/Han pasado cuatro años desde que a Felipa Tavera Gómez, una avileña residente en un precario vagón de tren en Morón, Ciego de Ávila, le dijeron que la vice primera ministra Inés María Chapman Waugh iba a visitar su casa como parte de un recorrido por la provincia. Ella corrió a cambiarse de ropa y salió a contar su historia y la de más de una veintena de familias que residían en las mismas circunstancias.
"Después de la foto, Chapman se despidió con un beso y siguió una apretada agenda de visitas a obras inconclusas de la agricultura avileña. Se fue, probablemente, dejando como tarea pendiente para el municipio la solución de tan añeja vulnerabilidad", recuerda este domingo el diario Invasor, que ha regresado al lugar para comprobar que nada ha cambiado en la vida de Felipa. A través de la significativa anécdota, el medio oficialista más rebelde a la hora de denunciar los errores gubernamentales, repasa la precariedad en que viven aún los habitantes de Las Casillas, como se conoce a la fila de vagones.
Ciego de Ávila es, según los datos más actualizados (2012 con datos de 2019), la tercera provincia con mayor porcentaje de la población residente en barrios y focos precarios e informales, con más de un 6%. La superan Holguín, con casi un 7% y Camagüey con un 8%, dejando lejos la media nacional, del 4%. De acuerdo con el Informe Voluntario de Cuba de 2019, sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el 1,15% de la población de la Isla "se encuentra privada de condiciones de vivienda seguras", reza la publicación.
Planea ir a La Habana o escribir a Díaz-Canel para insistir en su queja. En su "casa" cuelga junto a un calendario un cuadro de la Virgen de la Caridad del Cobre y una foto de Raúl Castro
Felipa lamenta que la situación permanezca invariable, aunque su vida sí ha cambiado y ahora está jubilada. Inasequible al desaliento, no parece perder el fervor revolucionario y planea ir a La Habana o escribir a Díaz-Canel para insistir en su queja. En su "casa" cuelga junto a un calendario un cuadro de la Virgen de la Caridad del Cobre y una foto de Raúl Castro, relata el medio, que sitúa en un 13% el fondo habitacional de Morón que estaba catalogado en mal estado con los datos de mayo de 2020.
El historial de mudanzas de Felipa no puede ser más triste, especialmente porque ha pasado una vida entera trabajando. Treinta años desde que empezó como auxiliar de limpieza en la Terminal de Ferrocarriles hasta que se jubiló como secretaria del Sindicato del Transporte, cuadro de la Central de Trabajadores de Cuba, militante del Partido y presidenta de su Comité de Defensa de la Revolución. Pese a tantos méritos acumulados, los políticos incluidos, nunca ha vivido en una situación decente.
Originaria de Guantánamo, desde allí llegó a Ciego de Ávila y residió en Falla antes que en Morón, donde vivió "en un cuartico que le prestaron", de ahí pasó a un inmueble similar en el barrio de La Victoria, que el propio Invasor califica "inhabitable", y le siguió otro en el que permaneció hasta que "se pudrió el piso y se le cayó el nieto que cría como hijo". Su siguiente casa ha sido el vagón del tren, al que también tuvo que echar cemento que le dio "el Gobierno" en el suelo por miedo a que el niño se le volviera a colar por un hueco que se avecinaba.
En el vagón viven ya seis personas, incluidas su pareja y las de sus dos hijos, en un espacio donde las paredes tienen tres metros de distancia. Según el diario oficialista, las promesas han llovido desde hace demasiados años, desde un terreno que no les dieron, unas petrocasas que finalmente se entregaron a los afectados por el huracán Irma, reuniones y recorridos... pero ninguna solución.
Invasor cita a Tania Estrella González Sosa, representante de la Unión de Ferrocarriles de Cuba en la provincia y quien lleva las gestiones para la reubicación. La funcionaria afirma que este año se prevé "solucionar" ocho de las viviendas previstas, lo que significa conseguir que "salgan por el plan" y se les entreguen así los recursos, lo que aplaza aún bastante la obtención de los inmuebles. También, añade, hay "seis subsidios otorgados, aún sin empezar, y dos apartamentos" para esta comunidad.
Yorqui Navarro Pérez, intendente del municipio, dice que este año se aprobó la obra, de la Organización Superior de la Dirección Empresarial a la que pertenece Ferrocarriles. "Pero aún no tienen ni siquiera la microlocalización". El medio añade un dato alarmante: en los últimos cinco años, "Ferrocarriles se ha propuesto construir apenas una vivienda y no lo ha logrado, como sucede con Azcuba, la Empresa Forestal y todo organismo cuya función principal no es la construcción".
Sí construye, y mucho, la Empresa Inmobiliaria Almest, la inmobiliaria de los militares cubanos. De las 608 casas construidas en Morón entre 2019 y 2022, 450 son suyas, por lo que apenas 158 quedan para los vecinos
Sí construye, y mucho, la Empresa Inmobiliaria Almest, la inmobiliaria de los militares cubanos. De las 608 casas construidas en Morón entre 2019 y 2022, 450 son suyas, por lo que apenas 158 quedan para los vecinos.
Algunos residentes han logrado que sus casos avancen, pero la lentitud es pasmosa. Invasor cita también el caso de Vivian Hernández Díaz, que consiguió un subsidio por sus problemas de salud hace años, pero que aún no ha visto cómo se materializaba. Desde 2020 hay seis subsidios con financiamiento, pero sin avance constructivo alguno. De los 73 aprobados, solo 15 se ejecutaron en 2022.
El resultado es una multitud de familias que se ven obligadas a asentarse en cualquier lugar. Las autoridades citan casos, como el del hotel Perla, donde viven 39 familias que han convertido el espacio en su vivienda e, incluso, organizan mercadillos improvisados de venta de productos.
El medio oficialista se niega a considerar moralmente ocupantes ilegales a esos vecinos. "Se tejen actos demasiado complejos para encasillarlos solo en el adjetivo de 'ilegal'", lamentan, y vuelven al caso de Felipa. "No puede costear, a sus años, la construcción de una casa. Sí puede hacerse maestra de obra y traer a toda su familia para ayudarla a construir".
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