Operación Tributo: veinticinco años de un doloroso evento
La Habana/Hoy se cumplen veinticinco años de la denominada Operación Tributo, actividad organizada para traer y depositar en suelo cubano, los restos de 2.085 hombres y mujeres que perdieron la vida en cumplimiento de misiones militares y 204 en tareas civiles, en tierras africanas.
A diferencia de la práctica generalizada de devolver a su país los muertos en misiones en el exterior, las autoridades cubanas siempre han optado por enterrarlos en los países donde pierden la vida, tal vez con el objetivo de evitar el mal efecto político que causa la llegada de ataúdes, afectando la moral de los ciudadanos. La información sobre los decesos se ha circunscrito al ámbito familiar. Ambas prácticas formaron parte de la política al respecto de los ex países socialistas.
Para este doloroso evento se escogió la fecha del 7 de diciembre de 1989, haciéndolo coincidir con el aniversario 93 de la caída en combate de Antonio Maceo y de su ayudante Panchito Gómez Toro. El cortejo fúnebre se realizó bajo el solemne decreto de un día de Duelo Nacional.
Cuba entera amaneció de luto, con largas caravanas de vehículos militares que transportaban las pequeñas urnas, todas grises con vetas más oscuras e iguales, acompañadas por ómnibus Girón, también pintados del mismo color, donde iban los familiares y allegados. Padres y madres, hijos e hijas, esposos y esposas volvieron a repetir el dolor que habían sentido años atrás, en el momento de la pérdida, y del cual muchos ya se habían recuperado, aunque nunca olvidado, y hasta habían reconstruido sus vidas y, en el último caso, hasta creado nuevas familias.
Conjuntamente con el honor que se pretendía otorgar, también se removieron dolores ya superados. Para muchos ciudadanos constituyó un evento traumático, que nunca más debiera repetirse.
Por suerte hoy, las misiones militares para participar en guerras ajenas forman parte del pasado y ahí deberán quedar. Actualmente, el énfasis se hace en las misiones de carácter civil, principalmente en las relacionadas con los servicios médicos, que además de ser útiles políticamente, aportan una considerable cantidad de divisas, que suplen las que deja de generar la ineficiente economía cubana.
Sería conveniente, para bien de todos, que nuestros muertos de ahora regresen cuando pierdan la vida, y no cinco, diez o quince años después. Así nunca más tendría que repetirse algo tan triste como una Operación Tributo.