Oro negro
La Habana/En un oscuro recodo de la autopista nacional, sin anuncios lumínicos que lo identifiquen, los conocedores del secreto se adentran por un camino sin pavimentar. Unos minutos antes han llamado desde su celular preguntando si hay frutabomba madura. Parquean en medio de un platanal y levantan la tapa del combustible.
En medio de la nada, un hombre descalzo y sin camisa carga un bidón de plástico y auxiliándose de un embudo rellena con petróleo el tanque del auto de un taxista sin licencia que hace el recorrido entre Cienfuegos y La Habana. Todo ocurre en silencio, apenas sin proferir palabras.
La escena se repite en distintos puntos de las carreteras cubanas. Estos "servicentros" no se anuncian en las páginas amarillas de la guía telefónica ni aparecen en el portal Revolico. Son los proveedores clandestinos del combustible proveniente de los almacenes del Estado, especialmente el destinado a labores agrícolas.
El litro de petróleo, que en un establecimiento oficial cuesta 1 CUC, tiene aquí un precio de 15 CUP, un 40% menos. Lo más barato que se encuentra es a 12 CUP y de forma muy excepcional, en una oferta para amigos, a 10. Atrás quedaron los tiempos en que se pagaban 8 por un litro. La subida de precios obedeció a una drástica reducción de las cuotas que el Estado entrega a granjas y cooperativas después de que Venezuela disminuyera el suministro de hidrocarburos a la Isla.
La subida de precios obedeció a una drástica reducción de las cuotas que el Estado entrega a granjas y cooperativas después de que Venezuela disminuyera el suministro de hidrocarburos
El llamado oro negro tiene en este país la facultad de hacerse más oscuro en el mercado irregular. En eventos oficiales se ha declarado que hay municipios donde, durante meses, las gasolineras estatales no logran vender ni un litro de combustible, aunque los vehículos privados siguen circulando sin graves problemas.
A mediados del año pasado, las autoridades impusieron precios topados para el transporte privado en la capital y otras zonas del país, pero los conductores han encontrado varios trucos para evadir las restricciones. Una buena parte de ellos circula con combustible comprado en el mercado informal. Si apelaran a la venta en los servicentros, el importe de los pasajes se dispararía y sería inalcanzable para los usuarios, pero una mano invisible se encarga de contrarrestar las medidas del Gobierno.