En los pésames del régimen cubano por la muerte del papa Francisco solo faltó el de Raúl Castro
Papa Francisco
Bergoglio había sugerido una relación más cercana con el general: "Lo confieso: con Raúl Castro tengo una relación humana"
Madrid/“Lamentamos profundamente el fallecimiento del inolvidable papa Francisco. Las muestras de afecto y cordial cercanía que transmitió a nuestros compatriotas fueron siempre reciprocadas por los cubanos”. La reacción oficial del mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, ha llegado antes de las siete de la mañana. “Recordaremos con gran afecto sus visitas a Cuba y las palabras de cariño que dedicó a nuestro país en sus mensajes. Extiendo sentidas condolencias a sus familiares y a la comunidad católica internacional”, añadió.
Casi al mismo tiempo, se ha producido un mensaje, también en X, del canciller cubano, Bruno Rodríguez, que despedía igualmente al pontífice y recordaba sus viajes al país. “Deseamos que su legado y labor para buscar soluciones a los acuciantes retos que enfrenta la humanidad, sirvan de ejemplo a las generaciones presentes y venideras”, agregó el ministro de Relaciones Exteriores.
La relación con el régimen cubano ha sido una de las losas que ha pesado sobre Bergoglio en sus vínculos con Latinoamérica
Los dirigentes cubanos han sido madrugadores a la hora de expresar sus condolencias por el fallecimiento del Sumo Pontífice, de los primeros a este lado del Atlántico si se excluye a un hombre en las antípodas de ambos, Javier Milei, a quien correspondía honrar al argentino más célebre del mundo. Así lo ha hecho, decretando siete días de duelo por un hombre al que años antes calificó de “imbécil” y “representante del maligno en la Tierra”. “A pesar de diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí”, ha dicho hoy el presidente argentino.
Por su parte, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba subrayó en un comunicado el compromiso del papa Francisco con "los más pobres y vulnerables" y su legado de "misericordia, diálogo y esperanza".
"Su pontificado de doce años estuvo marcado por su amor a Cristo, su dedicación a la unidad de la Iglesia y su compromiso con los más pobres y vulnerables. Su legado de misericordia, diálogo y esperanza seguirá inspirando a generaciones presentes y futuras", señalaron los obispos de la Isla.
La conferencia episcopal instó a que el "testimonio de fe y entrega" del papa Francisco impulse a los católicos a "seguir construyendo un mundo más justo, solidario y lleno del amor de Dios".
"Su aproximación a Cuba fue controversial"
La conferencia episcopal no hizo referencia en su comunicado a la especial relación del papa con el régimen cubano, una de las losas que ha pesado sobre Bergoglio en sus vínculos con Latinoamérica. Sobre todo desde que, en una entrevista sobre su labor mediadora con la Isla, dijo: "Lo confieso: con Raúl Castro tengo una relación humana". La frase cayó como una piedra sobre muchos católicos, aunque el papa ya se había ganado la ojeriza de muchos por facilitar el diálogo con EE UU, dando lugar a la época conocida como el deshielo.
Bergoglio, como es sabido, fue uno de los principales artífices, junto a Canadá, del diálogo secreto entre Washington y La Habana –calificado por el papa de “buena voluntad” y no mediación–, que desembocó en el anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas el 17 de diciembre de 2014, después de más de 50 años de ruptura. En septiembre de 2015, Francisco viajó a los dos países, convirtiéndose en el tercer papa que visitaba la Isla y el primero que veía una bandera estadounidense ondeando en la recién inaugurada Embajada norteamericana en Cuba.
A ello se refirió el Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC), en un comunicado publicado este mismo lunes. En él envía sus condolencias "al Vaticano y a todos los feligreses" y recuerda que Bergoglio fue "el primer Papa latinoamericano, jesuita y amante del fútbol, que llevó al Vaticano un estilo humilde y encantador". A la vez, expresan que "su aproximación a Cuba fue controversial".
El CTDC valora "su implicación y acción positiva" como mediador, a pesar de que, dice, "el Gobierno de la Isla desaprovechó la oportunidad abierta con aquel acontecimiento". De igual manera asevera: "Muchos demandábamos una posición más clara, equilibrada y firme respecto a los derechos humanos, reconociendo su implicación, en más de una ocasión, en la excarcelación de presos políticos en Cuba. Ello, más allá de comentarios y posiciones políticas que presumiblemente le alejaban de las zonas de neutralidad".
Antes que Francisco estuvo en la Isla Juan Pablo II, que se reunió en 1998 con Fidel Castro –a quien devolvió la visita dos años después de que el cubano viajara al Vaticano– y que mantuvo una postura muy crítica con la falta de libertad en la Isla. Mientras que Raúl Castro recibió el 27 de marzo de 2012 al papa Benedicto XVI durante el viaje a Cuba.
En mayo de 2015, Bergoglio recibió en el Vaticano a un Raúl Castro entusiasmado que declaró a Francisco: “Si sigue así (...) yo volveré a rezar y regreso a la Iglesia, y no lo digo en broma". La visita del pontífice a Cuba cuatro meses después suscitó no pocas esperanzas en la población. No obstante, a un discurso marcadamente político del presidente, el papa dio una respuesta centrada en la “reconciliación”.
Bergoglio, que pidió al ex presidente que transmitiera “[sus] sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel”, también pidió que su “saludo llegase especialmente a todas aquellas personas que por diversos motivos no podré encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo”. Castro le reconoció su papel en el deshielo y comenzó una perorata sobre la “actualización del modelo socialista” que Francisco prefirió ignorar.
“El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de tercera guerra mundial por etapas que estamos viviendo”, dijo Francisco, que animó a Cuba y EE UU a "continuar avanzando" en la normalización de sus relaciones y a "desarrollar todas sus potencialidades".
Pasada la era Trump, la mediación del Vaticano volvió a producirse, aunque llegó cuando el republicano ya estaba casi de vuelta
Además, en 2016, Cuba –en este caso su principal aeropuerto– acogió de nuevo a Francisco, en este caso para un acto histórico: su encuentro con el patriarca Kirill, jefe de la Iglesia ortodoxa. Las cabezas visibles de dos religiones que se separaron mil años atrás se abrazaron en una pequeña sala del aeropuerto José Martí de La Habana y se dieron tres besos, como manda la tradición rusa entre dos viejos amigos. "Finalmente", exclamó el papa al ver al que definió como su "hermano Cirilo".
Pasada la era Trump, la mediación del Vaticano volvió a producirse, aunque llegó cuando el republicano ya estaba casi de vuelta. El papa envió a principios de 2023 al cardenal Beniamino Stella, a una vista por la Isla en la que pidió la puesta en libertad de los cubanos que participaron en las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021. Era una de las primera veces en que se hacía pública una petición de Roma en este sentido y llegaba demasiado tarde.
En los días posteriores al 11J, el 18 de julio de 2021, muchos esperaban una expresión de condena a la violencia estatal y de cercanía al pueblo, pero Franciso apenas dijo durante un acto religioso: "Pido al Señor que les ayude a construir en paz, diálogo y solidaridad una sociedad cada vez más justa y fraterna. Exhorto a todos los cubanos a encomendarse a la protección maternal de la Virgen María de la Caridad del Cobre. Ella les acompañará en este viaje".
En 2022 comenzó un discreto y pragmático acercamiento entre Cuba y EE UU a instancias del papa, nuevamente mediador entre el régimen y la Administración de Biden. En junio de 2023, Miguel Díaz-Canel tuvo su primera cita en el Vaticano con Francisco. "Fue una conversación franca. Confirmamos amplias coincidencias en temas acuciantes de la agenda internacional para la humanidad", dijo el mandatario, que calificó como un "muy grato reencuentro". Tampoco esa cita diplomática gustó a buena parte del exilio cubano en distintas áreas de interés común, como la migración y la seguridad nacional, y se han eliminado algunas de las últimas sanciones de Washington.
No fue hasta enero de 2025 cuando saltó la primera noticia de un acuerdo entre Cuba y EE UU, nunca reconocido por las partes, como resultado de otra mediación de Bergoglio. Biden anunció la retirada de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo –gesto casi simbólico, ya que Trump asumió la presidencia una semana más tarde y volvió a incluirla– a la vez que el régimen declaraba que excarcelaría a 553 presos como gesto por el año Jubilar decretado por el papa.
Ese proceso concluyó el 11 de marzo, con la libertad condicional del grupo, en el que solo resultaron ser prisioneros políticos 230, mientras los demás eran comunes. Entre los nombres más conocidos estaban los de José Daniel Ferrer y Félix Navarro, pero en torno a mil presos de conciencia siguen en cárceles cubanas.