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El Parlamento cubano resucita las asambleas de rendición de cuentas, suspendidas desde 2021

Los delegados se proponen celebrar un sinnúmero de reuniones, pero advierten que la solución depende del Gobierno

Los periódicos del Partido Comunista también se han ocupado, en las últimas semanas, de publicar perfiles o entrevistas de los delegados / Periódico 26
14ymedio

14 de septiembre 2024 - 15:41

La Habana/Una nueva “fiebre de reuniones” amenaza con ocupar la agenda de los dirigentes entre septiembre y noviembre. El número ingente de intercambios a los que tienen planificados asistir es casi imposible, pero ya figura sobre el papel: solo en Villa Clara, por ejemplo, realizarán 5.300 “diálogos con el pueblo”. En La Habana serán más de 10.000. En municipios muy poblados, como Arroyo Naranjo, el plan es celebrar 1.327. 

Se trata de las asambleas de rendición de cuentas –en las que cada delegado rinde cuenta ante los electores– que el Gobierno debió realizar en 2021 y que pospuso por varias causas: la pandemia, primero, y después la inacabable “situación que enfrentaba el país”, una etiqueta con que la prensa oficial resume tres años de apagones, desabastecimiento y crisis de transporte. 

Poco cambio ha habido en Cuba, pero el Parlamento considera tan “necesario” celebrar reuniones que incluso se eximirá a los trabajadores que asistan de su labor. Están en juego las “esencias de la Revolución”, argumentó el comité organizador en el Capitolio habanero. Según Liván Alonso Izquierdo –antiguo secretario del Partido en Ciego de Ávila, promovido a La Habana–, las asambleas se proponen un objetivo: “defender el sistema político cubano”. 

Según Liván Alonso Izquierdo, las asambleas se proponen un objetivo: “defender el sistema político cubano”

Los dirigentes locales han tomado al pie de la letra la instrucción y ya se realiza, incluso, una suerte de “ensayos” de reunión. Fue en el consejo popular Virginia, en Santa Clara, donde los dirigentes villaclareños realizaron su “asamblea modelo” esta semana. Es parte del largo proceso de preparación de los cuadros que la prensa oficial lleva meses reportando –también con números récord de “inquietudes escuchadas”–, para “fortalecer los vínculos entre el pueblo y sus delegados”. 

Admite Vanguardia que el momento es “sumamente complejo” y que el Gobierno no podrá responder “de forma inmediata” al aluvión de peticiones que, a juzgar por la cantidad de reuniones, se escribirá en las actas. “Muchas de ellas requieren de inversiones y su incorporación a los planes de la economía para su solución definitiva”, advierte. Es decir: habrá que seguir esperando, pero el diálogo –consideran– es un “desafío” en sí. 

También habrá reuniones de dirigentes con dirigentes, del Gobierno con el Partido, y de jefes con subordinados. El objetivo es llamar la atención a los administradores estatales, cuya corrupción ha sido tema de no pocos artículos en la prensa oficial durante el último año. Los más graves necesitarán un “apadrinamiento”, un eufemismo que remite a una mayor vigilancia para que no se sigan dando “problemáticas comunitarias”. 

Por si fuera poco, también se hará asistir a cada reunión a grupos de estudiantes de preuniversitario y de la Universidad Central de Las Villas, “en condición de observadores” del proceso.   

Se hará asistir a cada reunión a grupos de estudiantes de preuniversitario y de la Universidad Central de Las Villas, “en condición de observadores”

Las conversaciones, auguran, no serán cómodas. “Habrá que enfrentarse a problemas objetivos que inciden de manera directa en nuestra cotidianidad, como la situación con el transporte, la inestabilidad del Sistema Eléctrico Nacional, la recogida de desechos sólidos, el estado de los viales, las limitaciones con los medicamentos y el aseguramiento de la canasta básica familiar, entre otros que afectan a la población”, advierte la prensa oficial, justo después del aviso de que no se dará respuesta práctica a estos problemas. 

Los periódicos del Partido Comunista también se han ocupado, en las últimas semanas, de publicar perfiles o entrevistas de los delegados, para que la ciudadanía “los conozca”. En Escambray, por ejemplo, compareció este jueves Alexis Cáceres, un chef estatal convertido en político que ahora es delegado de Kilo-12, uno de los barrios más humildes de Sancti Spíritus. 

El dirigente asegura que ha pasado años llevando “sabiamente sobre sus hombros la carga de insatisfacciones” de sus 1.700 electores. De sus superiores, Cáceres lamenta que “falta atención” y dinero para arreglar –como sucedió en el barrio de Santa Cruz, en su zona–, la farmacia, el consultorio, la bodega y el sistema de abasto de agua. Hay dificultades con el alcantarillado y los problemas con Acueducto son alarmantes. Ha costado, afirma, “mantener Kilo-12 alejado de manifestaciones de marginalidad”. 

Cáceres afirma que él y sus colegas tienen estas peticiones anotadas con puntos y subrayados rojos en sus agendas, las mismas que –junto a las camisas a cuadros, las reuniones y las barrigas– se han convertido en símbolo del dirigente cubano. Habla mucho y toma notas, pero resuelve poco.

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