Patente de corso para el mercado de los sueños
La Habana/Para los turistas que llegan a Cuba, una de las fantasías más acariciadas consiste en subir a un automóvil de mediados del siglo pasado y pasearse por las calles de ciudades y pueblos. Una nueva modalidad de permisos para transportistas privados acercará aún más ese sueño a la realidad, al autorizarlos a operar en los aeropuertos y alrededor de los hoteles.
Desde inicios de este año, en las calles habaneras se puede ver que los mejor conservados modelos de Chevrolet, Oldsmobile, Ford y Cadillac lucen una pegatina amarilla en su parabrisas. Es la patente de corso para estacionarse en las afueras de los hoteles y ofrecer legalmente sus servicios a los extranjeros.
Antes, las zonas más turísticas de la capital cubana eran un feudo estatal donde solo podían operar legalmente los llamados Panataxis o los autos antiguos propiedad del Gobierno. Los cuentapropistas debían conformarse con pactar viajes turísticos en la periferia o gestionarlos a través de intermediarios.
El apetitoso mercado de los recorridos para visitantes recién llegados, en el que una hora puede oscilar entre 40 y 50 pesos convertibles en un auto descapotable, atrae a conductores de todas partes
El apetitoso mercado de los recorridos para visitantes recién llegados, en el que una hora puede oscilar entre 40 y 50 pesos convertibles en un auto descapotable, atrae a conductores de todas partes. Antonio Martínez, de 52 años, es uno de los que ansían obtener la "pegatina amarilla" que le permita "convertir la calabaza en carroza" , dice, irónico, su viejo jeep Toyota.
"El recorrido entre Santiago de las Vegas y el Parque de la Fraternidad cada vez me da menos negocio", explica el conductor a este diario. El emprendedor lleva más de un lustro dedicado a trabajar bajo la modalidad de taxis colectivos enfocada fundamentalmente en los clientes nacionales.
Sin embargo, desde mediados de este año las autoridades locales han impuesto precios topados y "el negocio está cada vez peor", apunta el chofer. "Muchos están pasándose a esta modalidad de trabajar con turistas, porque se vive mejor y siempre se cuela una propina por algún lado", añade.
Tras la decisión del Consejo de Administración Provincial (CAP) de La Habana se estableció que los transportistas por cuenta propia no pueden subir el valor del pasaje y solo se aceptan los precios que se cobraban antes del 1 de julio. La mayoría de los conductores han acortado las rutas y otros pactan con los usuarios para que no revelen a los inspectores el monto real del servicio.
Pero Martínez está cansado de "jugarle cabeza al gato como si fuera un ratón". Después de una inversión de más de 2.000 pesos convertibles para dejar "el carro como una seda", el chofer ha comenzado el proceso para obtener la ansiada pegatina que le permita "montar Pepes sin tener que estar escondido por las esquinas", asegura.
La competencia es fuerte, porque de los más de 496.400 personas que a principios de este año ejercían el trabajo por cuenta propia en toda la Isla, al menos 50.482 se dedican al transporte de carga y pasajeros. Pero es un número muy pequeño el que tiene autos "en estado impecable y que sean encantadores a los ojos de los turistas", opina Martínez.
Las preguntas entre otros choferes que ya consiguieron la pegatina para operar en zonas turísticas y hacer "la recogida en el aeropuerto" llevaron al cuentapropista hasta la base de taxis número 9 ubicada en la calle Ayestarán,
No fue tan fácil como pensaba. El director de la entidad estatal, Ernesto Reyes, le describió primero los requisitos más sencillos para lograr su objetivo, entre ellos "abrir dos cuentas bancarias, una en moneda nacional y otra en pesos convertibles, y sacar la licencia operativa que necesitan todos los taxistas".
Para no perder la pegatina, los conductores deben pagar unos 25 CUC diarios y la misma cantidad en moneda nacional. "Con ella le estará permitido parquear en las afueras de los hoteles de La Habana y podrá llevar o recoger clientes en el aeropuerto, pero no le vale para ir a la playa de Varadero", le aseguró Reyes.
La barrera más insalvable radica en que con el nuevo permiso se está obligado a "consumir 340 litros mensuales de combustible" que deben comprarse en la base de taxis de Ayestarán a un costo total de 360 CUC. La medida busca evitar que los cuentapropistas acudan al mercado informal de hidrocarburos.
Antonio Martínez ha decidido "dejar la pegatina amarilla para otro momento" porque, según él, "más que un permiso, parece un grillete".