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"Pena, Miseria y Calamidad" a la venta en un viejo comercio chino de La Habana

Foto del Día

El local, que ha vivido varias vidas, ahora sirve de casa a los mendigos de la zona

Antes de ser un refugio, el comercio fue una cafetería y una tienda estatal que vendía alimentos a granel / 14ymedio
Juan Diego Rodríguez

02 de mayo 2024 - 20:05

La Habana/De How Yueng, un antiguo comercio chino que encalló en la lejana Habana, solo queda hoy el cartel. Ubicado en Infanta, entre Concordia y Neptuno, Centro Habana, el local ha vivido varias vidas y de comercio pasó a ser cafetería y luego en una tienda estatal de alimentos a granel. Hoy, el viejo y derruido establecimiento sirve de refugio a mendigos de la zona, que también venden todo lo que encuentran para subsistir.

Libros destartalados, zapatos de uso, cables que pertenecieron a algún ventilador o lámpara y medicinas de dudosa procedencia son apenas los artículos más llamativos de la venduta improvisada encima de cajas de cartón.

Sentados detrás, los custodios y dependientes del “negocio”: dos hombres y una mujer miran con recelo a quien se acerca a la acera. Un sofá descompuesto, cubierto por una manta hecha de retazos, les sirve de puesto de guardia.

Sentados detrás, los custodios y dependientes del “negocio”: dos hombres y una mujer miran con recelo a quien se acerca a la acera

A un costado, los restos de un gavetero hace las veces de almacén y al otro, la puerta semi desprendida es la entrada a la que ahora es su casa. Una vivienda que ha pasado tantos huracanes abandonada como ellos. 

Los transeúntes pasan y no los miran, y el que llega y curiosea entre los libros, tampoco compra nada. “En el barrio a ellos les dicen Pena, Miseria y Calamidad. De alguna forma el edificio conserva su esencia, porque ahí siempre se vendió algo, aunque ahora ese algo sea un cuaderno rayado de primaria”, dice a este diario una vecina.   

Detrás de los vendedores, una foto de Fidel, de esas que circularon por la Isla como estampitas religiosas, sonríe desde la pared. A varios metros del piso, la frase final de otro cartel parece materializar las palabras del caudillo: “Estamos donde usted pensó”.

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