Tras perder el sabor, la "Catedral del Helado" en Cuba pierde las colas
Los clientes lamentan la poca variedad y que no hayan bajado los precios
La Habana/Coppelia, la "Catedral del Helado" en Cuba, en el corazón de El Vedado habanero, se ha caracterizado siempre, más que por la calidad de su producto –siempre lejos de aquel sueño sesentero de Fidel Castro de producir más y mejores sabores que Estados Unidos–, por las nutridas colas que había que sufrir antes de entrar bajo la sombra de sus techos de hormigón.
En las últimas semanas, esas colas, igual que el sabor de las bolas de sus helados, que fabrican desde marzo con leche de soya en lugar de leche de vaca, han desaparecido. "¡Suban para la torre, está vacía!", gritaban los empleados a los clientes que accedían este viernes a refrescarse en el calor de mayo, pidiendo que subieran a la planta de arriba, tradicionalmente la más frecuentada.
En la planta de abajo, también se veía la mitad de las mesas vacías, algo insólito desde que el lugar fue fundado, en 1966.
"Es que últimamente tiene muy pocos sabores", argumentaba una muchacha, que reconoce que acude menos a Coppelia de lo que solía. "Cuando empezó la subida del precio, aumentaron la variedad y mejoraron un poquito. Ahora todos saben igual".
"Cuando empezó la subida del precio, aumentaron la variedad y mejoraron un poquito. Ahora todos saben igual"
Una de las quejas generalizadas es la escasez con que reparten las bolas de helados de las ensaladas, que son, a juicio de un joven cliente, solamente la mitad de lo que deberían.
Otro lamento es que en las ensaladas que ofrecen a la venta –dos por persona a 70 pesos–, cada vez hay menos variedad de sabores (este viernes, solamente vainilla y guayaba). El chocolate, que forma parte del combinado obligatorio, se esfuma en pocas horas.
"Niño, si ustedes combinan las ensaladas con los mismos sabores, ¿cómo es que se les acaba el chocolate primero?", se quejaba una señora a uno de los empleados, que ensayaba una respuesta inverosímil: "En las áreas donde los empleados salieron a almorzar, todavía les queda un poco".
La mujer no se quedó conforme. "Aquí lo que pasa es lo de siempre, intriga y negocio", murmuraba entre dientes. "Algo están haciendo con ese chocolate. Porque si entra la misma cantidad de chocolate que de guayaba y de vainilla, no puede ser que se acabe horas antes".
Más allá de elucubraciones, las razones de que se vacíe Coppelia hay que buscarlas también en el aumento de la competencia. En los últimos años, han proliferado otras heladerías particulares, que ofrecen un producto un poco más caro, pero de mucha más calidad.
Otro joven, que suele frecuentar estos negocios, es tajante: "Aquí en Coppelia el helado está malo y le han subido el precio, y ya está. Este helado deberían servirlo a los visitantes de la Cumbre del Alba, para que sepan lo que es integración".
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