El personal médico cubano en el extranjero cae de 30.000 a 23.000 en un año
La cifra, que tan buenos rendimientos económicos ha dado a las arcas del Estado, no ha hecho sino menguar en los últimos años
Madrid/"El internacionalismo es un principio que ha caracterizado a la Salud Pública en Cuba desde que inició la primera colaboración médica cubana, en 1963, en Argelia", dijo este martes la Cancillería cubana en su cuenta de Twitter. El Ministerio de Relaciones Exteriores dejó ayer un dato significativo al respecto, muy celebrado este miércoles por la prensa oficial: "En estos momentos, 23.792 colaboradores cubanos se desempeñan en 56 países".
La cifra, que tan buenos rendimientos económicos ha dado a las arcas del Estado cubano, no ha hecho sino menguar en los últimos años. En los últimos 12 meses, la caída ha sido pronunciada, ya que en 2021 se anunció que eran 30.407 los sanitarios desplazados al exterior, concretamente a 66 países. Un año antes, durante el estallido de la pandemia, la cifra fue algo inferior, con 28.000 médicos presentes en 58 naciones.
Los datos fueron similares en los dos años anteriores, aunque la presencia era más global, más de 30.000 médicos en 2019 y unos 28.000 en 2018 en hasta 67 países. Sin embargo, en 2015, 2016 y 2017, el volumen de profesionales sanitarios sirviendo en el exterior (62 y 67 países, según el año) era espectacular y duplicaba el actual, con más de 50.000 personas.
En 2015, 2016 y 2017, el volumen de profesionales sanitarios sirviendo en el exterior (62 y 67 países, según el año) era espectacular y duplicaba el actual
En consonancia, las cuentas del Estado se resienten. Según datos oficiales, recogidos en los anuarios estadísticos que publica la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), en 2021 se recaudó en concepto de exportación de servicios de salud en el exterior 4.349 millones de dólares y un año antes fueron 3.997, frente a 5.382 en 2019 y 6.300 en 2018.
En 2017, el año que marca un antes y un después, se obtuvieron 9.628 millones de dólares. El dato está en la media de la época, ya que, según la prensa oficial, en torno a 2014 se obtenían del exterior unos 8.000 millones de pesos convertibles (CUC) anuales, cifra que según el ex ministro de Economía José Luis Rodríguez podía ascender hasta a 11.543 millones de dólares de promedio entre 2011 y 2015, lo que refleja la bajada progresiva.
Es difícil confirmar con exactitud el número de profesionales que salen cada año y, de ellos, cuántos lo hacen como parte de los convenios internacionales que mantiene la Isla con otros países y cuántos en el contingente de médicos especializados en situaciones de desastre y graves epidemias, conocido como la Brigada Henry Reeve.
En el primer caso, el programa lleva en marcha 59 años en los que, según las autoridades, se ha atendido a más de 2.000 millones de pacientes en 165 países. En el segundo, las brigadas nacieron en 2005 y 13.467 profesionales han formado parte de ellas, desplegadas por 55 naciones en las que se necesitaron refuerzos de emergencia. En ese grupo se encontrarían los desplazados por terremotos o epidemias, como la del ébola entre los años 2014 y 2016 y, más recientemente, el covid-19.
Con motivo de la pandemia, precisamente, los médicos cubanos estuvieron en más de 40 países, algunos de ellos nunca antes visitados, como Italia o Andorra.
Los testimonios que han visto la luz han sido cada vez más numerosos y han permitido que organizaciones de derechos humanos denuncien las condiciones de estos médicos como esclavitud
La reputación de los médicos cubanos en misiones internacionales ha decrecido al mismo nivel que sus ingresos y efectivos. La ola de Gobiernos de derecha que recorrió América Latina después de la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE UU no hizo sino acrecentar el daño al negocio oficial. En pocos años se rompieron contratos millonarios con Bolivia, Ecuador y, muy particularmente, Brasil.
Al mismo tiempo, empezaron a trascender en primera persona lo que antes solo era un secreto a voces en la Isla: las condiciones de explotación de los contratos de los sanitarios. Los médicos, enfermeras y demás personal perciben un salario elevado en el contexto de la Isla –un incentivo que dejó de perder valor desde que el sector privado comenzó a dejar mejores salarios que los estatales en el bolsillo de muchos cubanos– pero apenas se quedan con un 15-20% de lo que los Gobiernos destinan a cada uno de ellos. El resto va a parar a las arcas estatales.
Además, los médicos han revelado en numerosas ocasiones cómo se les impide relacionarse con la población autóctona de sus destinos, cómo se les insta a hacer propaganda en redes mientras se les impide hacer manifestaciones críticas con el Gobierno y la vigilancia que los jefes de brigada –en muchas ocasiones con rango militar– mantienen sobre ellos. Los salarios, además, se ingresan en cuentas de la Isla que se les confiscan en caso de abandonar la misión, algo que cada vez es más frecuente a pesar de estar penalizado con ocho años de prohibición de regreso y, potencialmente, penas de prisión.
Gracias a estas huidas, los testimonios que han visto la luz han sido cada vez más numerosos y han permitido que organizaciones de derechos humanos denuncien las condiciones de estos médicos como esclavitud. Todo esto, así como las múltiples quejas de sindicatos profesionales en los países de destino y que denuncian la manera en que sus Gobiernos cubren puestos nacionales con personal extranjero, han generado un desprestigio al que, como colofón, se suma el elevado número de médicos cubanos que emigra. Con los datos actuales, el Gobierno puede temer que, como ya ha ocurrido con el turismo, el lucrativo negocio de los médicos se le vaya de las manos, con la consecuente pérdida de divisas.
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