Con 2.000 personas delante en la cola de Luyanó, Mary no tendrá pollo antes de febrero
En otros establecimientos de la Isla ni siquiera han empezado a vender los combos prometidos por las autoridades
La Habana/Un anciano daba vueltas y vueltas con su libreta en la mano este miércoles delante de la tienda estatal de la calle Melones, en el barrio habanero de Luyanó. "Yo no entiendo cuándo es que me toca comprar", lamentaba, resignado, al ver los diez números que podrían adquirir pollo ese día: del 1.037 al 1.047. Él no ha cogido turno todavía.
La de pollo es la única carne que ofrece el establecimiento, célebre no solamente por la muerte de un anciano que destapó una red de ladrones el mes pasado, sino porque la corrupción es patente y no ha cesado.
Los clientes están alzados, porque en otros comercios de la capital han repartido módulos con pollo, picadillo, aceite y hasta detergente, como en el de la calle Fábrica, en el mismo barrio. El lunes, cuenta Mary, estallaron. "Se les ocurrió sacar un poco de aceite y lo que se formó ahí fue la debacle, porque como traen tan poca mercancía, muy pocos pueden comprar". Los vecinos, asegura esta vecina, se plantaron ante la tienda, entre insultos, esperando a unas autoridades municipales que nunca llegaron. "Al final tuvieron que suspender la venta y la dejaron para el día siguiente".
Al día siguiente, ofrecieron dos productos más, de dudoso valor nutritivo: Pellys (extrusos de maíz inflado) y mayonesa.
"Desde que establecieron el sistema de tique por bodega, solo han traído pollo y poco más", recalca Mary, a quien al pedir explicaciones en la tienda, le respondieron que era porque la de Fábrica la gestiona "la cadena de tiendas de la competencia". "Pero eso no puede ser, porque nosotros no tenemos culpa de estar enclavadas en el territorio donde está Melones. ¿Qué clase de ciudadanos somos nosotros? ¿Los otros son de cuarta y nosotros somos de quinta?", clama con molestia.
"Nosotros no tenemos culpa de estar enclavadas en el territorio donde está Melones. ¿Qué clase de ciudadanos somos nosotros? ¿Los otros son de cuarta y nosotros somos de quinta?"
En efecto, el comercio de Fábrica es gestionado por TRD Caribe y el de Melones, por Tiendas Panamericanas, de la corporación Cimex. Lo paradójico es que la segunda tiene fama en la Isla de estar mucho mejor surtida que la primera y, en cualquier caso, ambas son empresas estatales y la gente está obligada a comprar en una tienda determinada, así que no cabe hablar de "competencia".
"También es verdad que Melones es más pequeña que Fábrica", intercede otro vecino. "Es un error poner a tanta gente de varias bodegas, a medio Luyanó, a comprar ahí en una tienda tan pequeña".
En cualquier caso, el panorama de Melones no es único. En Santa Amalia, por ejemplo, cuentan que ni siquiera han empezado a vender los combos, prometidos por las autoridades cada 21 días. "Mira, mi hermano, no cojas lucha con eso, que a ustedes les tocará comprar para enero o febrero", le aconsejaron en una tienda a un vecino del barrio.
La situación en los establecimientos estatales ha llegado a tal punto que la prensa oficial se ha visto obligada a contarlo. El diario Tribuna de La Habana se hizo eco el martes de la disputa entre los que esperaban comprar en el comercio TRD Caribe de Calzada de Vento y Avenida de Acosta, en el municipio de Cerro. "Mala información, desorden, disgusto, etc., ocurrió en el lugar. Mala distribución y organización de la cola, cambios de numeración sin que los anteriores hubieran adquirido sus productos, etc., llevaron a este lamentable hecho", dice, vagamente, la nota publicada en el periódico provincial, que se pregunta "cómo es posible que no se haya cumplido desde el principio con lo establecido".
La responsabilidad, según Tribuna, está en "el mal control existente en ese lugar", que ha tenido como consecuencia que "lo que se suponía una mejora se ha vuelto una pesadilla".
La responsabilidad, según 'Tribuna', está en "el mal control existente en ese lugar", que ha tenido como consecuencia que "lo que se suponía una mejora se ha vuelto una pesadilla"
A partir de esta información y de numerosas quejas en redes, el periodista del Noticiero Nacional Lázaro Manuel Alonso se acercó al lugar. "Los clientes mostraron su inconformidad con la decisión de las autoridades locales de realizar una venta de recuperación, cuando lo establecido es hacerlo el domingo. En la jornada de ayer, el comercio estuvo activo hasta las 10 de la noche, para dar respuesta a la demanda ciudadana de respetar el orden establecido para las compras", escribió este miércoles en su muro de Facebook el locutor.
De igual manera, Alonso publicó en sus redes su visita a otros establecimientos estatales, como su peregrinación por distintos comercios de la capital, como el Mónaco, en el municipio de Diez de Octubre, donde, reconoce, "la falta de abastecimiento en la tienda que comercializa en CUP obliga a los residentes a acudir una y otra vez", o Mantilla, en Arroyo Naranjo, donde "no han llegado las salchichas para cumplir el propósito".
"Según los clientes, con el sistema anterior organizado por los LCC (lucha contra coleros), era imposible acceder a estos productos. Hablan de corrupción y hasta negocios con los coleros. Para que el nuevo mecanismo de distribución funcione es imprescindible la organización desde el comercio y la comunidad, aspectos que en varios lugares siguen provocando malestar en la población", se explaya el periodista oficialista.
Las posibilidades reales para completar antes de fin de año la venta de productos controlados en pesos cubanos y los pendientes en la organización de la comercialización fueron esencia del debate
Este mismo viernes, Alonso entrevistó a Diana Rosa Rodríguez Pérez, vicepresidenta de Cimex, así como a otras dos funcionarias de la entidad, Yusleydi Lezcano Palmero y Kenia Rodríguez.
"Las insatisfacciones de la población con los abastecimientos en los comercios, las posibilidades reales para completar antes de fin de año la venta de productos controlados en pesos cubanos y los pendientes en la organización de la comercialización fueron esencia del debate", indicó el locutor.
En sus publicaciones, varios ciudadanos no dudan en hacer oír sus quejas. "Lo fundamental, en mi opinión, es que todos esos directivos sean receptivos ante tantas insatisfacciones porque tantas personas no pueden estar equivocadas. Esperemos soluciones, pero justificaciones sobran hasta ahora", expone una usuaria, que relata que con el número que tiene le tocará comprar "para febrero o marzo del próximo año".
Mary, de Luyanó, tiene para comprar pollo un número por encima del 2.000. No encuentra sosiego: "¿Cuándo voy a comprar, el año que viene? A lo mejor entonces la Revolución no existe ya y no voy a poder comprar tampoco".
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