A pesar del daño para la salud, se extiende el consumo de refrescos
La Habana/Suena el timbre y los niños se lanzan a la plazoleta de la escuela. Las risas y los gritos llenan el lugar junto a un sonido familiar: el clip de las latas de refresco que se abren. La mayoría de los infantes y sus padres desconocen los efectos negativos para la salud de un consumo abusivo de bebidas azucaradas.
Un estudio publicado el pasado junio por la revista Circulation, de la American Heart Association, aseguraba que estos productos en exceso ocasionan cada año más de 184.000 muertes de adultos. De los fallecidos, unos 133.000 son a causa de la diabetes, 45.000 por enfermedades cardiovasculares y 6.540 por cáncer. El sobrepeso y la obesidad son otras patologías vinculadas al abuso de estos refrescos, debido a su alto contenido en azúcares.
El estudio, que recomendaba la reducción o supresión de estas bebidas, también destacaba que ocho naciones de Latinoamérica y el Caribe estaban entre los 20 países con mayor tasa de defunción. México ocupa el número uno a nivel mundial en obesidad infantil.
A pesar de que los refrescos enlatados en Cuba contienen menos azúcares que los de México, por ejemplo, su consumo ha aumentado en las escuelas de primaria y secundaria de Cuba. Ya no están prohibidos por las autoridades del ministerio de Educación, como lo estuvieron en el pasado para evitar la exhibición de las diferencias sociales, pero nunca ha habido un debate público sobre sus perniciosos efectos para la salud.
La mayoría de los consumidores no regula la cantidad de refrescos carbonatados que los infantes de la familia consumen cada día ni lee la etiqueta para comprobar el contenido de azúcar
"Los padres rara vez reparan en el daño que esto trae a sus hijos", refiere Rebeca Ruiz, una pediatra retirada que se especializó en endocrinología infantil. Según la doctora, "cada vez es más frecuente encontrar en las consultas niños con problemas de obesidad, pero pocas veces la familia ve la relación entre el exceso de libras y las cantidades de bebidas dulces que toma el pequeño".
El consumo sistemático de estos refrescos es una causa para el aumento de peso y un niño obeso tiene 12.6 veces más probabilidades de tener diabetes mellitus y 9 veces más probabilidades de ser hipertenso que un infante sin sobrepeso. A la carga de azúcar se le suma, con frecuencia, la poca actividad física diaria y una elevada ingesta calórica derivada del consumo de harinas refinadas y grasas.
La mayoría de los consumidores no regula la cantidad de refrescos carbonatados que los infantes de la familia consumen cada día ni lee la etiqueta para comprobar el contenido de azúcar o el uso de edulcorantes azucarados.
Aunque la normativa del etiquetado de productos establecida por el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos exige que "la información de la etiqueta deberá aparecer en el idioma español", bebidas tan populares como TuKola incluyen la información nutricional únicamente en inglés.
Además de este problema, existe otra confusión. En la información nutricional se suele especificar qué porcentaje de los ingredientes que lleva el producto supone el ideal para una dieta sana. En este caso, el apartado para los azúcares aparece en blanco. Arlen Cruz, especialista de la productora Los Portales S.A, explica a este diario que los azúcares son carbohidratos, por lo que el dato coincidiría con el 8% que se expresa más arriba, algo que el consumidor desconoce.
En Cuba, alrededor de un 43% de la población tiene sobrepeso, según informó la doctora María Elena Díaz del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos (INHA) durante la convención internacional de antropología 2015. Mientras que una investigación realizada en el año 2008 en un círculo infantil ya advertía que la prevalencia de sobrepeso y obesidad era elevada ‒22,22% y 16,16%, respectivamente‒ entre los menores seleccionados para la muestra.
Sin embargo, existe la impresión en buena parte de la población cubana de que las gaseadas "son buenas y alimentan", en palabras de una clienta que compraba dos latas de refresco de cola en la Plaza de Carlos III este fin de semana.