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Dos pescadores cubanos sobreviven siete días en alta mar comiendo pescado crudo

Carlos Francisco Rodríguez González y Yusuan Fundora Massaguet fueron arrastrados por la corriente y rescatados cerca de Bahamas

Carlos Francisco Rodríguez González, en una imagen publicada por la prensa oficial. / Girón
14ymedio

30 de enero 2025 - 22:51

México/“¿Cómo sobrevivimos? La naturaleza es grande”. El pescador Carlos Francisco Rodríguez González, de 55 años, cuenta cómo naufragó y estuvo a la deriva junto con Yusuan Fundora Massaguet, de tan solo 15 años, durante siete días, hasta que fueron rescatados cerca de Bahamas. “Yo que no soy ni católico ni cristiano, le rogué a todas las vírgenes, a todo el mundo”, dijo en entrevista para el diario Girón. Lo que pensaba sería una “pesca rápida, se complicó”.   

A las 12 de la noche del pasado jueves 16 de enero salió sólo de su casa en Cerro (La Habana). Rodríguez tenía planeado regresar a las nueve de la mañana. Tras pescar en la bahía de la capital, sin embargo, quiso entrar por la Playa del Chivo, “pero las patas de rana eran chiquitas y se me partieron”, relató. Un joven en otra balsa al que conocía le trató de ayudar, pero el viento los fue arrastrando mar adentro.

“La corriente del agua nos fue sacando para el Este y p’afuera; y nada, ni una lancha por todo aquello para darnos una mano. El chamaco tampoco tenía experiencia. Nos vencieron la corriente y el cansancio”, relató el pescador. 

Al llegar la noche, la embarcación con corcho de poliespuma de Rodríguez se rompió por completo, así que tuvieron que pasar a la de Fundora Massaguet y “así fuimos naufragando una semana, prácticamente sin comer ni tomar agua”. 

"El chamaco en algún momento incluso me dijo que quería tirarse la soga, que ya no daba más. Y yo no lo dejé desistir"

Con apenas una experiencia de tres años pescando, dijo que cuando suele salir, lleva consigo un galón con agua o un pomito de refresco. En esta ocasión prescindió de ellos. Después del primer día en altamar, Carlos Francisco lanzó un anzuelo y capturó un pez dorado. “Con el cuchillo le sacamos la bandita, lo pusimos en el corcho para que se secara un poco, y así crudo nos lo comimos. Él comió más, incluso la huevera, yo me asqueé. además, él tomó agua salada”, relató.

El pescador contó que había muchos tiburones. “Tú veías los bonitos saltando y las aletas en el agua”. Rodríguez asegura que a él no le asustan los escualos. “Si no hay un pescado herido arriba y que esté sangrando, no hay por qué tener miedo. Más miedo tenía a morir ahí deshidratado que mordido por un tiburón”.

Conforme pasaban los días, la desesperación se apoderó de los pescadores: “El chamaco en algún momento incluso me dijo que quería tirarse la soga, que ya no daba más. Y yo no lo dejé desistir”.

Rodríguez dice que volvió a nacer cuando un buque al que la corriente los arrastró. “Con las patas de rana chiquitas, uno impulsando y el otro guiando hacia el centro del barco”, contó. “Hasta que empezamos a gritar a todo pulmón: ‘¡Auxilio! ¡Auxilio!’. Alguien se asomó y llamó al capitán. Y esa soga que nos lanzaron fue salvadora”.

Carlos Francisco Rodríguez González fue ingresado al hospital provincial Faustino de Pérez, mientras que al pescador más joven lo llevaron al pediátrico Eliseo Noel Caamaño. “Después de esto se lo he dicho a todo el mundo: ‘estoy quitao’. Aunque de hambre tampoco me voy a morir, si un día tengo que volver (a pescar), yo vuelvo. Al mar hay que tenerle respeto”.

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