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Pese a la "dureza de las penas", la violencia machista no cede en Cuba

El programa Hacemos Cuba estaba dedicado a hablar de la “atención integral ante hechos de violencia de género”, aunque el espacio televisivo tuvo poco de un enfoque “integral”

El Gobierno cubano se está viendo superado por una política completamente ineficaz en la lucha contra la violencia machista. / 14ymedio
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29 de marzo 2024 - 17:06

Madrid/La emisión este jueves del espacio televisivo de Humberto López, Hacemos Cuba, estaba dedicada a hablar de la “atención integral ante hechos de violencia de género”, aunque el programa tuvo poco de un enfoque “integral” y se centró una vez más en el penalista, que no está teniendo ningún efecto, a juzgar por las alarmantes cifras de asesinatos machistas en Cuba, donde este jueves trascendió el feminicidio número 14 en lo que va de año, el de la camagüeyana Yudeisi Pedroza, de 45 años.

Durante los 22 minutos que duró el programa, Alina Montesino, vicefiscal general de la República, y Maricela Sosa Ravelo, vicepresidenta del Tribunal Supremo Popular, se esforzaron en señalar la “dureza de las penas” que se aplican en la Isla, donde cinco hombres fueron condenados a privación perpetua de libertad por feminicidio en 2023, mientras que dos recibieron penas de más de 40 años de cárcel. 

Cinco hombres fueron condenados a privación perpetua de libertad por feminicidio en 2023, mientras que dos recibieron penas de más de 40 años de cárcel

Además, el 70% de las sanciones oscilaron entre los 25 y 30 años de privación de libertad y el 63% de delitos de amenazas tuvieron penas de internamiento, con un 57% de ellas “efectivo”, es decir, en régimen de reclusión.

Sosa recordó que hay “22 figuras delictivas que tipifican delitos en los que se agravan los marcos sancionadores cuando está presente la violencia de género o cualquier otra manera de discriminación”. Entre ellas, citó el delito de amenazas contra la mujer, que implica entre dos y cinco años; o los de lesiones graves –cuando hay secuelas físicas o psicológicas o si se ha puesto en peligro la vida de alguien–, en los que el agravante puede implicar penas de tres a ocho años. 

En el caso más extremo, explicaron, cuando se produce un asesinato, el Código Penal prevé de 20 a 30 años, que pueden alcanzar la prisión permanente o, incluso, la pena de muerte, que lleva dos décadas sin aplicarse en la Isla, y, pese a ello, no ha sido retirada del Código Penal más reciente. 

López insistió en saber qué ocurre con los agresores que cometen delitos de amenazas o lesiones y su situación se resuelve con una multa o libertad bajo fianza. Montesinos expuso que la investigación es, en ese sentido, capital, ya que pueden revisarse los antecedentes e imponer medidas cautelares en caso de considerarse necesario, entre ellas las órdenes de alejamiento, aunque la experiencia internacional demuestra que es fácil saltársela y cometer un crimen tan rápido que es imposible intervenir. 

“Tenemos todavía que trabajar mucho en la preparación”, admitió Montesinos preguntada sobre los casos en que una medida leve o flexibilizada acaba desencadenando un hecho fatal. “Efectivamente hemos tenido casos así en que se ha modificado una prisión o en que, por ejemplo, en un primer momento no se radica la denuncia, o se radica y se aplica una multa”, concedió. 

En ese sentido, advirtió de la importancia de que desde el vecindario, la Federación de Mujeres Cubana, la Policía y el entorno en general apoyen a las mujeres, más aún si tienen conocimiento de que sufren violencia. Las invitadas coincidieron en que en muchas ocasiones la cultura machista ha favorecido que se mire a otro lado o se desincentive, incluso, la denuncia, además de reconocer que el mero hecho de que el Estado se haga cargo de los menores que viven una situación así en sus casas, lleva a las mujeres a evitar denunciar.

La vicefiscal quiso teorizar sobre la escalada de violencia machista, y cómo comienza por cuestiones menores y se acaba llegando a situaciones de riesgo para la vida. “Cuando pasa esa explosión, esa agresión, empieza la calma o la reconciliación; la llamada luna de miel: ‘por favor no me denuncies, yo no lo voy a hacer más, yo soy el padre de tus hijos’. Hay presión muchas veces también de los vecinos, de la familia”. Esto provoca, destacó, retiradas de denuncias y que el ciclo vuelva a comenzar. 

Sosa quiso subrayar, pese a todo, que las nuevas normas aprobadas en los últimos años –desde la Constitución al Código Penal– protegen más a las mujeres

Sosa quiso subrayar, pese a todo, que las nuevas normas aprobadas en los últimos años –desde la Constitución al Código Penal– protegen más a las mujeres. Las asociaciones feministas llevan años demandando la creación de un delito específico de feminicidio que Cuba se ha resistido a aplicar. 

España es uno de los países que carece también de ese tipo penal, sin embargo, sí cuenta con una ley denominada “de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género” en la que no solo se incluyen los agravantes de los delitos, sino un enfoque multidisciplinar que incluye la formación específica de jueces, policías o fiscales y la implicación de los medios de comunicación y la enseñanza, además de los sanitarios y trabajadores sociales para abordar la situación prioritariamente desde la prevención. 

Desde la aprobación de esta ley, en 2007, y aunque las cifras son aún alarmantes, los asesinatos machistas han caído un 29%, ascendiendo en 2023 a 56 y a 6 en lo que va de 2024. En Cuba, el pasado año fueron asesinadas 87 mujeres y en el actual ya van 14, con una población al menos 4,5 veces menor que la española. 

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