Pintan las farmacias de Cienfuegos pero siguen sin medicinas

Un programa estatal para remodelar las farmacias y ópticas de la ciudad se ejecuta en esa provincia sureña

La falta de medicamentos permite a los empleados estatales disfrutar de mucho tiempo libre en su horario laboral. (14ymedio)
La falta de medicamentos permite a los empleados estatales disfrutar de mucho tiempo libre en su horario laboral. (14ymedio)
Justo Mora

04 de febrero 2018 - 18:52

Cienfuegos/Estantes sin medicamentos y enfermos que no encuentran una respuesta a sus necesidades; trabajadoras que pasan el día llamando por teléfono o haciéndose manicure. Todo sigue igual pero las recién restauradas farmacias y ópticas de la ciudad de Cienfuegos intentan disimular el desabastecimiento con pintura.

“En la semana que termina fueron 86 los medicamentos que no estuvieron disponibles dentro del cuadro básico”, dijo el viernes el doctor Salvador Tamayo, director provincial de Salud Pública en una reunión realizada en el Hospital Provincial a la que 14ymedio tuvo acceso. Como cuadro básico se conoce a los más de 800 medicamentos con los que se cuenta en el país.

La mayor parte de las medicinas que faltan en las farmacias son de importación o requieren el uso de materia prima extranjera. La política de austeridad ha hecho que se dedique menos presupuesto para adquirir en el extranjero medicamentos. Según los datos oficiales el número de hospitales ha decrecido en un 32% en los diez últimos años mientras que los médicos de la familia hoy solo tienen un 40% de la plantilla cubierta.

“Esto es como tener a una vieja con colorete”, dice María del Carmen Arroyo, vecina de la farmacia de la calle Argüelles. “Pueden pintar y arreglar el techo, que se agradece, pero si no tenemos medicinas para qué queremos farmacia”, apunta.La mujer, de 65 años, relata que comprar un analgésico para sus dolores de columna se ha convertido en la mayor de sus pesadillas. “Lo primero es ir al médico de familia, que nunca está, y cuando llega hay tremenda cola. Después, tienes que salir a campear la medicina, porque en la farmacia que me toca siempre está en falta”, comenta.

Vitrinas llenas de cajas vacías y frascos del mismo medicamento, en su mayoría jarabes artesanales a base de plantas, adornan los estantes de las farmacias, mientras que bolsas de almohadillas sanitarias, que se venden por la libreta de racionamiento, se acumulan en las esquinas.

“Ese medicamento está en falta”, le dice la farmacéutica a María del Carmen cuando pregunta por el metocarbamol. La mujer no se da por vencida e indaga por aspirinas, dipirona, kogrip e ibuprofeno. Todas las veces recibe la misma respuesta: “eso está en falta, compañera”.

La farmacéutica, quien prefiere no dar su nombre, asegura a 14ymedio que las tinturas y los jarabes que venden son los mejores sustitutos de los medicamentos. “Tenemos jarabe de orégano para la tos en el caso de que el paciente tenga catarro. También tenemos una tintura de semillas de calabaza para el estómago y otros medicamentos homeopáticos”, explica.

Francisco Ruíz es un jubilado de 78 años que conoce los tejemanejes de las farmacias. Cada martes se levanta bien temprano y hace la cola “para esperar al camión de los medicamentos”.“El camión llega sobre las 10:00 de la mañana para abastecer a la farmacia. A veces lo hace un poco más temprano”, dice con tono de experto.

La botica, como llama a la farmacia La Caridad, está ubicada en la Calzada de Dolores, uno de los sitios más concurridos de la Cienfuegos. “Enseguida se acaban los medicamentos. Si vienes el miércoles ya no encuentras nada”, cuenta.

Ruíz recuerda los tiempos en que esa farmacia era propiedad privada. “En la fachada tenían una Virgen de la Caridad que el Gobierno mandó a tumbar cuando intervinieron la botica. Aquí había de todo. Era un poco caro, pero tenías de todo.”

El jubilado lamenta que la población tenga que soportar la falta de medicinas mientras que en las clínicas y farmacias para los turistas no escasean los productos.

“Mi nieto necesitaba hace unos meses un bálsamo Schostacovsky (un antiséptico con propiedades cicatrizantes). No oculta su indignación cuando cuenta su experiencia personal: “En las farmacias normales no lo encontramos y tuvimos que pagar casi 20 dólares por el frasco en una farmacia para los turistas que está en Punta Gorda”.

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