El plan de pesca nacional cubano se cumple al 53%; el de la exportación, al 95%
Las autoridades confían en dar algún día a los cubanos 5 kilos anuales de pescado, casi la cuarta parte que la media mundial
Madrid/Cuba aspira a lograr casi 29.000 toneladas de capturas pesqueras cuando acabe el año, pero a cierre de agosto la cosa no marcha adecuadamente. Las autoridades del sector cifran en 15.620 las alcanzadas, el 53% del plan –y menos que el año anterior–, aunque las cuentas salen de otra manera si se separa la producción por destinos.
Al mercado nacional va el 71% de la pesca, el 15% al sector turístico y el 14% restante a la exportación, pero precisamente este último apartado es el que marcha como la seda, con un cumplimiento del 95%, según destacó Armando Posada Lóriga, presidente del Grupo Empresarial de la Pesca este miércoles en Mesa Redonda. Tanto él como sus compañeros televisivos se esforzaron en destacar que tienen como prioridad “garantizar la demanda de la población”. No obstante, admitió: “Sabemos que no es suficiente, que no la cumplimos”, y recitó las habituales causas de fracaso en el resto de sectores económicos, la situación energética y el efecto del bloqueo, así como el “déficit de liquidez externa”.
A ello se debe, enfatizaron los dirigentes de la pesca, el esfuerzo en exportaciones. “Para nuestro Grupo es imprescindible incrementar la exportación en primer lugar, ya que el déficit de ingresos externos es el principal problema de nuestro país, y por otra parte, en la medida que crezcan nuestras exportaciones, podemos contar con más financiamiento para la compra de materias primas y poder ofertar mayor cantidad de productos a la población”, recalcó.
“Para nuestro Grupo es imprescindible incrementar la exportación en primer lugar, ya que el déficit de ingresos externos es el principal problema de nuestro país"
La pretensión es lograr divisas con las que aumentar la flota pesquera, las artes de pesca, el equipo tecnológico y la refrigeración. Todo ello se ha visto paralizado desde 2021, pero prometieron, sin embargo, un futuro mejor, ya que el año pasado pudieron importar artes de pesca por valor de 1,9 millones de dólares y este 2024 se han financiado cinco millones, de los cuales ya se han repartido 3,2 por las empresas de la Isla, con vistas a levantar el vuelo. “Es un programa que no podemos detener”, adujo Ariel Padrón Valdés, director de negocios del Grupo.
Los planes comprenden también la producción en aguas interiores. El directivo contó que en presas y micropresas cubanas se pueden sembrar casi 400 millones de alevines de ciprínidos –la tilapia y la claria, principalmente– “una cifra grande”, destacó, aunque no sea precisamente el pescado favorito de la población.
Con todo, las esperanzas de los directivos suenan deprimentes. “Si hacemos un balance de lo que sería llegar al máximo de siembra de todas las presas y micropresas y lograr las capturas que tenemos en la plataforma marina, estamos hablando de que se podría entregar, aproximadamente, 5 kilos para consumo per cápita por habitante al año”, subrayaron. El consumo mundial de pescado está en un promedio de 18 kilos por persona al año, y si se mira a los líderes gana Portugal, con 56,8 kilos, seguido de Noruega, Japón y España (45,6), nueve veces más que Cuba en su mejor escenario posible.
Los invitados de la Mesa Redonda repasaron todos los planes que están por hacer, incluyendo ampliar el suelo destinado a los estanques de tierra –que de las 1.250 hectáreas disponibles se están desperdiciando 500–, las mejoras y construcciones de barcos –de 43 embarcaciones planificadas se ha logrado poner en funcionamiento 18– o el de adquisición de equipos tecnológicos, habida cuenta de que más del 50% no funcionan por obsolescencia, falta de repuestos y falta de mantenimiento.
“A pesar de que el plan de producción industrial se incumple, dado fundamentalmente por la falta de combustible para las capturas, se crece respecto al año anterior en 730,3 toneladas”
Hubo espacio también para hablar del “cambio de matriz energética”, dejando claro que también se espera que la fotovoltaica salve la moribunda industria pesquera, lastrada como todo por la escasez de combustible, que afecta incluso a las langosteras, uno de los productos estrella de los mares cubanos. “A pesar de que el plan de producción industrial se incumple, dado fundamentalmente por la falta de combustible para las capturas, se crece respecto al año anterior en 730,3 toneladas”, expuso Laura Izquierdo García, directora técnica del Grupo.
A pesar de que los funcionarios se mostraron satisfechos con la estabilidad de la plantilla, que integra a 18.750 trabajadores, los recursos humanos flaquean como en casi todo el sector estatal. “Ha existido una ligera fluctuación en el personal en los dos últimos años, a partir de la inestabilidad productiva como consecuencia del déficit de combustible, la migración hacia el sector no estatal y la salida del país”, dijo el vicepresidente, Jorge Arias Bringuez, que admitió los bajos salarios e improvisó un cuento de la lechera.
“El ingreso medio es de 8.111 pesos, sabemos que es insuficiente, pero puede llegar a ser superior en la medida que las empresas aprovechen todas las facultades que se le han otorgado actualmente, se logre mayor encadenamiento productivo con las formas de gestión no estatal para adquirir materia prima para la industria, exista una estabilidad en el suministro de combustible que garantice el esfuerzo pesquero planificado, y se logre incrementar las exportaciones, a partir de su diversificación”, espetó.
“El ingreso medio es de 8.111 pesos, sabemos que es insuficiente, pero puede llegar a ser superior"
También se dedicó un buen espacio de tiempo a comentar las “indisciplinas e ilegalidades”, tanto en el sector estatal como en los privados, así como la actividad de los pescadores furtivos. A todos ellos se les acusó no solo de violar las normas, sino de provocar daños “ambientales y morales”.
Los directivos también remarcaron su intención de aumentar los “encadenamientos con las formas de gestión no estatal”. El pasado marzo, el Gobierno liberalizó parcialmente la pesca privada, permitiendo a los trabajadores acordar ventas sin contratos con el Estado. Sin embargo, dejó fuera de la ecuación los productos más rentables: la langosta y el camarón rosado.