Las Playas del Este se llenan de bañistas y de policías

La Habana/A pesar del cielo nublado de este sábado, los habaneros acudieron en masa a refrescarse en las Playas del Este, un litoral que estuvo por meses cerrado a los bañistas. Pero darse el ansiado chapuzón pasaba por hacer una larga cola para subir a los ómnibus que viajan hacia esa zona de la capital cubana o estar dispuesto a pagar los altos precios de los taxis privados.

Cientos de personas aguardaban desde temprano en la fila de la ruta 400 que parte desde las cercanías de la Estación Central de Ferrocarril y llega hasta el poblado de Guanabo, una de las playas más visitadas. Los que no querían esperar demasiado y, además, deseaban viajar más cómodamente, entonces tenían que desembolsar 100 pesos cubanos por un puesto en un almendrón particular.

Aunque en la playa era evidente un amplio operativo policial, no se cumplía especialmente el uso de la mascarilla fuera del mar. Pero los uniformados sí parecían muy estrictos con los grupos de jóvenes, especialmente de raza negra, a los que pedían sus documentos de identidad, revisaban sus bolsos y advertían con duras palabras sobre la conducta a mantener en la playa.

Las ofertas gastronómicas también dejaban mucho que desear, aunque desde la apertura de las playas al público el pasado 29 de septiembre varios negocios privados han vuelto a habilitar el servicio a la mesa. La limitada oferta de platos y los precios por las nubes espantaron a muchos bañistas. Otros, conocedores de la situación, llevaron merienda de casa, un pomo de agua congelada y hasta la música en sus altavoces inalámbricos.

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