La Policía cubana señala el aumento de la participación de menores en "diversos hechos delictivos"

Este verano el Ministerio del Interior tiene un nuevo objetivo: los adolescentes. No es para menos, según la teniente coronel Marilín Cuéllar, pues los menores tienden a cometer “indisciplinas sociales, y consumir cigarros y bebidas alcohólicas” en los meses de más calor. Su ejemplo: el concierto del reguetonero Oniel Bebeshito en Cienfuegos, “donde varios fueron detectados subiendo las tapias del Tropisur, en franca indisciplina”.

Además, dedicó una mención especial a los niños entre 12 y 15 años, que escapan de sus casas cada vez con más frecuencia “porque reciben maltrato o presentan otras insatisfacciones”. La mayor parte de los casos son menores que no viven con sus padres. Dio la “alarma” a las familias y pidió que denunciaran la huida lo más pronto posible, “para que la búsqueda sea más efectiva”. 

En una entrevista con el diario 5 de Septiembre, Cuéllar –jefa del Órgano de Menores de la Policía cienfueguera– manifestó su preocupación por la participación de los menores en “diversos hechos delictivos”, algunas veces como víctimas, pero no pocas como autores. Se trata de “prácticas nocivas” que van en aumento, y que son responsabilidad de las familias por la falta de control sobre niños y adolescentes, subrayó. 

La mayor parte de los casos son menores que no viven con sus padres

Según Cuéllar, las playas, ríos y piscinas son los lugares donde más ocurren este tipo de sucesos, sobre todo “por encontrarse los menores solos” o “sin un control efectivo”. A menudo, incluso en presencia de las familias, se dan “incidencias con la ingestión de bebidas alcohólicas, situación por la que en esta etapa varios han sido llevados al Cuerpo de Guardia del Hospital Pediátrico, aunque ninguno con consecuencias graves para la vida”, informó. 

También es frecuente que los menores anden solos en discotecas y otros lugares recreativos, “hasta altas horas de la noche y en la madrugada”. Se han dado varios casos, dijo –sin dar números–, en los que los adolescentes han sido “víctimas de diversos hechos delictivos”. 

Los menores de Cienfuegos manejan motos eléctricas, coches de tracción animal y otros vehículos. Suelen organizar partidos de fútbol u otros deportes en plena calle, “entorpeciendo el paso y corriendo el riesgo de ser atropellados”, denunció Cuéllar, sin mencionar la falta de espacios recreativos para los adolescentes y jóvenes de la Isla. 

Las playas, ríos y piscinas son los lugares donde más ocurren este tipo de sucesos, sobre todo por encontrarse los menores solos

Exigió a las familias más control, porque la situación está pasando a niveles más complejos. Por ejemplo, la Policía ha detectado a niños “dedicados a vender diferentes productos, sobre todo frutas de temporada como mangos, aguacates y mamoncillos”. “No podemos ver eso como algo normal. En la mayoría, es una actividad incitada por los propios familiares adultos, o cuando menos, permitida por estos. Se trata de una indisciplina grave, detectada con mayor incidencia en los consejos populares de Caonao, Tulipán y Junco Sur”, enumeró.

El verano ha sido amargo para los cubanos, no solo por los apagones, la falta de opciones y la pobreza, sino por el aumento de la delincuencia y el pésimo estado de las zonas recreativas. Según Periódico 26 –el órgano del Partido Comunista en Las Tunas– el “modo verano” que decretó el Gobierno ha quedado en una serie de “huellas negativas”: la “masividad” de veraneantes en el litoral norte tunero, la suciedad y las “dificultades económicas”. 

No pocos cubanos “usan el mar como vertedero” y arrojan “latas, jabas plásticas y basura”. La situación es alarmante en la zona de El Socucho, a la cual acuden numerosos bañistas porque es de los pocos lugares –junto a La Herradura, Covarrubias, La Llanita y La Boca– donde hay puestos de venta de comida. Es la “época de mipymes”, ironiza el diario. 

El verano ha sido amargo para los cubanos, no solo por los apagones, la falta de opciones y la pobreza, sino por el aumento de la delincuencia

La suciedad es patente también en las playas de La Habana, donde acaban de hacer, según la prensa oficial, “una limpieza para recordar”. El estado de una playa cubana es el de “un paisaje después de la batalla”, admite, queriendo ser jocoso, Tribuna de La Habana. Haciendo gala de una “actitud civilizada” –que en realidad “motivó” una ayuda financiera del Sistema de Naciones Unidas–, un grupo de jóvenes y niños limpió varias zonas playeras de Guanabo. Además, prometen la instalación de 100 cestos donados por varias organizaciones al gobierno de la capital. 

La limpieza –que de momento, no se realizará de forma sistemática– se concentró en la rotonda de ese municipio, bajo una premisa que rebasa lo ingenuo: “Desde la psicología social, una playa que esté limpia es más probable que no vuelva a ser ensuciada”.