Los pintores Portocarrero, Ponce o Fabelo, entre los más plagiados en Cuba
(EFE).- Los pintores cubanos René Portocarrero, Amelia Peláez y Roberto Fabelo, figuran entre los artistas de la plástica más plagiados por los falsificadores involucrados en el lucrativo negocio de obras de arte en la isla, según revela hoy el periódico oficial "Juventud Rebelde".
Según la directora del Registro Nacional de Bienes Culturales (RNBC) de la isla, Maricela de las Nieves Ramos Díaz, los autores fallecidos más falsificados son Servando Cabrera, Amelia Peláez, René Portocarrero, José María Mijares, Fidelio Ponce, Sandú Darié, Loló Soldevilla, Mario Carreño y Cundo Bermúdez.
Los artistas vivos Roberto Fabelo, Cosme Proenza, Ernesto Rancaño, Alexis Leiva "Kcho", Pedro Pablo Oliva y Flora Fong, clasifican por su parte entre los más reproducidos por los falsificadores.
En declaraciones a ese diario oficial, la experta detalló que las falsificaciones de obras de artistas fallecidos son "más difíciles" de realizar, mientras que las de autores vivos son "más fáciles" de falsificar, porque los materiales que se emplean son contemporáneos y están en el mercado.
Opinó que el asunto no se restringe únicamente a las obras, también son falsificados los certificados de autenticidad, que son como el "pedigrí de las obras", lo cual, dijo que es un delito que se comete de forma "individual o colectiva".
Sostuvo que el motivo principal del negocio de obras de arte lo constituye la existencia de "un mercado", que tiene como figura principal a "los coleccionistas".
"Estos acceden al mercado siguiendo pautas que, entre otras, van desde la vanidad, pasan por las tendencias de la moda y estimulan la oferta y la demanda", indicó Ramos Díaz.
Entre las técnicas de falsificación más comunes mencionó el uso de telas y pinturas antiguas, o de métodos de envejecimiento como el calor de un secador de pelo o bolsas de té
Asimismo explicó que se considera que una obra de arte es falsa, cuando se tiene la intención de venderla como "auténtica de un autor y es de otro, con plena conciencia de ello".
Entre las técnicas de falsificación más comunes mencionó el uso de telas y pinturas antiguas, o de métodos de envejecimiento como el calor de un secador de pelo o bolsas de té.
La especialista señaló que en Cuba estos delitos contra el patrimonio cultural vinculados a la trasmisión, tenencia ilegal de bienes y falsificación de obras de arte se penalizan con uno a tres años de cárcel o multas que oscilan de 300 a 1.000 pesos, para quien falsifique o trafique una obra de arte, en perjuicio de su creador o del patrimonio cultural.
En ese sentido añadió que si como consecuencia de los hechos se causa un "grave perjuicio", la sanción es de dos a cinco años de prisión, y cuando la obra adquirida ha sido vendida, la sentencia de falsificación deviene evidencia para seguir un proceso por estafa, delito contra la propiedad intelectual o por tentativa de estafa.