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La prensa oficial de Sancti Spíritus sale en busca de culpables por la mala calidad del pan racionado

Los espirituanos entrevistados por 'Escambray' aseguran que hay retrasos en las entregas y el producto no es apto para el consumo

El periódico provincial visitó una panadería estatal y la empresa provincial de la Industria Alimentaria. / Captura/Escambray
14ymedio

14 de febrero 2025 - 17:41

La Habana/“Ceniciento”, “chiquito” y “duro” son los adjetivos con los que la población de Sancti Spíritus describe a la prensa oficial el pan que recibe por la canasta básica. Tras salir a la calle a entrevistar a la gente, el periódico provincial Escambray confirmó lo que hace años es una realidad en toda la Isla: el alimento pocas veces llega a las bodegas y, cuando viene, “no hay quien pueda consumirlo”.

Los espirituanos, poco acostumbrados a que la prensa indague sobre estos temas, se tensan frente a la periodista –micrófono en mano– que les pide que cuenten la situación. A algunos les cuesta hablar pero, una vez emitida la primera crítica, la retahíla de problemas que tiene la producción del pan en la provincia sale sola: “estuvo varios días sin venir”, “es una galleta”, “se pone azul”, “tienen tamaño de peseta” o “si lo dejas de un día para otro se pone cenizo”. Para colmo, “nadie explica nada”, zanja una entrevistada.

En busca de la ansiada explicación, el periódico llegó hasta la panadería Olivos III donde, asegura, no se hacen “oídos sordos” a las quejas de los ciudadanos. No obstante, y sin hacer una crítica directa, los directivos del local alegan que no todo está en sus manos. En febrero “la venta del pan se ha visto un tanto limitada por el ingreso de materias primas a los almacenes nuestros. Sobre todo los primeros días del mes (...) pero ya está llegando harina a los almacenes y se está produciendo el pan de 60 gramos”, explicó Héctor Borges, el administrador.

Los apagones son otro Goliat con el que la empresa apenas puede lidiar. Por el momento, en Olivos III la alternativa es “mudarse a otras panaderías priorizadas con el tema de la corriente o que tienen grupo electrógeno”.

Los directivos del local aseguran que el alimento nunca llega en mal estado a los consumidores

No obstante, los directivos del local aseguran que el alimento nunca llega en mal estado a los consumidores. “Si se te cae de pronto [la corriente], ya no tiene la masa la misma calidad. Se pone ácida”, y así no se le entrega a las bodegas. Se distribuye lo que haya y al cliente que no pudo comprar, al día siguiente se le da pan doble, sostiene un trabajador.

Incluso con esa precaución, la Olivos III no puede garantizar la buena calidad del pan. “Se ve afectada en alguna medida por la calidad de las harinas. No todas las harinas son iguales”, lamenta Borges. “Los equipos con los que cuentan la entidad no son nuevos, son equipos que se rompen, que tienen resistencias viejas, que se reparan, que tienen escapes de vapor, y todo eso atenta contra la humedad, contra el peso, contra el tamaño contra el color” del pan, añade.

A esto se suma, agrega Escambray, la falta de “capital humano” y de los “ingredientes necesarios”.

La empresa provincial de la Industria Alimentaria ofrece al periódico, no satisfecho con la respuesta de Olivos III, justificaciones similares: escasez y mala calidad de las materias primas, apagones que “matan” la flora de la masa y equipos destartalados. Aunque asegura que prevé adquirir “tecnología con energía renovable, que es muy difícil para este sistema de panadería de cocción porque lleva mucha energía”.

Sobre los “extensores” –agregados de yuca, plátano y otros materiales para hacer crecer la masa–, que según Escambray “habían venido a aliviar” la elaboración, no se están usando porque la harina no tiene calidad, dijo el directivo de la empresa.

Contrario a la afirmación del directivo, la situación del pan en Sancti Spíritus ha empeorado en el último año

A la pregunta del periódico de si es “una quimera” esperar que la baja calidad del pan deje de ser un tema frecuente en la opinión pública espirituana, el directivo responde que no. Pero su argumento es el usual voluntarismo oficial: “Lo que tenemos es que ir a hacer más de lo que nos toca, trabajar más, exigir más, velar más, y cada día quitarle un pedacito al problema”. 

Contrario a la afirmación del directivo, la situación del pan en Sancti Spíritus ha empeorado en el último año. No solo el producto que llega a las bodegas sigue sufriendo la disminución del gramaje que el Estado prometió que sería temporal, sino que ni siquiera los privados han logrado dar con la harina suficiente para satisfacer la demanda.

Un reportaje publicado días atrás por 14ymedio da cuenta de los problemas que incluso las mipymes tienen para adquirir la harina. Algunos incluso se han visto obligados a racionar la cantidad de panes y dulces que venden por cada cliente. 

El saco de 25 kilogramos de harina de trigo, importado fundamentalmente desde Turquía, cuesta en el mercado informal de la provincia entre 9.000 y 10.000 pesos, pero los comerciantes advierten de que solo venden “por cantidades”. Los pequeños locales no pueden mantener el pulso y prefieren no comprar unos volúmenes de un producto que no saben si podrán terminar convirtiendo en un pan crujiente y sabroso.

Con la harina desaparecida del panorama, los espirituanos que adquirían panes por 200 pesos en los negocios privados han vuelto a resignarse a comprar el intermitente producto de la bodega, a 75 centavos la unidad.

Esa es otra realidad con la que se ha topado Escambray en su encuesta panadera: “Uno coge el pan porque tiene que cogerlo”.

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