Preocupación entre los pacientes con VIH por los nuevos recortes

La atención pasa de los centros especializados a los consultorios de familia

Los afectados temen una mayor pérdida de intimidad

Campaña para la prevención del VIH/Sida en Cuba
Campaña para la prevención del VIH/Sida en Cuba
Yosmany Mayeta Labrada

03 de febrero 2015 - 07:05

Santiago de Cuba/La preocupación se ha extendido en las últimas semanas entre los pacientes con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en la provincia de Santiago de Cuba. A partir de una nueva orientación del Ministerio de Salud Pública, la atención de personas seropositivas ya no se realizará en una consulta especializada, sino que pasará a los correspondientes consultorios de familia, dispuestos en cada barrio.

La medida ha sido recibida con alarma por quienes aseguran que traerá aparejada una disminución de la calidad de la atención médica y temen la pérdida de intimidad sobre la situación del paciente. En un entorno donde aún priman los prejuicios y los temores contra los enfermos de VIH, la atención médica en el área en que residen podría ocasionar el rechazo de vecinos y familiares.

Varios galenos que laboran en los consultorios del médico de la familia han reconocido, por otra parte, no estar preparados para ocuparse de las personas con VIH durante las reuniones realizadas para implementar el nuevo sistema de atención. Hasta la fecha, el seguimiento y atención de estos pacientes se hacía en consultas centralizadas, que eran llevadas por un médico clínico y una enfermera especializados en el tratamiento de este virus.

Sin embargo, las constantes salidas de personal médico hacia misiones internacionalistas, junto a una evidente disminución en los recursos con que cuenta el sector, hacen imposible mantener las consultas especializadas. Un duro revés, que se suma al reciente recorte en la dieta alimentaria que recibían las personas seropositivas.

Las constantes salidas de personal hacia misiones internacionalistas, junto a una evidente disminución en los recursos, hacen imposible mantener las consultas especializadas

Con anterioridad a esta orientación, muchos pacientes se quejaban ya de la violación del código de ética por parte de los galenos y del personal de salud pública, quienes le revelaban su patología a otras personas. Ahora, los temores sobre posibles indiscreciones crecen, ante el carácter más local y de barrio de la consulta. El problema podría agudizarse en los próximos meses.

Otto Reyes es uno de tantos pacientes con VIH que denuncia haber sido víctima de una indiscreción por parte de la enfermera que lo trataba, quien reveló su condición serológica a una vecina cercana. Una experiencia similar vivieron Damaris Rivaflecha y Dulce María Benítez, que quedaron sumamente disgustadas por cómo se ventiló públicamente la información sobre su enfermedad y a raíz de tales imprudencias decidieron no volver a las consultas.

La situación se vuelve más dramática entre los pacientes muy jóvenes. Con 18 años de edad, un joven que prefiere el anonimato, asegura temer que las personas de su localidad se enteren de su enfermedad cuando tenga que comenzar a asistir para el tratamiento al consultorio de la familia más cercano. Para él, "será como si empezara de cero" y asegura que se sentirá como "si nuevamente me dieran el diagnóstico, las personas me mirarán mal y a lo que más le temo es al rechazo".

Lester Acosta, que también vive con la enfermedad, asegura a este diario haber sufrido discriminación por ser portador del VIH incluso dentro de su familia. Él, que ha vivido en carne propia la falta de ética de parte del personal sanitario, se pregunta ahora qué va a pasar al suprimirse la atención en las consultas especializadas. "¿Qué va a ser de las personas que no quieren que se sepa públicamente su padecimiento?", lamenta.

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