Preocupación en la Sherritt por los daños a las minas cubanas de níquel por el huracán Oscar
La compañía canadiense tuvo que reducir sus actividades un 50% por culpa de los apagones
La Habana/A su paso por la llamada Costa del Níquel –una franja que se extiende entre los municipios holguineros de Moa y Punta Gorda–, el huracán Oscar provocó daños en la infraestructura del gigante minero que opera en la zona: Sherritt International. Las instalaciones ya habían sufrido una grave estocada durante el apagón total del 18 de octubre. Ante la situación, la empresa canadiense ha tenido que dar explicaciones a sus accionistas.
El epicentro de daños está en los yacimientos de níquel y cobalto de Moa –la capital minera del país–, y en particular en la mina Pedro Soto Alba, que Sherritt explota. “Son tan serios los estragos que la compañía ha decidido dar una explicación de los acontecimientos para que sus accionistas, a quienes tiene que entregar un reporte trimestral el 30 de octubre, se vayan preparando”, explica a 14ymedio el empresario William Pitt, heredero de varias de las minas cubanas expropiadas por Fidel Castro a su familia en 1960.
Sherritt ya pasaba por un mal momento en Cuba. La crisis energética, la estampida de personal –que ha llevado incluso a contratar estudiantes– y los impagos del régimen cubano han hecho de la Isla una oveja negra entre las sucursales internacionales de la compañía.
La empresa aseguró que no podía saber "cómo ni cuándo se podrá operar con total capacidad"
La empresa admitió su indefensión ante los “muchos riesgos” que supone su dependencia del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), y aseguró que no podía saber “cómo ni cuándo se podrá operar con total capacidad”, o en qué momento llegarán los apagones. Alegaron no contar con transportes adecuados ni combustible. Pitt también prevé una consecuencia medioambiental del ciclón, basándose en el reporte de Sherritt: los derrames tóxicos, “que son de esperar porque muchos de los estanques de desechos están rebosantes tras las lluvias”.
De hecho, este viernes Cubadebate advirtió de que las "intensas lluvias" que habían afectado Moa han provocado inundaciones y el desbordamiento del río Cabañas, a punto de "sobrepasar el puente de acceso a la fábrica Pedro Soto". En ese misma nota se dio la orden de evacuar a la población de la zona.
Según Pitt, Sherritt ha intentado minimizar la gravedad de la situación. Informó de que tras el paso de Oscar la recuperación minera avanza de forma “favorable” y que no prevé ningún “impacto” significativo en sus “expectativas para 2024”. Sin embargo, la realidad es clara, subraya el empresario. Incluso en circunstancias “normales”, Sherritt tuvo que reducir sus actividades un 50% por culpa de los apagones.
“La mina tuvo que funcionar con su propia generación eléctrica y al mismo tiempo proveer electricidad a la planta regional para que se pudiera conectar al SEN”, asegura Pitt. “La mina no podrá superar las deficiencias hasta que el SEN se recupere completamente, incluyendo la termoeléctrica de Felton”. Y aunque se recupere, añade el empresario, la estabilidad energética seguirá siendo una asignatura pendiente del Gobierno y su Ministerio de Energía y Minas.
Sherritt sigue atemorizada por la Ley Helms-Burton, insiste Pitt, y el reciente caso de las navieras que se libraron de pagar millones de dólares por utilizar puertos confiscados por Castro no ha disminuido el miedo. En su reporte a los accionistas, la compañía indicó que ya ha perdido dinero al tener que pagar a sus directivos y empleados indemnizaciones por no poder hacer escalas en territorio estadounidense.
“Entre los pagos anuales como pérdida del derecho de tránsito para ellos y sus familiares, Sherritt entregó a su director ejecutivo, Leon Bindell, unos 50.000 dólares canadienses (más de 36.000 dólares estadounidenses). Lo mismo tuvo que hacer con cuatro de sus directores: a Yasmin Gabriel, 27.000; a Greg Honing, 27.000; a Elvis Saruk, 98.000; y a Ward Selers, 95.700”, enumera Pitt.
Un último problema que enfrenta la compañía es el probable fracaso del llamado “canje del cobalto”, el trato mediante el cual el Gobierno cubano accedió a saldar sus millonarias deudas con Sherritt. “Los precios del cobalto en el mercado mundial han caído”, afirma el empresario, que da detalles sobre el fiasco de otros negocios eléctricos de la compañía canadiense en el país, y que el régimen tampoco puede sostener.
"El plan de Cuba es seguir aumentando la deuda a través del canje del cobalto"
Cuba debe pagar a Sherritt “con prioridad” por los servicios de generación eléctrica que provee a las zonas turísticas de Varadero, Mayabeque y parte de La Habana. A cargo de esa generación están las plantas de Boca de Jaruco, Puerto Escondido y Varadero, que producen energía a través de combustible y gas proporcionado por los pozos petroleros de la zona.
La alianza de Sherritt con la estatal Energás produce, asegura Pitt, un 10% de la generación eléctrica en Cuba, además del gas de las balitas de cocina. La electricidad que se produce allí debe pagarse puntualmente: “El plan de Cuba es seguir aumentando la deuda a través del ‘canje del cobalto’”. Es, a la luz de los datos aportados por Pitt, el cuento de nunca acabar.
El empresario afirma que cuando el contenido del reporte se publique habrá mayor claridad sobre las finanzas de Sherritt y cómo planea enfrentar la crisis en Cuba, pero aún así la opacidad es grande: el régimen es hermético a la hora de ofrecer datos sobre el 50% del trato.
La australiana Antilles Gold, otra compañía con intereses en riesgo en Cuba, “no ha mejorado en varios meses” su situación financiera a nivel internacional y tampoco ha habido buenas noticias de la mina La Demajagua, en Isla de la Juventud, o de los yacimientos de La Sabana y El Pilar, en Ciego de Ávila. “Nadie piensa ya en explorar la mina Cristina, en el sur de Bayamo”, dice Pitt, por la caída de las acciones de Antilles Gold. “Están en el nivel de valor más bajo de su historia, a 0,0035 dólares australianos (0,0023 dólares estadounidenses)”, informa.
Había una luz al final del túnel para el sector minero cubano: Corea del Sur, interesado en la posibilidad de extraer cobalto. El mineral –que el país asiático utiliza en la fabricación de equipos electrónicos– destrabó los cerrojos diplomáticos entre La Habana y Seúl, pero de ahí no ha pasado, por el momento. “Ninguna compañía coreana ha dado señales de interés, la iniciativa no ha avanzado y nadie sabe si ha habido algún proceso para iniciar las investigaciones”, zanja Pitt.